Danna.-
—Quiero ir a la clase muestra que ofreció Mateo —anuncié a mis amigas mientras destapaba un paquete de galletas de chocolate.
—Suerte —murmuró Karly desentendiéndose antes de beber un poco de jugo de manzana.
—A mí ni me mires —exclamó Marlen—, yo fui a correr con Genaro hace como un mes, y ese fue suficiente ejercicio para mí por la próxima década y media
—¿De verdad? —cuestioné a ambas—, sólo será un poco de defensa personal —argumenté—, no creo que nos venga mal, piénsenlo —pedí— si por alguna extraña razón algún día por la calle nos llega a querer asaltar alguien, ¿qué haremos?
—Lo más seguro —respondió Karly—, entregamos nuestras cosas y rogamos a Dios para que nada malo nos hagan, es preferible eso a salir heridas
—Ok, fue un ejemplo un poco drástico —acepté—, mejor este —decidí—: si un día alguna de nosotras va caminando sola por un estacionamiento vacío, o por la calle y un maldito intenta propasarse, qué haríamos —ambas me miraron en silencio un par de segundos y sí, aunque costó un poco más de tiempo convencerlas para ir esa tarde a la clase muestra que Mateo ofreció, finalmente cedieron.
—Oh por Dios —murmuró Marlen aferrándose a mi brazo en cuanto entramos al gimnasio que Mateo había indicado—, nos van a matar a golpes aquí y eso que tan sólo se trata de una clase muestra —dramatizó mirando a los hombres que entrenaban sobre un cuadrilátero y que, definitivamente parecía más que de verdad estaban peleando a que estaban entrenando.
—Prefiero a los asaltantes de tus ejemplos —decidió Karly—, yo opino que nos vayamos ahora que nadie conocido nos ha visto y mejor busquemos clases de tae kwon do
—Hola chicas —gritó la profunda voz de Mateo a unos seis metros de nosotras, no lo había visto en cuanto llegamos, pero definitivamente captó nuestra atención con ese saludo.
—Oh mi Dios —murmuró Karly—, sus músculos tienen músculos
—¿Por qué en la escuela se ve sin todo eso? —cuestionó Marlen a mi lado.
—Mi Daniel está mejor, mucho mejor —dijo Karly con convicción.
—Tengo una sensual imagen de Genaro en mi cabeza que no permite ver a otros hombres —murmuró Marlen con una pequeña sonrisa antes de que Mateo se acercara trotando y se detuviera a poca distancia frente a nosotros.
—Hola, lamento no poder saludarlas correctamente, pero estoy todo sudado —se disculpó el muchacho frente a nosotras colocándose una playera que privó nuestras miradas de su marcado abdomen y de un tatuaje que al parecer iba desde la parte posterior de su hombro hasta abarcar algo de la parte frontal.
—No te preocupes —respondió Marlen aclarando su garganta.
—¿Listas para su clase? —preguntó con una impecable sonrisa.
—No, la verdad estábamos pensando huir discretamente, sobre todo si ellos serán nuestros compañeros de clase —confesó Karly mirando un poco a donde el cuadrilátero era ahora ocupado por otros dos sujetos. Mateo rio en voz baja y negó.
—No, ellos practican boxeo —aclaró Mateo—; su clase será sólo con chicas, una amiga y yo instruimos esa clase
—Menos mal —respondió Karly—, comenzaba a pensar que usaste publicidad engañosa para traernos hasta aquí, porque eso amigo no parece defensa personal, sería más adecuado usar el nombre de, cómo matar a golpes a alguien
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Mentiras de Amor
Novela Juvenil¿Qué haces cuando intentas reparar un corazón roto por tu propia cuenta? ¿Le lloras día tras día a la chica que te dejó por uno de tus mejores amigos? Porque claro, la sigues amando. ¿Sales con un montón de chicas para olvidarla? No, ninguna de la...