NUEVA
Oscuridad. Ese es mi primer recuerdo. No siento mis piernas, mi rostro está hinchado...¿Cuánto tiempo llevo inconsciente? Me encuentro con miradas desconcertadas. Al menos, ellas les conceden el beneficio de la duda. Yo, por otro lado, recuerdo lo que sucedió como si hubiera sido ayer, aunque claro, eso no es cierto. Esto es la consecuencia de algo que nunca debí haber hecho hace siglos.
Un señor me saca de mis recuerdos al entrar en la habitación. Es alto, fornido, apuesto... y joven.
-Vamos, levántense. Hemos llegado. Vístanse rápido y bajen.
-¿Cómo salimos? -dijo una mujer claramente desconcertada.
El hombre lanza un bufido.
-Simplemente jala la tapa, niña tonta.
Hago lo que dice y logro salir; me sorprende ver que al lado de mí se encuentran prendas que, estoy segura, me quedan a la perfección. Mi mirada se desvía en busca del hombre, pero no lo encuentro. Menos mal, me digo para mis adentros, no quería vestirme frente a él.
-Se ha ido, Yadhira.
-¿Cómo sabes mi nombre? -no logro evitar mi tono de sorpresa.
-Al parecer, cada una de nosotras tiene un broche con nuestro nombre en esta horrible bata -y con un dedo abarca toda la prenda que anteriormente también yo vestía.
-Ah, cierto. Hola Dacota.
-Eres la única que parece menos confundida de todas nosotras. No recuerdo, y creo que nadie lo hace, haber tripulado una nave.
-Bueno, pues yo no estoy nada confundida. Sé exactamente por qué estamos aquí.
Me callo al instante. Quizás sea una buena idea mantener aliados en todo esto.
Estamos en una habitación grande. Con grandes máquinas y aparatos que no logro comprender.
El joven que estaba en la habitación anterior trae ahora un identificador con su nombre: Joseph.
Joseph se encuentra junto a varios hombres vestidos pantalones negros y camisas grises con rayas rojas que se les ajustan al cuerpo.
Un hombre delgado habló con una voz sorprendentemente grave.
-Bienvenidas a Shaar-. Me miró directamente a los ojos y sonrió. -Espero disfruten su estancia aquí. Se les asignará una tarea que deberán cumplir siempre, sin quejarse. Este mundo prosperará gracias a ustedes, así que cumplan bien su tarea.
Otro hombre dio unos pasos al frente y se colocó en el centro del círculo que habíamos formado.
-Mi nombre es Robian y me encargaré de ustedes hasta que se familiaricen con todo. Me hablarán con respeto. Si no acatan una de mis órdenes, por más simple y sencilla que ésta sea, serán castigadas. Serán sometidas a varias pruebas y después, como dijo anteriormente Orick, serán asignadas a distintas tareas para el bien de Shaar. Síganme.
Todas lo seguimos son decir pío. Varias murmuraban cosas; nos presentamos en susurros. La comodidad no duró mucho; Robian nos mandó callar.
Subimos una escalera de cristal en forma de espiral. La rocé con la yema de mis dedos. Continué subiendo, y nos encontramos con un pasillo repleto de habitaciones amplias.
-Compartirán habitación la mayoría de ustedes. Escojan a su compañera.
Todas brincaron emocionadas y comenzaron a tomar la mano de sus compañeras. Me sorprendió que Dacota tomó la mía y me sonrió. Le devolví la sonrisa.
-Yadhira, tú no compartirás habitación. Dacota, escoge otra compañera.
-Pero...
-Sin discusiones. -Me lanzó una mira fría.
Robian fue asignando una habitación para cada pareja. En la última habitación, por suerte la más grande, asignó al único trío en el que están Dacota. Antes de ingresar, me lanzó una mira esperanzada y nos despedimos.
-¿En dónde dormiré yo? -pregunto.
-Calla y sígueme.
La habitación es espaciosa y linda, las paredes teñidas de un verde pasto. Los muebles son modernos y color blanco. Encima de ellos se encuentran almohadas multicolores y de distintos tamaños.
Me reconforta ver una habitación a mi estilo. Pero toda esta felicidad se desvanece cuando recuerdo lo que Robian me dijo.
<< Sabes que eres especial, ¿verdad? Te recomiendo que no intentes parecer lo contrario. Por eso mismo te hemos asignado una habitación propia con tu estudio amplio y un librero repleto. Úsalo con sabiduría. -En su rostro se dibujó una sonrisa de lado a lado-. Así como lo hiciste la vez pasada. Gracias a ti, todo esto fue posible. -Se dio la vuelta, pero pareciera que olvidaba algo, así que giró la cabeza y habló-. Ah, y una cosa más. Yadhira, no comentes nada de lo que aún recuerdas, porque ellas no saben nada y sería una lástima que, por mientras, no tengas amigas. >>
En el espejo que tengo frente a mí percibo la piel de mi rostro palidecer. Sus palabras me habían atravesado como una lanza ardiente que después el frío de la culpabilidad enfrío mi cuerpo.
El chirrido de la puerta me despierta de mi ensoñación.
Entra en la habitación un hombre fornido, alto y tez café. Nada apuesto a comparación de Robian. ~Vaya, también tiene un identificador. ¿Qué aquí nadie puede pasar desapercibido?~ Pienso para mis adentros.
-Buenas tardes señorita Yadhira. Mi nombre es Edwin. Seré su escolta esta noche.
-¿Tardes? Okay, gracias.
-Sígame por favor.
-En realidad quería saber si puedo vestirme antes de bajar.
-Ah, claro. -Aplaude dos veces y enseguida entran a la habitación dos chicas, que, me dan la impresión, son igual de jóvenes que yo.
Se presentan de forma amable, aunque claro, todo es una muy buena actuación. Pareciera que ellas sí saben lo que sucedió.
No puedo ocultar mi estupefacción al ver todo el armario repleto de vestidos para mí. Clarissa y Estefanie me visten con un vestido de seda color violeta y me maquillan como si fuera la invitada de honor.
Al terminar, me paro en frente del espejo. Di un salto. Esa no soy yo. No puedo ser yo. Nunca me consideré una chica guapa: tez blanca, cabello castaño ondulado en unas partes y totalmente lacio en otras, alta y muy delgada. Pero ahora que me observo detenidamente, me veo como una chica guapa en lo absoluto.
CENA
Esperaba sentarme junto a Dacota y lo más alejada posible de cualquier hombre, específicamente de Robian. Sin embargo, he corrido con mala suerte. Mi lugar es en un extremo de la mesa rectangular, como si fuera la líder. A mis costados se encuentran Robian y Joseph, y, por si no fuera poco, Orick está enfrente de mí mirándome directamente a mis ojos azules.
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Recuerdos
Science FictionYadhira jamás se imaginó que ser buena en su profesión daría como consecuencia un final horrible para la humanidad. Ahora debe pagar las consecuencias. Deberá evitar el amor ante todo, pero... ¿Estará dispuesta a eso? ¿Será capaz de olvidar su objet...