Capítulo 4

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En el primer trimestre de mi embarazo, además de las náuseas y vómitos, también me visitó el hada de la flojera y andaba todo el día muriendo de sueño. Lo único que quería era terminar mi jornada de trabajo para recostarme un ratito (ok, quizás algo más de un ratito) y poder descansar.

Cuando cumplí tres meses el ginecólogo nos dio la gran noticia. "¡Es una niña!" nosotros quedamos atónitos, nos habían dicho tanto que sería niño (por unas cosas brujeriles relativas al embarazo) que ya nos habíamos convencido de que sería hombre.  Yo estaba ultra feliz porque siempre quise una niñita y mi pierni igual se alegró, aunque él esperaba que fuera niño para poder enseñarle trucos en bicicleta y jugar a la pelota con él. Yo le dije que adiós a los estereotipos, que podía andar en bici y jugar a la pelota con la nena también.

Todos los días miraba mi panza de perfil en el espejo esperando ver esa redondez que demostraría que estaba embarazada y no solo gorda. En ese tiempo yo trabajaba de garzona en un restaurante y tenía clientes que iban habitualmente. Sin mentir, hubo una que se ausentó como dos meses y cuando me vio con mi guata de 5 meses me dijo: "y tú patua?? Uno se ausenta un rato y apareces con la media sorpresa!, ¿cuánto tienes?
--5 meses -- respondí yo.
--Aaaaa!! Yaa po en serio, no seai fresca!

Puta la wea. Mi guata nunca salía. Era como si mi princesa no quisiera hacer parecer una pelota a su madre y se escondiera echa un ovillo en mi útero. Recuerdo que una vez me puse una polera que me regalo mi mejor amiga donde salia un bebé asomando sus ojitos por mi panza, fui a atender la mesa de unos clientes y cuando terminé de tomar el pedido, me aleje un poco para ir a la cocina a anunciar que comerian, cuando alcanzo a escuchar: "que linda la polera, ¿la viste?" y otra respondía: "sí, ¿pero esa no es para embarazadas?" Me dieron ganas de responderles " Por la mierda! Si estoy embarazada o creen que me pongo esta polera por weiar?" pero me contuve porque aunque mis hormonas andaban alborotadas tenía que mantener la compostura o me dejaban para siempre sin propina.

Dulce y Salada MaternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora