Capítulo VI

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No puedo negar que durante la comida estuve pendiente del móvil, no sé, creo que en el fondo tengo alguna tonta esperanza de que Cris aún siga sintiendo algo por mi. Vaya tontería. Pero bueno.            
    Después de comer, sin haber recibido ningún mensaje de él, me tumbo en la cama y repaso todo lo que ha pasado por la mañana:
Primero, Nerea García se ha cambiado de clase. A mi clase, concretamente. Y se ha acomodado en mi silla, delante de Cris, su novio. Luego, al principio Tyler era un borde, pero a medida que hablábamos empezábamos a socializar, y poco después no podíamos parar de reír. Cris nos miraba, y estaba serio, si fuera otra persona diría que se había puesto un poco celoso, pero no creo...
Luego en la cafetería. Nos sentamos en frente suya y Cris no paraba de mirarme. Me incomodaba, y de alguna manera me sentía culpable por reír con otra persona que no fuera él. No somos nada, ni soy nada suyo, pero siempre me he considerado como suya, y él como mío, por esa razón le soy fiel, aunque no seamos nada, aunque me muera de celos rabia y dolor cuando está con su novia.
    Y justo cuando estaba ya sumergida en mis pensamientos, el sonido de mi móvil me saca de mi mundo. Es Cris. Desbloqueo el móvil corriendo y me meto en Instagram.

Oye
    —Dime
—Puedes venir a mi casa?
     —Por?
—Tenemos que seguir el trabajo
     —Tenemos hasta el viernes
—Pero lo quiero acabar ya
     —Me da pereza ir
—Venga
     —Que no
—Voy yo?
     —Ni de coña
—Porque?
      —No me mola que sepan dónde vivo
—Ni a mi que entren en mi casa y tú has entrado
     —Porque sino tendríamos que haber hecho el trabajo en medio de la calle
—... Vas a venir o no?
      —No
—Venga, no seas así
      —Que pesado, ahora voy
—Bieeen

Le dejo en visto. La verdad tengo la sensación de que está jugando conmigo, y me estoy cabreando. Odio que me hagan falsas ilusiones. Ni siquiera me cambio, voy con los mismos vaqueros rotos azules y la misma sudadera TRHASHER negra, con los mismos zapatos negros Vans. Simplemente me peino y me echo un poco de colonia, cojo el móvil y las llaves y me voy. En vez de llamar a un taxi, cogeré el bus. Ayer no lo cogí porque no sabía que me dejaba en su casa, pero vi la parada por al lado y ya sé cuál he de coger. Yo tardo 5 minutos en llegar a la parada y el bus tarda alrededor de 10, y odio esperar. De una forma u otra, estoy nerviosa. Pero de mala hostia a la vez.
   Cuando llego a su portal me replanteo seriamente si dar la vuelta, pero al final decido quedarme, ya que he venido, seguiré con el trabajo. Toco el timbre y Cris no tarda nada en abrir.
—Hola— me saluda. Yo levanto una ceja y le contesto:
—Hola— me cruzo los brazos y entro.
—¿Estás bien?— me pregunta, al ver que sigo de mala hostia. Yo no le respondo a la pregunta.
—¿La cartulina?— miro de reojo todo el salón. Ni rastro.
—En realidad...— empieza a decir, pero yo le interrumpo—, he venido para hacer el trabajo. Nada más.— mi tono es duro, pero siento que de un momento a otro voy a estallar y voy a ponerme a llorar.
—Vale...— Cris agacha la cabeza y se dirige hacia su habitación, donde supongo que tendrá la cartulina. Poco después aparece con ella. Nos acomodamos en el suelo y Cris trae el portátil. Sólo hay silencio. Puro silencio. Y yo cada vez tengo más ganas de llorar.
Nada más le he hablado para organizarnos; yo haría los apartados de la derecha y él el de la izquierda. Mientras trabajamos, me pongo un auricular, y esta vez no pongo mi canción favorita... pongo una que él me dedicó cuando salíamos. Me dedicó la canción de Bryan Myers — Hasta que me muera. No subo mucho el volumen más que nada porque no quiero que él la oiga... pero me arrepiento de haberla puesto dos minutos después. Se me empiezan a caer las lágrimas y hago lo posible por disimular, me las limpio en seguida rezando para que no se haya dado cuenta, pero demasiado tarde.
—¿Qué te pasa?
Yo niego con la cabeza como diciendo <<Nada>> aunque en realidad es <<Todo>> y después de haberme secado las cuatro lágrimas que se me habían caído, intento seguir escribiendo.
Él sigue mirándome, y de repente deja de mirarme para mirar hacia la pantalla de mi móvil, que estaba entre él y yo, ahora mismo encendida, porque Mari me acaba de enviar un mensaje.
Y la vió. Vió la canción que estaba escuchando porque después aparta la vista y me dice:
—¿Y esa canción?— su voz es débil, pareciera que se sintiera culpable, pero no sé.

Mari me ha escrito un segundo mensaje, y dicen:
   —Tía cómo estás???
   —Estás mejor??
Desbloqueo el móvil para contestarle, y le escribo:
—Ahora no puedo hablar
    —Eso es que no
—Estoy en su casa
    —QUÉ
    —COMO
    —PORQUÉ
    —PERO QUÉ HACES TÍA
—Me ha dicho que quería acabar el trabajo, y ya
—Tía te puedo llamar?
    —Claro
Después de esto, busco su número entre mis contactos, y la llamo mientras me levanto.
Hola— le digo. Mi voz es muy débil.
—Vaya voz. No va bien por ahí, ¿eh?
—No la verdad.— mientras hablo me dirijo hacia la cocina y cierro la puerta dejando un hueco pequeño. De la cocina se sale al balcón, así que me voy directa hacia allí. Es pequeño, pero al menos no me oirá.
—Estoy en el balcón—añado—, ya no me oye.
—¿Qué ha pasado?— me pregunta. Respiro hondo y pienso en cómo contarlo.
—Mira, pues, esta mañana ha sido un puto día muy raro— empiezo a decir—, primero, la novia de Cris se ha cambiado a mi clase y se ha sentado en frente de Cris, y yo al lado de Tyler...— le cuento todo lo que ha sucedido esta mañana, y después de esto, le cuento lo que acaba de pasar.
—Y pues me siento como una mierda y una gilipollas por haber llorado delante de él.— hago una pausa—, pero lo que más me jode es seguir queriéndole así. No sé qué hacer ni qué decir y últimamente no paro de llorar— y empiezo a llorar otra vez, me siento estúpida.
—Sal de ahí ahora mismo— me ordena Mari.
—¿Y qué le digo?
—Nada. Coge las llaves y sal.
—Vale, no cortes
—No lo iba a hacer
Después de esto, con el móvil en la mano, me seco las lágrimas rápidamente, respiro y cuando me iba a ir hacia la cocina, Cris aparece.
—Lo he oído todo...— dice con un tono sensible. Me estoy cabreando cada vez más.
—No deberías haberlo hecho,  imbécil.— le insulto. Y la verdad es que me siento muy aliviada. También le he soltado una de mis miradas de desprecio, y después de eso me dirijo hacia el salón evitándole. Cojo las llaves y me dirijo hacia la puerta.
—Espera— me dice. No tengo ganas de esperar. Paso de él y salgo dando un portazo. El orgullo por delante, supongo. Él es igual o incluso más orgulloso, así que no voy a hacer algo que él no habría hecho por mi. Él abre la puerta de su casa y me persigue, y yo empiezo a correr por las escaleras, por suerte, soy más rápida, y se ve que la suerte está hoy de mi parte porque justamente pasa el bus mientras llego corriendo a la parada. Él se queda fuera, no dice nada. Pero se cabrea y le da un puñetazo al cristal de la parada. Me siento aliviada, ahora mismo lo último que quiero es estar cerca de él.
—Te llamo luego— le digo, y sin despedirme ni dejarle hablar corto la llamada.
Me siento y miro la ventana, el paisaje, aunque estoy más en mi mundo que mirando las calles. Me vuelven a venir las ganas de llorar, y me enfado, no lo entiendo y me da una puta rabia que flipas, odio llorar lo que no está escrito y por él no paro. Pero no es la primera vez, últimamente lloro más de lo normal. Y no lo aguanto.
Llego al hotel, dejo las llaves en la mesita y me tumbo en la cama, cierro los ojos y como últimamente hago, empiezo a llorar otra vez.
<<Por qué>>, <<Por qué>>, <<Porqué, porqué>> <<Porqué todo me pasa a mi>> me digo mientras lloro. Me empieza a doler la cabeza, así que decido dormirme como he estado haciendo estos días, llorando.

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Hooola, ¿qué te ha parecido este capítulo? ¿Crees que Nerea ha reaccionado bien o debería haberse tragado el orgullo? Deja algún comentario diciendo qué opinas al respecto 🙏🏼❤️😊

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