Capítulo 2

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"Olvídate de él, porque no va a venir a verte".

Bajé del taxi y cogí las llaves de mi bolso para entrar al apartamento, subí por el ascensor para llegar hasta la cuarta planta. Había alquilado mi hasta ahora, dulce hogar, en la zona de Hollywood y no me podía quejar porque era muy amplio.

Tenía tres habitaciones y dos cuartos de baño junto a la cocina y el salón. Lo había decorado con la ayuda de mi madre. La cocina comunicaba con el salón y la isla era lo que dividía ambas partes, los muebles blancos daban una sensación de tranquilidad y el sofá ─un chaise longue negro─ era lo que destacaba junto al resto de decoración. Para mí sola, se quedaba bastante grande, de ahí a tener a Tate.

Atravesé el pasillo de mi apartamento, no sin antes detenerme en la cocina para beber agua, desde allí vi a mi hermana sentada en el sofá con Tate a su lado, viendo dibujos animados en la televisión. Mi madre leía un libro en el sillón que había al lado del ventanal que te llevaba hasta el balcón para disfrutar de las increíbles vistas que te regalaba la zona.

─ ¡Kayla! –Gritó mi hermana cuando me vio─. ¡Ven a ver dibujos con nosotras! –Sonrió bajándose con cuidado de allí y vino descalza por encima de la alfombra, hasta mí.

─ ¿Cómo te has portado, pequeña? –Besé su mejilla, alzándola en mis brazos.

─ Dile la verdad, Chelsey. –Dijo mi madre levantándose tras poner el marcapáginas en el punto exacto donde había detenido su lectura─. ¿Estás cansada, cielo? –Besó mi mejilla y acarició mi espalda, reconfortándome.

Asentí. – Sí, pero por suerte descansaré estos días, mamá. –Sonreí, volviendo a mirar a mi hermana que me quitó la gorra para jugar con ella.

─ Me he portado bien... ─Mi hermana se encogió de hombros.

Mi madre negó con la cabeza dando un chasquido con su lengua. – ¿Quién ha pasado las noches llorando porque no ha querido dormir sola?

Abrí mi boca asombrada mientras la miraba y ella bajaba la mirada, avergonzada por la revelación de mi madre. – Es que quería dormir contigo. –Rodeó sus pequeños brazos en mi cuello.

─ Chelsey, ya eres grande y tienes cuatro añitos. –Le dije dirigiéndome con ella hacia el sofá─. Sabes que tengo que trabajar y no puedo dormir aquí. –Murmuré.

─ ¿Y hoy? –Me miró sonriente.

Besé su mejilla con un sonoro beso y aprovechó para sentarse a mi lado junto a Tate. – Hoy sí, pero no te acostumbres.

─ Vale, mira que he pintado en el colegio.

Mi hermana volvió a bajarse del sofá y caminó hacia el mueble que había debajo de la televisión para abrirlo y sacar sus cuadernos con los lápices; anduvo con los brazos extendidos para que cogiera sus cosas y pudiera subirse a mi lado por su propio pie.

─ Kayla, cariño, ¿os preparo la cena? –Sonrió mi madre mirándonos desde la cocina.

Negué con la cabeza. – No, no te preocupes. Vendrá Tobías ahora con la cena, le he pedido que traiga pizzas. –Sonreí.

─ ¿Ah, sí? –Levantó sus cejas asombrada.

─ Sí. –La miré que me dedicó una sonrisa─. Quería verme y le propuse que viniera aquí.

─ ¿Seguro que no molestaremos? –Miró a Chelsey y volvió a subir sus ojos a los míos.

─ ¡Por supuesto que no! –Fruncí el ceño molesta─. Él sabe que estáis aquí, no habrá problema con eso. –Agité mi mano con desdén.

No Pressure | jb (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora