Capítulo 1.

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Agosto, 2017. Actualidad. 

Ellen.

Mi despertador no dejaba de sonar. Tuve que soltar un suspiro lleno de frustración a la hora de ponerme de pie para apagarla. Los rayos de luz entraban por mi ventana y el aire helado igual. Eran más de las cinco de la mañana, y tenía que preparar mis cosas para irme al aeropuerto antes de las ocho de la mañana. Hoy sería el mejor día de mi vida —eso se supone— Hoy es cuando por fin me iré a la universidad en Santa Mónica, California, junto con mi hermana Helen.

—¡Ellen! —gritó mi madre desde afuera de mi habitación—. Tienes visita.

Me miré al espejo y esforcé una de las tantas sonrisas que pongo. Antes de salir de mi habitación, apagué el despertador y salí, mi madre estaba a punto de abrir la puerta cuando yo salgo, ella soltó un suspiro de alivio al verme y me sonrió.

—La señora Monroe está en la sala con tu padre —mamá hizo una pausa—. Esta triste porque te iras.

La señora Monroe se había convertido como mi segunda madre. Desde que Jess murió el año pasado, casi siempre visito a la señora Monroe. Todavía siento culpa por no recordar lo que ocurrió esa noche. Mis padres llegaron a la conclusión que tengo lagunas mentales, por eso no puedo recordar lo que sucedió esa terrible noche. He ido demasiadas veces con especialistas, pero me han dicho que soy yo misma la que está bloqueando todos aquellos recuerdos. Tal vez por miedo, tal vez porque no lo quiero recordar. El problema es que por más que me esfuerzo, no puedo recordar ni una sola cosa más que cuando estuve con Brandon aquella noche.

Quizás, solo quizás, yo misma vi al asesino de Jess y no soy capaz de recordar quien fue el asesino. El caso se había cerrado cuando perdieron todas las pistas. Teníamos la esperanza de que, Elio, aquel chico que estuvo con ella fuese el responsable o al menos, supiera que paso con Jess, pero nunca dimos con el tal Elio. Es como si hubiera desaparecido de un día para el otro; cuando la policía fue al bar a hacer las investigaciones, pudieron dar con algunos hombres llamados Elio, tres de ellos conocían a Jess, pero ninguno de ellos era aquel tipo.

El caso se cerró y la policía concluyó que quizá fue una venganza ya que el padre de Jess debía mucho dinero a personas que andaban en malos pasos, es solo una estúpida teoría. Teoría que no me trago.

La señora Monroe estaba sentada en los sillones de la sala, estaba hablando con mi padre, pero al verme dejo de hacerlo, ella se puso de pie y camino hacia mí para envolverme entre sus brazos.

—¿Qué haremos sin ti, preciosa? —la señora Monroe susurró.

—Solo serán cuatro años. Regresare antes de cumplir los veintidós, créame.

Ella me miró con cautela. Como lo había dicho anteriormente, la señora Monroe se había convertido como mi segunda madre y yo para ella como su propia hija. Desde que Jess murió, todos hemos cambiado, incluso mi madre dejó de odiarla. A mis padres no les gustaba la relación que tenía con Jess, decían que era un mal ejemplo, y si, ella no era una buena amiga para mí, pero no podíamos estar separadas una de la otra. Éramos como uña y mugre.

—Debería irme, antes de que se te haga más tarde —Amelia me abrazó por última vez—. Prométeme que no te meterás en problemas, Ellen.

Quise poner los ojos en blanco, pero mi padre me asesinaría con la mirada si llegara hacerlo, por lo que asentí y me separé de ella.

—Seré una hija ejemplar, lo prometo.

Dicho eso, subí de regreso a mi habitación para ducharme y luego, dejar atrás todo esto. Desde hace un año que no he sido yo misma, quiero decir, cambie. Gané la beca para estudiar en la universidad que he querido estar desde los once años, cuando Jess murió, pude recuperarme en las materias que iba mal, creo que de alguna manera su muerte hizo que mi vida cambiara totalmente, y de alguna manera me beneficio eso. No digo que me alegro que mi mejor amiga este muerta, si no que pude dependerme de mi misma sin la ayuda de nadie más.

Prohibido Enamorarte. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora