Capítulo 25

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CAP. 25

- ¿Qué vamos a hacer? – preguntó Val - ¿Cómo vamos a salir de aquí?

- Loreen nos sacará – respondió él – confía un poco en ella.

Val no dijo nada más. Confiaba en la joven pero las posibilidades de salir de allí sin que nadie lo notase eran mínimas y eso significaba que tendrían que defenderse y por consiguiente necesitarían armas. ¿De dónde las iban a sacar?

- ¿Puedo decir algo antes de que nos metan una bala en la cabeza? – preguntó ella entre sollozos.

- Claro – respondió él.

- ¿Tienes miedo? – inquirió ella.

- Solo de que te pase algo – contestó con sinceridad – probablemente sea la primera vez que tengo miedo de algo desde que estoy aquí.

Eso no la tranquilizaba demasiado pero al menos era una respuesta.

- Es un cambio agradable – terminó por decir Trueno.

- ¿Por qué Trueno, ese nombre? – preguntó ella entonces. Le cogió por sorpresa.

- No lo sé... sé que significa algo para mí pero no sé qué. Igual que para ti ese Austin...

- Sí, supongo que sí – dijo ella.

Minutos más tarde un fuerte golpe en el exterior los alertó.

- ¡Prepárate! – dijo él mientras se incorporaban – y no te separes de mí en ningún momento. Si me pasara algo tú corre, eres rápida y lista así que corre y escóndete lo mejor que puedas.

- Vale – susurró ella – ¡lo mismo digo!

- Esto es el final – se limitó a decir él.

- Me alegro de que sea contigo, Josh – dijo Val. Su nombre le sonó raro pero quería, al menos por una vez, llamarle por su nombre real.

La puerta se abrió y un leve rayo de luz iluminó la pequeña estancia. Loreen apareció con dos armas colgadas a su espalda y dos pistolas en su cinturón. Sin decir nada les hizo una señal para que salieran y le entregó un arma a cada uno. Trueno las cargó y le devolvió a Val la suya.

- Apóyala en el hombro y prepárate para el retroceso. Será más fuerte que la pistola.

- De acuerdo – dijo ella mientras empezaban a avanzar por el estrecho pasillo.

A sus pies, diez metros más adelante, encontraron un cuerpo en el suelo con un corte profundo en el cuello que emanaba muchísima sangre. Val tuvo ganas de vomitar pero se contuvo. Tenía que estar alerta y cubrir la derecha de Loreen, que iba de avanzadilla.

- ¡A la izquierda! – susurró ella.

Aparentemente la cosa iba bien pero no esperaban tener tanta suerte. En el mismo momento en que saliesen de allí todas las alarmas saltarían y además tenían que cruzar el umbral de la entrada, custodiada veinticuatro horas al día por un grupo de diez jóvenes armados y bien preparados.

- ¡Vale! Solo haya una entrada y una salida así que tendremos que pasar por el muro de guardias sí o sí – informó Loreen – llevo estudiando este sitio mucho tiempo y no hay otra posibilidad.

- ¿Qué sugieres? – preguntó Val a Trueno. Él tenía más experiencia en estas situaciones.

- Tú a la derecha, yo a la izquierda y Val nos cubre – concluyó el joven.

Teoría del sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora