**Maldita sea La La Land y sus canciones que no me dejan dormir ;-; (Escuchen esta, fue mi inspiración)**
-¡Cariño!- una voz sonó desde la cocina- ¡La cena esta lista!
-¡Ya voy!- un pelinegro exclamó desde su estudio.
-¡Papá!- la voz de una pequeña sonó- ¡No puedo encontrar a Presidente Miau!
-Búscalo debajo de tu cama o de la de mamá y papá- dijo el pelinegro acariciando los negros cabellos de su segunda hija.
-No está ahí... ¡debajo del sillón! No he buscado ahí- dijo la pequeña pelinegra de ojos azules.
El pelinegro retomó su camino a la cocina, donde su amado esposo y "madre" de sus hijos estaba moviendo su cadera al ritmo de una canción latina.
-"Eres piel morena, sueño de mi primavera"- cantó el peliblanco sacando unos platos de la alacena- Oh, amor... Llama a los niños-dijo el peliblanco- La niñera dijo que llegaba en unos diez minutos.
-Hacia casi un año que no salíamos nosotros dos solos- dijo el pelinegro abrazando a su pareja por la cintura- Iremos a cenar a un restaurante y luego iremos al club que tanto te causó curiosidad.
El peliblanco soltó una risita y besó la mejilla de su marido, luego se soltó y fue a acomodarse el cabello.
*
Cuando la niñera llegó, ambos adultos salieron de la residencia, no sin antes despedirse de sus pequeños pelinegros, quienes les desearon suerte y les dedicaron una gran sonrisa.
La cena fue en un restaurante del centro de la ciudad, buena y sencilla. La pareja caminó un rato y llegaron al club que el peliblanco había visto desde que había llegado.
La decoración era muy rústica, estaba algo lleno: había varias personas mayores jugando ajedrez, también había jóvenes discutiendo de cosas filosóficas y otras que bebían tranquilamente. Era un lugar armonioso.
Se sentaron en una de las mesas que estaban cerca del pequeño escenario que había, en este había un piano de color negro y otros varios instrumentos.
Un grupo de personas subió al escenario y empezaron a tocar una melodía alegre, el pelinegro y el peliblanco pidieron un cocktail y disfrutaron de la música que había. También pidieron un trozo de pastel de queso cada uno.
-Y hoy tenemos a nuestro invitado especial- dijo un hombre de cabellos rojos-¡Denle una cálida bienvenida a nuestro invitado!
Todos empezaron a aplaudir y un hombre con porte imponente subió al escenario y se sentó frente al piano y comenzó a tocar una melodía contraria a quienes lo antecedieron: esa melodía sonaba angustiada, triste... nostálgica.
El peliblanco arrugó sus cejas y una pequeña lágrima se escapó de sus ojos.
*
-Ninguno de los dos puede más con esto- exclamó Shinya golpeando la mesa con las palmas de sus manos.
-Tienes razón... Shinya, te amo... pero esto no está funcionando- dijo Guren pasando su mano por su cabello.
-Guren... yo también te amo...- dijo el peliblanco y se acercó a su novio para darle un casto beso en los labios- Y te amaré por siempre.
-Entonces... ¿Gracias?- Guren abrazó al peliblanco- Espero que tengas éxito en tu vida, Shinya
-Tú también, Guren... Me diste los mejores momentos de mi vida... Te agradezco por esto hermosos cinco años aguantándome.
-Shinya...- el pelinegro soltó al peliblanco- Yo sé que te irá bien en Inglaterra... Que seas feliz.
-Esto no es un adiós, baka-Guren- Shinya tomó su maleta y fue a la salida- Es un hasta luego, cariño...
**
Sus miradas se encontraron: amatista y zafiro...
Guren continuó con su melodía y recordó los tiempos que compartía con Shinya. Que lástima que las cosas bonitas casi no duren. El ojivioleta vio a su antigua pareja sentada al lado de un hombre pelinegro de ojos ámbar y sonrió con tristeza.
Shinya no pasó por desapercibida aquella mirada, bajó la suya por un momento y volteó a ver a su marido: un reconocido médico inglés llamado Magnus Bane, con el que se había casado seis años antes y juntos habían tenido a dos hermosos niños: William y Cecily.
Cuando el pelinegro terminó su interpretación,Shinya tenía lágrimas recorriendo sus mejillas y su corazón latía a una velocidad alarmante. Magnus notó eso y tomó la mano de Shinya.
-¿Estas bien, cariño? ¿Quieres seguir escuchando o quieres irte a casa?- el de ojos ámbar le preguntó al oji azul. Shinya no respondió hasta que pasaron algunos segundos y negó con su cabeza.
-No... Deberíamos regresar a casa- susurró el peliblanco. Bane asintió y se levantó, el oji azul lo imito y ambos caminaron ala salida del establecimiento.
Guren miró expectante la espalda de Shinya. El oji azul se detuvo un momento y dirigió su mirada a aquel hombre que había y seguía amando. Sus miradas no se apartaron, era como si se dijeran todo lo que sentían con esa mirada. Shinya sonrió y asintió, Guren lo imitó. El peliblanco se dio media vuelta y continuó con su camino, Guren solo bajó la mirada y volvió a colocar sus manos sobre el instrumento.
"Gracias", pensaron ambos con una sonrisa nostálgica.
**
Notas de la autora:
Pues aquí esta lo que en realidad pasó ;-;
Escribí esto en un impulso de dos noches en las cuales debí hacer mi problemario de Geometría Analítica, pero meh -3-
Gracias por pasarse a esta hermosa lectura y nos leemos en el próximo fic :3
P. D. No sé como ni cuando, pero empecé a shippear a Shinya Hiragi y a Magnus Bane (yo sé que entienden la referencia) Necesito ayuda ;-;
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Gracias... Te Amo (GureShin)
FanfictionEllos dos se conocieron cuando eran solo niños. Se dieron cuenta de lo que sentían años después. Eran el uno para el otro y ellos lo sabían. Con circunstancias así, ellos tenían asegurado un final feliz. ¿O no? *** Two-Shot GureShin (he estado algo...