Emily coexistía entre dos mundos, la realidad y la fantasía.
La realidad era su pesadilla, viviendo criticada, asumiendo algo que no es, baja autoestima y sobre todo sentimientos no sentidos, falsos.
Sus días eran un dolor de cabeza, sin amigas, sin una familia real, viviendo a pura ignorancia, estas y muchas otras cosas más sofocaban a Emily. Pero todo cambiaba por arte de magia, cuando Emily se acostaba en su cama dejaba que su imaginación fluya, dejando verla un mundo diferente, teniendo muchas amigas, amigos y un pretendiente con sentimientos verdaderos hacia ella.
Todo no dura para siempre, esto la atormentaba en su día a día, conforme Emily crecía fue perdiendo el sueño y con ello su imaginación. Aunque halla luchado contra ella misma para verlos desaparecieron, dejándola sola y ansiosa.
Un día, buscando en internet, Emily consiguió su cura, unas pastillas para dormir eran su salvación de cada noche. Conforme pasaba el tiempo, los problemas de Emily aumentaban y con eso el consumo de estas pastillas. Como creía ella, las pastillas eran su salvación en sus noches pero también se hicieron una adicción de día.
No se sabe en que punto (momento) Emily dejo de ver a sus amigos en sus sueños y empezó a verlos en la realidad. Esto la complico mucho, ella no sabia diferenciar lo real con lo imaginario perjudicando su vida cotidiana y sus sueño.
Las personas empezaron a notar estos bruscos cambios y la alejaban más de lo común e indicaban que ella solo estaba loca. Los maltratos físicos se hicieron notar y esto altero a las personas. Los padres de Emily al notar que ella se hacia hematomas, decidieron llevarla a un psicólogo, este llegó a la conclusión de que Emily no era mas ella.
¿Quién diría que Emily terminaría atada a una cama de hospital gritando incoherencias?...