Parte única.

687 162 29
                                    

Cuando JiHoon dejó a su primita con SeungCheol, no pensó que pasaría nada malo. Es decir, el mayor era como una especie de gran bonachón con un amor impresionante por los niños (que él no tenía). Así que cuando su tía le pidió que cuidara a su hija, entonces él inmediatamente pensó en su hyung.

SeungCheol no lo juzgó por su rápida manera de dejar a su prima, que no era una niña, en el departamento de al lado. Pero de cualquier forma le informó que estaba haciendo un proyecto y necesitaba toda su concentración para terminarlo.

Cuando al fin terminó lo que tenía que hacer, pidió pollo frito y se pasó al departamento de al lado. No se esperaba que su vecino estuviera cantando a todo pulmón una canción junto a la niña, por lo que rió y hasta filmó el momento, dispuesto a pasárselo a JeongHan tan pronto como pudiera. 

Pero él no sabía que, el hecho de que SeungCheol hubiera conocido descendientes, cambiaría drásticamente su vida. 

Dado que el rosado de su cabello ya se estaba yendo y quería aprovechar que se lo había desteñido, decidió pintarlo de violeta por unos días, hasta que consiguiera dinero para ir a devolverlo a su negro natural. La gente estaba acostumbrada a ver a JiHoon con tonos raros en su cabello, por lo que nadie se se sorprendió. 

Sin embargo, cuando SeungCheol lo vio, sus ojos se abrieron enormemente. 

No era un secreto para nadie que a JiHoon le gustaba SeungCheol y que SeungCheol se moría por JiHoon, pero ambos eran bastante tímidos como para declararse, así que ver al mayor con un traje azul le hizo creer que aquel sujeto no podía lucir más como una especie de príncipe encantado porque solo necesitaría una maldita carroza. Y por suerte, nunca había visto ninguna en Corea. Disimuló sus pensamientos saludándolo de mala gana. 

— ¡Mal! 

— ¿Qué?

El rostro de SeungCheol se tiñó rápido de un rojo muy vivo y se metió pronto a su departamento, JiHoon, muy confundido, siguió con su camino. 


No es que SeungCheol estuviera demente, solo que ver a JiHoon con el cabello lila le había causado mucha impresión. Aunque no era de un púrpura oscuro como el mítico personaje que protagonizaba la película con la que se había obsesionado, ya era bastante parecido y como SeungCheol no pensaba mucho las cosas, decidió que aquello era alguna clase de señal del destino. 

Pero cuando pudo juntar coreaje para golpear la puerta de su vecino, las cosas ya habían cambiado bastante. Se tomó mucho tiempo, en realidad, porque no había podido hacer galletas decentes más que para sentirse valiente. Cuando JiHoon abrió la puerta, su cabello había pasado de lila a un drástico negro que también lo dejó shockeado. 

 — ¿Estás buscando azúcar o algo así?— SeungCheol entendió que era una broma incluso si lo decía seriamente, por lo que sonrió.

— En realidad hice galletas y quería compartirlas contigo. 

 — Lo sé, sentí el olor a quemado como mil veces. 

JiHoon se rió entre dientes mientras se hacía a un lado para dejarlo pasar. Aunque SeungCheol no contaba con la presencia de la pequeña niña, viendo exactamente la misma película que habían visto juntos.

  — Es bastante cansado que Disney y Fox no se cansen de pasar un millón de veces por semana la misma película. Ya se sabe los diálogos de memoria y es horrible porque ahora yo también me sé las canciones— JiHoon suspiró pesadamente. 

SeungCheol lo seguía más de cerca de lo que era usual, sonriendo mientras tarareaba la canción que más le gustaba de toda la película. Caminaron hasta la cancina, en donde JiHoon se puso a buscar un platón para servir las galletas, mientras el mayor cantaba despacito la canción. El menor sonrió, ciertamente entercenido y quizá por eso tardando en encontrar lo que buscaba. 

El más alto, apoyado sobre la mesada, se había incorporado por completo al sentimiento de la canción, mientras JiHoon, a su lado, enjuagaba el platón. SeungCheol cantó el estribillo, aunque sonriente, lo miraba con tanta profundidad que fue imposible para JiHoon escapar de su mirada. 

SeungCheol sonrió victorioso cuando al fin captó la mirada del bajito, justo en el momento preciso.

—  ... and I would give my kingdom for just one kiss— cantó, inclinándose un poco en dirección a JiHoon. 

El menor sonrió y contra todo pronóstico, se subió sobre la punta de sus pies para dejar un beso sobre los labios de SeungCheol. Luego se alejó, como si fuera normal y extendió una de sus palmas en su dirección, como si estuviera pidiendo algo. 

 — Ahora me debes tu reino.  

ridiculous / jicheol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora