┐( ̄ヘ ̄)┌

8 0 0
                                    

[24/01/2016]

 Oscuridad, silencio y frío; eso era lo único que podía ver, escuchar y sentir. A decir verdad no sabía si mis ojos estaban cerrados o abiertos. Tampoco podía moverme, ni siquiera respirar. Notaba que me ahogaba poco a poco y no sabía por qué. En cuestión de segundos aquel frío pasó a convertirse en una agradable brisa que golpeaba suavemente mi cara. Yo seguía inmóvil. No tenía ni la menor idea de qué estaba pasando, quizá sólo estaba dormida y estaba siendo víctima de algún sueño fuera de lo común, pero no fue el caso. De pronto pude respirar y abrir los ojos, esto último lo hice de forma tan brusca que la luz del día me cegó. No me encontraba en mi cama, ni en mi casa, más bien estaba echada sobre un suelo cubierto de grava. Me levanté torpemente, tenía un dolor de cabeza insoportable y mi vista se nublaba a medida que separaba mi cuerpo del suelo. Pude percibir que me hallaba encima de una colina, y que a lo lejos podía verse un pueblo cuyas casas se perdían en la distancia. Había algo que me empujaba a bajar de aquella colina y dirigirme al pueblo, pero por otro lado tenía miedo de lo que fuera a pasar, después de todo no sabía cómo había llegado hasta allí y era totalmente vulnerable en esos momentos. Bajé por la parte de atrás, donde el suelo parecía ser un poco más llano y más óptimo para no caerme, aun así no pude evitar tropezar con una rama y rodar hasta abajo. Me hice una buena herida en la mano izquierda, y no se me ocurrió mejor idea que limpiarme la sangre con el vestido que llevaba puesto, fue entonces cuando me di cuenta de que no recordaba haberme puesto ese vestido jamás. No le di importancia a ese detalle y seguí caminando.

Al acercarme a la primera casa noté un dulce olor a pan y galletas. Una de las ventanas estaba abierta, por lo que no dudé en asomarme y ver si había comida, o alguien que pudiera ayudarme. Mi atención se centró en un enorme horno de piedra, había visto muy pocos a lo largo de mi vida. En el resto de la habitación sólo había una mesa de jardín que parecía bastante vieja, sobre ella había un par de platos de porcelana con varias rebanadas de pan. La puerta estaba a mi izquierda, y estaba abierta, por lo que no tuve que esforzarme mucho en buscar una manera de entrar. Tenía dos opciones: robar o esperar, y no elegí ninguna, preferí salir y buscar otra casa que estuviera habitada. 

La segunda casa estaba rodeada de matorrales que incluso tapaban la entrada, la única forma de entrar era apartándolos con fuerza. Había varios columpios deslucidos y un tobogán sucio, con manchas de barro. Subiendo por las escaleras del tobogán había un niño de no más de 8 años el cual parecía divertirse, a pesar de tener toda su ropa demacrada. Al verme alzó la mano para saludarme, como si ya me conociera. 

—¿Qué haces aquí? —preguntó mientras sacudía su camiseta para quitar el polvo.

—Eso me gustaría saber a mí —respondí.

—No te preocupes, es normal que no sepas dónde estás, todos vienen diciendo lo mismo.

Arqueé una ceja y me quedé en silencio, el pequeño hizo exactamente lo mismo que yo y suspiró.

—Todos los extraños vienen a esta casa —hizo una larga pausa para bajar por el tobogán—. Si quieres podría avisar a mi madre.

No sabía si era buena idea fiarme de aquel niño, o de su madre, o de cualquier habitante del pueblo, pero tampoco podía arriesgarme a quedarme desamparada así que asentí con la cabeza. Él sonrió y siguió mirándome. 

—Me gusta tu vestido.

—Gracias, a mí también me gusta —dije, aunque en realidad el vestido era de lo más normal, los vestidos con colores lisos no me atraen.

De repente una mujer alta y rubia salió de la casa, ella llevaba el mismo vestido que yo y se sorprendió bastante al verme.

—John, te he dicho miles de veces que me llames cuando un extraño se presente aquí —dijo, dirigiéndose a su hijo—. Bienvenida, chica.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Mar 11, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

SIGHWhere stories live. Discover now