Capítulo 12

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CAP. 12

Mientras regresaba a la enfermería Trueno se preguntó a sí mismo como ocuparía ahora el lugar de Collie entre sus filas. Había dejado a Crystal destrozada ante el cadáver de Collie y todos los demás observando cómo la joven sangraba por la herida que tenía entre los ojos. Quizás había ido demasiado lejos pero ¿Qué podía hacer ahora? No se sentía orgulloso de matar y mucho menos si era alguien de su grupo pero no podía permitir que la locura se extendiese entre ellos y la actitud de Collie y las demás chicas era un signo de ello. ¿Cómo puede alguien humillar a otra persona hasta ese extremo? Temía que Val no se recuperase de las heridas psicológicas que aquella agresión le provocaría y eso la convertía en un problema porque si nunca conseguía valerse por sí misma se vería obligado a estar con ella a cada momento. Y eso, a su vez, significaba descuidar sus tareas como líder de los BlueBloods. Quizás entonces Ball viera la oportunidad de reclamar su lugar y entonces se desataría el horror pues quien no estuviera de parte de Ball estaría de su parte y eso llevaría a una ruptura irreconciliable. Sería el fin del grupo y no podía permitirlo así que, por el bien de todos, debía de conseguir que Val se valiese por sí misma y sería él mismo quién se encargaría de ello. Aunque antes la dejaría descansar varios días pues estaba muy magullada y dolorida. Cuando llegó a la enfermería descubrió a Howard ayudando a Emmy a mover a Val sobre el camastro. Puede que Val fuera pequeña pero Emmy no era muy grande tampoco así que tenía problemas para poder girarla y ver las heridas. Al ver a Trueno hizo una mueca extraña con la boca, como si su estado fuera peor de lo que aparentaba.

- ¿Cómo está? – preguntó mientras ayudaba a Howard a moverla con sumo cuidado. Val se retorcía pero no gritaba, simplemente apretaba mientras las lágrimas corrían por su rostro. Parecía aguantar bien el dolor lo dio a Trueno una cierta idea de cómo podía ser Val. Era pequeña pero muy resistente y no le gustaba mostrarse indefensa o débil.

- ¡Debe de dolerle mucho pero no dice nada! Parece que se ha quedado muda.

Nadie dijo nada más mientras Emmy terminaba de curarla. Algunos ungüentos para las contusiones y unas vendas para las heridas fueron los únicos remedios con los que contaba. No tenían fármacos para el dolor así que tendría que soportar el dolor hasta que desapareciese. Le esperaban días complicados por delante y tendría que afrontarlos como mejor pudiera.

Cuando al fin terminó de vendarla la joven india le hizo una señal al alto Howard, que reaccionó rápidamente. Ambos salieron dejando a Trueno y Val a solas. La joven descansaba sobre su costado izquierdo, la zona de su cuerpo menos perjudicada. Creía que estaba sola hasta que notó cómo algo se deslizaba sobre sus piernas. Era Trueno, que la estaba tapando con una gruesa manta. Agradeció enormemente el gesto y se hizo un ovillo dentro de la colcha conforme iba perdiéndose bajo su abrigo. Entró en calor enseguida y no sabía si era por la presencia de Trueno o no pero comenzó a sentirse mejor casi de inmediato. Trueno no dijo nada durante un rato, simplemente se sentó en los pies de la cama y ocultó su rostro entre sus manos. Val, que esperaba algún tipo de interrogatorio por lo ocurrido, levantó levemente la cabeza para ver qué hacía. Al verlo tan afligido sintió un leve pinzamiento en el pecho. ¿Tanto le importaba ella?

- ¡Estoy bien, no te preocupes! – dijo con voz ahogada.

Trueno levantó la cabeza al oírla. Parecía muy cansado, tenía ojeras y sus grandes ojos rasgados y claros no brillaban como siempre. Val sintió cierta pena por él. Imaginaba la carga que tenía que llevar sobre los hombros y se sentía culpable por ser solo un problema.

- Eso no puedo evitarlo – respondió él - ¡Y no sé por qué pero creo que estoy empezando a perder el control!

- Yo no quería traerte problemas – se disculpó ella.

Teoría del sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora