Capítulo 17

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CAP. 17

El señor Fox, o Charles, como su esposa lo llamaba, disfrutaba, si se le podía llamar así, de su primera semana de vacaciones. Su día se basaba en comer y estar en el sofá haciendo zapping. Se había prometido a sí mismo engordar todos los kilos que había perdido en el último mes pues si seguía pronto no se vería en el espejo. No era excesivamente alto pero para su estatura debería pesar unos ochenta kilos y estaba muy por debajo de esa cifra.

- ¡Charles! – lo llamó Georgia desde la cocina, donde estaba preparando pollo asado mientras escuchaba su programa favorito en la radio.

Él se levantó del sofá y acudió a la llamada. Su esposa estaba preparando un tentempié para hacer tiempo mientras el pollo terminaba de hacerse y Austin llegaba con Gwen.

Se había convertido casi en un ritual comer juntos y Gwen ya era una más. James y su esposa disfrutaban del aperitivo cuando Austin y Gwen llegaron. Hacía mucho frío y apenas se les veían los ojos entre tanta ropa.

- Subid y quitaos todas las capas de ropa que lleváis. Pronto estará la comida.

Austin y Gwen obedecieron a Georgia y subieron al dormitorio de Austin a dejar la ropa. Al pasar frente a la puerta del dormitorio de Val Gwen no pudo evitar detenerse y acercarse. Pero antes de entrar miró a Austin, que asintió levemente con la cabeza, como si estuviese permitiéndole su paso.

- ¡es precioso! – dijo al entrar. Georgia se había preocupado de mantenerlo bien limpio.

Algunas personas, cuando tienen la desgracia de pasar por la misma situación, se empeñan en no tocar las cosas de aquel que ya no está. Pero Georgia no. A Gwen le resultó curioso pero no dijo nada. Cada persona afronta su dolor como puede y Georgia lo había hecho así, dejándolo todo impecable, quizás porque tenía la esperanza de que ella volviese. Esperaba sinceramente que fuera así aunque ella estaba algo menos confiada que los demás. Pero nunca lo diría en voz alta. Ya le había dicho a Austin que pensara en la posibilidad de que Val no volviese y eso la hacía sentirse fatal.

- ¡Qué guapa está en esta foto! – dijo Gwen al mirar un portafotos que había en la mesita de noche. En ella, Val estaba acompañada por algunas compañeras de clase y amigos pero destacaba por encima de todos. Su pelo rubio, su blanca sonrisa y sus ojos tan azules, mucho más que los de Austin.

Salió de la habitación después de unos minutos y se dirigió hacia el dormitorio de Austin, donde no había estado nunca. Al entrar descubrió a su novio semidesnudo, deshaciéndose de gran parte de su ropa. No pudo evitar sentirse un poco cohibida al ver el torso de Austin, perfectamente modelado. Era tan guapo que a veces resultaba hasta molesto porque él no pretendía serlo.

- ¿Qué pasa? – preguntó él al verla ensimismada. Parecía estar en otro planeta.

- Nada – dijo ella mientras se deshacía del gorro, la bufanda y demás.

Austin se quedó mirándola mientras ella se quitaba capas y capas de abrigos y jerséis. La calefacción estaba muy alta y hacía calor allí dentro.

- ¿Ya está? – preguntó cuándo ella se quedó solo con una camiseta de manga corta.

- Ya no llevo nada más – dijo ella de forma inocente. Solo cuando se percató de las intenciones de él sonrió. - ¡Ponte algo encima antes de que vengan tus padres y se piensen algo que no es!

- Bueno, no creo que se vayan a asustar a estas alturas – informó el chico.

- ¿Así que traes muchas chicas a casa, no? – dijo ella.

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