Salgo de alli corriendo, corro hasta no poder más, no me dirigo a ningún lado, simplemente corro sin destino.
Llego a la puerta del porche de mi casa y lo observo sin poder respirar. Me siento en el porche, no quiero entrar eso sería peor.
Las lágrimas caen por mis mejillas como si fuera una carrera de todas ellas.
-¿Qué haces aquí?- mi hermano aparece por la puerta. Me seco las lágrimas corriendo.
-Nada, no quiero entrar en casa, nada más.
-¿Es por el divircio?- esto último lo dice sin ningún tacto, pensando que no me dolería.
-Sí, Mike sabes que sí.
-Alice, sabías que iba a pasar, tú misma lo decías.
-Ya, pero ahora me importa de verdad.
Mi hermano me mira con la cabeza gacha, al parecer a él también le fastidiaba lo del divorcio, no me lo esperaba.
-No es sólo por eso- digo al fin.
-Ya se lo que te pasa, ¿es ese chico con el que te despediste ayer verdad?
En ese momento se abre la puerta del porche y aparece Eric. Qué oportuno.
-Hablando del rey de roma- susurró mi hermano divertido.
-Sabía que estarías aqui- dice mientras se sienta con nosotros.
Eric obseva a mi hermano y este incómodo se presenta.
-Soy Mike, el hermano de Alice- dice sonriendo.
Eric solo asiente y se forma un silencio incómodo, demasiado.
-Bueno, yo me voy, que me están esperando- dice Mike mientras me guiña un ojo.
Nos quedamos solos. Eric no me quita la mirada de encima.
-Te dije que no tenía ganas- digo cabizbaja.
-Ya- dice seco, con la mandíbula apretada.
-Entonces, ¿qué haces aqui?
-Quiero que me expliques que te pasa conmigo.