Decimosexta rosa: completo

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Conversaron toda la tarde y aunque el inicio fue algo incomodo rápidamente se sintieron a gusto uno al lado del otro. Los temas de conversación eran triviales, iban entre la escuela, sus pasatiempos y aficiones favoritas pero cuanto parecía que se asomaba el tema de sus encuentros furtivos en la sala el consejo rápidamente el americano cambiaba el tema.

No era algo de lo cual no quisiera hablar, todo lo contrario estaba dispuesto a tocar el tema y aclarar todo entre ellos, pero ni bien aparecía una minúscula oportunidad de hablar de ello, su respiración se agitaba, le sudaban las manos y empezaba a temblar, y antes de que pudiera tranquilizarse su cerebro actuaba más rápido y desviaba el tema en un santiamén.
Frustrante.
Muy frustrante.

Por otro lado tenía temor de arruinar la primera conversación decente con Kirkland, por primera vez escuchaba su voz con un tono tranquilo y despreocupado. Era un tono nuevo y maravilloso, distinto al serio que usa cuando ejerce su autoridad como presidente del consejo estudiantil o del "otro" que resonaba en su oído rozándole la piel y causaba estragos en su cuerpo.

Este era Arthur Kirkland, el chico que disfrutaba de un buen libro junto con una taza de té, que le gusta tocar su guitarra eléctrica en su habitación y que cuida de su jardín con diligencia y amor. El chico que lo miraba a los ojos intensamente y le hacía sentir como si no existiera el mundo a su alrededor, como si ellos dos estuvieran solos disfrutando la compañía del otro.
Estaba tan encantando en sus ojos verdes y la atención para con él que no se percató en qué momento sus manos se habían encontrado y ahora sus dedos se entrelazaban sintiendo el pulgar de Kirkland rozando suavemente su piel en una caricia que denotaba su afecto. Sus mejillas se encendieron al percatarse de su cercanía, de cómo el inglés soltó su mano para poco a poco atraerlo hacia él en un abrazo delicado, dejando su cabeza descansar en el pecho del ojiverde, escuchando los latidos tranquilos pero fuertes de su corazón mientras su otra mano acariciaba sus cabellos con dedicación.

Un suspiro escapó de los labios ingleses, junto con un "te amo tanto" que dejó al americano sin aliento y con unas inmensas ganas de llorar, sentía al fin que su corazón estaba completo y no pudo negarse a que sus labios respondieran un tímido "yo también"

Cerró sus ojos disfrutando de la sensación, de su aroma a rosas y té, y de las caricias en su cabello, de pronto las circunstancias pasadas eran minúsculas y el futuro era brillante y claro.
Quería a Kirkland, lo quería a su lado para siempre y no lo negaría más.
Solo había una cosa que le preocupaba ¿Kirkland querría lo mismo?

Solo había una cosa que le preocupaba ¿Kirkland querría lo mismo?

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Wiiiii..... Soy mala escribiendo capítulos cortos... Pero es bueno ya que publicó más seguido no? Bueno casi....
Ok, nos acercamos al final y probablemente sea el primer long fic que acabe en mi vida. Estoy trabajando en otros pero me estoy resistiendo a publicarlos antes de tener un buen avance (lo suficiente como para subir un capítulo semanal hasta el fin)

Nos vemos!

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