Prólogo

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No lograba comprender este sentimiento embriagante que recorría todo su ser al contemplarlo de pie en centro del campo mientras rechazaba sus ataques. Lanzó una docena de kunais hacia la persona que estaba enfrente a un par de metros de distancia. Sin esperar su reacción prosiguió a moverse por todo el área lanzando múltiples armas desde diferentes ángulos, con la finalidad de encontrar una apertura y con eso uno de sus ataques diera en el blanco. Sin embargo, él las esquivaba sin dudarlo y aplicaba algunas de sus técnicas para bloquearlas.

Observó su vaivén elegante y de forma simultánea una columna de energía siendo expulsada para posteriormente ser convertida en un círculo que ocultaba sus debilidades y su secreto punto débil del que era bastante consciente y lograba alcanzarlo en sus combates. Saltó al aire mientras desplegaba un pergamino, al mismo tiempo una columna de humo se formó dando lugar a un sinfín de armas dirigidas hacia él y todo el campo de entrenamiento. Aterrizó entre algunos árboles, a unos pocos metros del sitio intentando recuperar la compostura. La kunoichi contempló hacia el sitio donde había dirigido su ataque con la esperanza de haber dado en el blanco, aunque a este punto una voz en mi cabeza me dejaba en claro que el resultado era el mismo que siempre.

El frio metal acarició su garganta y el aire siendo exhalado de entre sus labios y acariciando su oreja, estremeció cada partícula de su cuerpo. Como siempre, ninguna de sus armas había dado en el blanco y en un solo descuido la situación había dado una gran vuelta, siendo ella la acorralada. Respiró profundamente e intentó mantener la calma, pasar desapercibida los fuertes latidos cardiacos resultantes de su cercanía.

―Estas distraída, Tenten. ― Su voz tenue hizo temblar sus rodillas al resonar tan cerca de ella y la voz profunda acariciar todo su ser.

Aquel sentimiento que no terminaba de comprender se situó más persistente que nunca, imposibilitando su raciocinio que era relevante en este punto y que se estaba viendo afectado. Esa vulnerabilidad era inaceptable para una kunoichi y más una que se encontraba en un combate ferviente. Una risa nerviosa se escapó entre sus labios, intentando restar importancia a la situación y convencerse de que todo esto era solo un mal día y no tenía que ver por como él la hacía sentir.

―Lo siento, pensaba en algunas cosas. ― Su arma descendió de su garganta liberándola.

La kunoichi ante esa apertura giró sobre sus propios pies para por fin encarar a quien había tenido las agallas de utilizar un arma contra una experta en ellas.

―Has estado bien, Neji.

Él la observó durante un breve instante de pie enfrente suyo, intentando descifrar que pasaba con ella. SU nivel de combate era diferente, más sin embargo, jamás le dejaba las cosas tan fáciles para poder acorralarla con una de sus propias armas. Ella siempre solía ser más astuta y en varias ocasiones él se había visto en un aprieto intentando reprimir los ataques de la experta en armas. Aun con la intención vigente, no pudo entender que le sucedía. Cuando esto incluía sentimientos de por medio, él era el menos indicado para ese tipo de asuntos.

Tenten cerró unos segundos los ojos, meditando sobre su desempeño. Cualquiera que la viera pensaría que era su primera vez luchando con un Hyuga. Considerando que tenían más de cinco años como compañeros, eso era demasiado deficiente.

―Mañana continuamos.

La fémina lo contempló, aquellos ojos característicos de su clan que al mismo tiempo lograban ser exóticos y dominantes, su rostro sereno a pesar de haber estado horas entrenando y tenía un mechón de su cabello que acariciaba su rostro.

El genio Hyuga era parte de su equipo desde hace años, en el inicio su potencial y fuerza fueron más que evidente, por lo cual al poco tiempo ella pudo admirar su destreza aunada a su talento nato sobre las habilidades de su clan.

Gazes to the soul [Nejiten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora