✧༝┉˚*❋ DE LA OBLIGACION AL AMOR ❋*˚┉༝✧

✧༝┉˚*❋ CAPÍTULO 1: COMIENZO ❋*˚┉༝✧

ALEC POV.

La besé salvajemente mientras me introducía a ella de una sola estocada. Ella gritó mientras rasguñaba mi espalda sin compasión alguna. Finalmente caí rendido al lado de ella, mientras que Renata trataba de recuperar el aliento.

—¡Eres increíble Alec!—sonrió abiertamente.

—Lo sé preciosa—sonreí triunfante.

—Eres un vanidoso—dijo Renata mientras me besaba el pecho.

—Pero eso es una de las cosas que te gusta de mí—sonreí mientras la volvía a besar, me levante y comencé a vestirme.

—Toma—le aventé su vestido

—Vístete—Ella me miró confundida.

—¿Eso es todo?—preguntó.

—Sí... Eso es todo—respondí, Siempre terminábamos así.

—Idiota—se levantó enojada con la sabana para después azotar la puerta del baño.

Reí sarcásticamente, la había visto tantas veces desnuda y ahora se hacía la muy digna vistiéndose en el baño. Ella siempre se enojaba, pero volvía a mis brazos con solo chasquear mis dedos, la tenía comiendo de mi mano y eso me gustaba, la hacía mía cuando quería, la usaba, y ella lo sabía. Pero aun así volvía a mí.

La palabra amor no estaba en mi vocabulario, para mí simplemente no existía. Eso solo era una ilusión, un capricho del que al poco tiempo se aburrían. Vivía feliz así, sin ataduras, sin ese sentimiento que te eleva cuando ves a aquella persona.

—Tú solo me usas—me reclamó Renata cuando salió del baño.

—No te hagas la digna, que no te queda—me reí—Tú siempre vienes a mí aunque yo no te lo pida, tú misma haces que te use. Si eso quieres, eso tienes.

Ella no dijo nada, me miró por unos segundos y luego salió azotando la puerta nuevamente. Renata sabia perfectamente desde el inicio de esta relación, si así se le podía llamar, que eso no iba a ir más allá del placer. Y aun así acepto, pero al parecer sus sentimientos hacia mí habían cambiado con el tiempo que pasábamos juntos y ahora la quería formalizar, claro que yo me negué, pero en lugar de buscar a otro vampiro que le diera lo que ella estaba buscando, siguió conmigo.

Alguien abrió la puerta sin tocar, mientras veía la cama desordenada.

—Otra vez divirtiéndote hermanito—dijo mientras levantaba con asco una sabana.

—Renata, ¿Cierto?

—Si, nunca va a entender que yo solo me entretengo con ella—sonreí mientras terminaba de abotonar mi saco.

La cara de mi hermana no parecía del todo contenta.

—¿Acaso quieres que formalice algo con ella?—pregunté arrugando mi frente.

—¡Lo que quiero es que dejes de hacer esto!—dijo enojada.

—¿Por qué lo haría Jane? No quiero ser un amargado como tú—me burlé. Ella solo me miro con enojo. Pero después se tranquilizó y se acercó a mí.

—No quiero que formalices nada con nadie... Nunca. Tú y yo siempre vamos a estar juntos.Nadie nos va a separar—dijo suavemente al tiempo que pegaba su frente con la mía mientras cerraba sus ojos.

—Tú sabes que no Jane, eres mi hermana—ella abrió sus ojo

—Los maestros nos llaman—su voz volvió a ser la misma dura y fría.

—Claro. Iré en seguida.

—¡Nos quieren ya!—dijo enojada.

—Está bien, está bien. Vamos—dije mientras caminaba hacia la puerta