"Becca Williams"

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Caminó por los pasillos de la gran preparatoria London High School. Sus zapatillas tenían su atención completa y podía sentír como las miradas llegaban a su cuerpo, pero, como siempre, decidió no tomarle importancia, aun que vaya que si tenía.

Rebecca Williams era el centro del lugar, pero no de buen modo. Si te sentías mal, estabas molesto o tenías problemas, podías acudir a ella, descargarte, y problema resuelto.

"Becca La Vaca"

Ese era su apodo.

Llegó hasta el salón de clases y, como siempre, se sentó en el primer asiento de la pared, si Mark Ross quería golpearla, para ese momento el profesor ya estaría alejandolo de ella.

Se acomodó en la (a su parecer) estrecha silla, cuando un jalón de cabello le tensó los nervios de punta, volteó lentamente, para encontrarse con su mejor pesadilla; Heather Ross, la gemela de Mark, o como ella les llamaba: Los Ladrones De Salud Y Paz.

-Miren a quien tenemos aquí,-Sonrió marcando unos hoyuelos, su cabello extremadamente rubio caía en resortes por su cara, que tenia forma de corazon-Becca la vaca.

-¿Que te he hecho?-Murmuró agobiada-.

-¡Ven aqui, perra!.

Heather tomó la muñeca de Becca, quien contrajo el rostro, sus heridas aún no cicatrizaban lo suficiente.

-¡Lo siento, no preguntaré más!-Lloriqueó la chica, asustada-.

-Debiste pensarlo antes.

Y sin más abofeteó la regordeta mejilla de Becca, la cual agradeció ifinitamente que las clases aún no comenzaran y, por consiguiente, los estudiantes no llegaran aún a ese salón.

-¿Preguntarás más?-Sonrió la rubia divertida-.

-No, jamás.-Las lagrimas no tardaron en salir-.

-Bien, gorda. No, espera...-Sonrió- Dime, Becca ¿Eres delgada?.

-Yo...No...

-¿Y, que eres?.

-Go...Gorda...

-¿Eres bonita?.

-No...No lo soy.

-Heather, deja de molestarla, seguro ya tiene hambre, deja que vaya a comer la gorda-Mark Ross entró a grandes zancadas hasta llegar a Becca, Heather la soltó y Mark tomó el lugar de su hermana- Becca, Becca, Becca ¿Que haremos contigo?-Carcajeó, la susodicha apretó los labios para no decir una palabra de la cual luego se arrepentiría, aún así Mark lo notó-¿Tienes algo que decir, gorda?.

-N..No.

-Dilo-Dijo tranquilo, demasiado para ser el-.

-Nada...No es nada.

-¡Dilo!-Gritó enfurecido, llevando su puño al rostro de Rebecca, manchando el pomulo poco definido de la chica con un color carmín-.

-Cabrón.

-Así es, gorda. Cuando yo te ordene algo, lo haces, o pagas caro ¿Comprendes? Y no me llames cabrón, que esto te lo mereces ¿Entendido? .

-Si.

-¿Si, qué?.

-Si, Mark.

-Perfecto, ¡la gorda tiene talento!-Rió divertido, seguido de su hermana, caminaron al último asiento-.

Las clases comenzaron, las burlas no pararon en algún momento.

Al final de la clase se fué directo a su solitario hogar.

Una gran casa color celeste grisáceo, muy hermosa y bien decorada, pero muy grande para solo dos personas.

Aphril Williams era la segunda madre de Becca. A pesar de que la adolescente solo era su sobrina, la quería como su propia hija. Luego de la muerte de Rose y Robert Williams, Aphril adoptó a Becca, aún así no ha podido darle la atencion necesaria, ser gerente del área de marketing de una empresa cosmética la mantiene recorriendo toda Europa constantemente.

Becca caminó a paso rápido a la cocina, tomando unas frituras, una coca-cola en lata y galletas con chispas de chocolate, para luego subir las escaleras y llegar a su habitacion, decorada en tonos Celestes y blancos recorriendo una gran gama de tonos, pasando desde el azul marino al agua, del blanco al gris, por que, como decía Becca "No hay una ley para los colores y su uso en la decoración".

La adolescencia no habia sido fácil para ella, menos cuando su peso era su mejor problema, pesar noventa y siete kilogramos y medir 1.65 no iba nada bien, sobre todo si te rodeabas de persones quienes tenían la palabra "Perfección" en la frente (y el cuerpo). Ya habían pasado dos años de martirio, y para tener diecisiete años, ya había sufrido mucho.

En eso pensaba, cuando el sonido de unas puertas metálicas se abrieron paso en su mente, y la ronca vos de un chico dijo "Hogar Dulce Hogar".

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