Capitulo 2: La playa

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Estoy afuera de su oficina con mi carreta, mi respiración se acelera por el miedo y Alexander abre la puerta como si me esperara.

—Samantha Evans, ¿traes los papeles? —dijo indiferente.

—Si señor Collins—no lo vi, tengo la mirada fija en una pared a su izquierda.

—Pasa y siéntate mientras los reviso para que dé una vez los regreses—entra antes dejándome cerrar la puerta

Estaba sentada mirando a cada cosa en esa oficina menos a él, se notaba a 1 km que estaba ansiosa por salir corriendo de ahí; Alexander firmó el documento luego de leerlo por completo, lo deslizó hacia mí en el escritorio, al coger las hojas el me miró—. Cuéntame que ocurre ahora en tu pervertida cabeza—.

—No comprendo lo que me dice—miraba el suelo.

—En primer lugar, levanta la mirada no le debes nada a nadie, tampoco eres una niña que está siendo regañada—. Alzo la vista y lo miro a sus arrogantes ojos—. En segundo lugar, no hable en otro idioma así que me entendiste y para tu tranquilidad no te botaré de la compañía si es eso lo que te tiene tan nerviosa mas si la causa es mi presencia temo no poder ayudarte—.

—Se que no debí decir nada y quedarme en silencio, aunque siéndole sincera quizás si se lo merecía—.

—¿No debiste? Sam, no eres la primera que opina eso y siéndote sincero no tengo ningún problema, lo que no me gusta es la hipocresía en la gente, aparentemente eres honesta. Ahora ve a entregar esos documentos—.
Me retiré y devolví los papeles a quien me los había dado, Lcdo. Henry Montgomery, ya entregado mi último encargo pude retirarme a mi casa junto a Nicole y James para tener una cena siendo la violinista de esa hermosa pareja.

No logro evitar pensar en mi jefe, los chismes de corredor dicen que siempre tuvo todo y que le gusta alardear de aquello, consigue chicas por montones y muy hermosas; tome mi laptop para investigar al que parecía ser mi verdugo por estos meses, redes sociales privadas como me lo imaginaba y noticias escandalosas con relación a modelos, es 5 años mayor que yo y ya tiene una empresa enorme bajo su cargo, los beneficios de nacer en cuna de oro.

Ha pasado una semana desde que ingrese en la empresa, el jefe no me mira ni me dice palabra alguna, ni un saludo, pésima educación para venir de un hogar distinguido, es como si yo fuese un fantasma que le deja recados y comida.

Al fin el glorioso fin de semana podré dormir hasta tarde y ver series en pijama o eso pensaba, ya que mi buena amiga Nicole había planeado una escapada a la playa; James condujo hasta Montañita , lugar conocido por ser la perdición para muchos, como es de costumbre iba en el asiento de atrás como la excelente violinista que soy , llevo puesto un buzo negro con estampado de Batman , un short jean y sandalias mientras que Nicole tiene un lindo vestido corto blanco que deja ver su traje de baño de 2 piezas color rojo; al llegar armamos una pequeña carpa para protegernos del sol, entendí que estaba sobrando así que decidí dar una caminata por la hermosa playa y deleitarme con los cuerpos sexys de los turistas extranjeros pero me canse de caminar como a los 15 minutos así que me senté en la arena a relajarme cuando de la nada, sin aviso previo vi pasar al egocéntrico, Alexander Collins, sin camiseta y con una pantaloneta café , lo cual debo admitir lo hace ver un poco provocativo, podrá ser un imbécil presumido pero admito que tiene bueno cuerpo.

Alexander me miró, caminando con su sonrisa pícara se acercó y se sentó a mi lado
─Solo alguien como tu tendría puesto un buzo en una playa calurosa. ─Sonrió coquetamente
─Disculpe señor si no me gusta exponer mi cuerpo a todo el mundo. ─
─Siempre estás a la defensiva Samantha debes calmarte un poco. Apostaría que mi hermanito no te menciono que vendría al viaje─.
─No me comentaron nada respecto a eso señor─.
─Samantha por favor deja de decirme señor no estamos en la empresa, aparte el señor Collins es mi padre, no yo─.
─ ¿Cómo le debo decir? ─. Lo mire esperando una respuesta tonta.
─Como prefieras Alex, Alexander, Papichulo, Adonis. ─ dijo riendo levemente al final
─Ja Ja muy simpático, Alexander es muy largo así que supongo que Alex no suena mal─.
─Ahora te haré una pregunta muy seria─. Me miraba fijamente.
─Dime. ─permití sin importancia.

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