8 | Italia

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Chloe Andersson

Las ganas de gritarte surgen pero me abstengo cuando la voz dentro de mi cabeza me recuerda que es mi jefe y no puedo ser desagradable con él ya que dependo económicamente de este empleo.

Hay veces en las que se comporta tan bipolar que quiero golpear su cabeza con el biberón de Alice, ha de tener algún trastorno de personalidad ya que un segundo estábamos hablando normalmente y al otro se estaba comportando como un imbécil.

Pero mala suerte para él porque soy de esas mujeres a las que el orgullo le gana en la mayoría de los casos.


Todo el camino me la paso con Alice, quien durmió placidamente todo el viaje, en mis brazos, al no tener nada con que entretenerme solo me dedico a mirar por la ventana las nubes que nos rodean.

Cuando niña creía que eran como algodones de azúcar gigantes.

Que tonta era.

— En el avión hay una habitación ¿quieres dejar a Alice allí?

Niego en dirección a Andrew y continúo observando la ventana, wohoo, es tan interesante esta vista.

Que sea detectado mi sarcasmo.

》Lo siento.

— ¿Por qué?

No pienso separar mi mirada de la ventana para verlo, como anteriormente dije mi orgullo es enorme y él lo lastimo al hablarme de esa manera. Aunque también debe estar vinculado el hecho de que me está por venir las reglas y soy muy sensible a los malos tratos.

— Por como te hable.

— No pasa nada. - cuando las mujeres decimos eso queremos decir todo lo contrario, dato.

— Si, si pasa por que estas muy ida.

— No estoy ida, estoy aburrida.

Mira, que hasta te salió una rima.

— Hay un televisor.

Frunzo el ceño ahora en su dirección.

— ¿Y me lo dices ahora?

Bien podría estar viendo alguna serie en vez de mirar la cara de perro que trae, aunque también debí de suponerlo ya que está forrado en billetes este tipo, sería extraño que a su avión privado le falte un televisor.

— Lo siento.

— Deja de disculparte, por favor. - volteo los ojos y el que frunce el ceño ahora es él.

Enciende una pequeña pantalla y comienza a cambiar de canal hasta que llega a fox donde le digo que lo deje.

— ¿Te gusta esto? - parece curioso al detallar el dibujo animado que se enseña.

Los Simpson, no hay edad para verlos.

— Si, ¿a ti no?

— No, es de niños.

—¿Acaso insinuas que me comporto como una niña?

Quizá debas dejar de hablar si no quieres que de una patada te devuelvan a Estados Unidos.

— No, por supuesto que no, solo es que... olvidalo.

Vuelve su vista al libro que tiene en sus manos, no logro ver el titulo pero al parecer es de negocios.

Aburrido.


Me río con una de las escenas, lo que llama la atención de Andrew, quien levanta la mirada del libro hacia la pantalla.

Ayuda Millonaria © ✓ [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora