El momento de la verdad había llegado: era sábado por la noche, y Josh estaba a punto de salir en vivo una vez más, pero en esta ocasión, tratando de ser gracioso y carismático en lugar de lucir gracioso y racista o gracioso y patético; en pocas palabras, ser entretenido deliberadamente, y no en base de sus escándalos. Los efectos de su ebriedad y sus comerciales portugueses contra la impotencia que circulan la Internet, así que ya está comprobado que puede hacer reir de manera accidental.
Josh se encontraba en su camerino, siendo atendido por la artista de maquillaje, mientras Mel atendía una llamada de Oliver para analizar los posibles cabos sueltos que podían desbaratar todo el tejido.
—¿Le ocultaste todo el licor como te enseñé? —Oliver preguntó.
—Sí —respondió la rubia.
—¿Inclusive los...?
—Sí: no lo dejé tocar desde esta mañana ni chocolates con ron, alcohol para heridas, solventes, pintura, limpiadores, detergentes, aspirinas ni vacunas para gato...
—Caramba Mel, ¡aprendes rápido!
—Es mi primer empleo en más de ocho meses, y si eso implica tener que revisar las cavidades corporales de mi jefe con tal de poner algo de comida en la mesa, eso haré...no sería la primera vez...
—¿Cómo dices?
— ¡No, nada! —Apenada, la joven exclamó, percatándose que quizá reveló demasiado de la naturaleza poco digna de algunos trabajos pasados.
Segundos después, Mel terminó la llamada; desde la noche del paseo, algo extraño sucedía: ella era incapaz de dejar de ver a Josh; a veces pasaban minutos viéndolo sin razón aparente, ignorando inclusive las persecuciones policíacas que tan bien se veían desde el hotel y que tanto disfrutaba.
—...Mel, ¿qué te dijo Oliver? —Josh preguntó.
—¿¡Que cosa?! —Mel reaccionó sorprendida, sin percatarse que Josh le había hecho siquiera una pregunta.
— ¿Qué fue lo que te dijo Oliver? —El actor reitero.
—La próxima semana tendrás una reunión con el director de "El Gran Apostador"; Oliver ya hizo las reservaciones, y bueno, te deseó suerte.
—¡Perfecto!
—Cinco minutos para salir al aire señor Horwitz —Uno de los asistentes brevemente desde la puerta del camerino mencionó.
La maquillista terminó con su trabajo, y Josh se dirigió hacia el escenario; los demás actores hicieron lo propio, tomaron sus lugares, repasaron sus líneas mentalmente, y salieron al aire.
Tyrone fue el primero en salir a escena, caracterizado como el presidente Barack Obama, dirigiéndose a la nación con un mensaje televisivo; dado que el periodo de gracia y buena voluntad para el primer presidente afro descendiente ya había pasado desde hace varios meses, era juego limpio burlarse de él, y mientras el sketch, Josh seguía fuera del reflector, repasando en su mente lo ensayado.
— ¡En vivo desde Nueva York! ¡Esto es "Noche de Comedia de Sábado"! —anunció el locutor una vez que el primer sketch de calentamiento terminó, presentando al elenco, al invitado musical y por supuesto, al conductor invitado—. ¡Y ahora los dejó con su presentador: Josh Horwitz!
—¡Gracias, gracias Nueva York! — Josh exclamó a la audiencia entrando con una sonrisa de oreja a oreja con la orquesta rematando con un solo de saxofón el final del tema musical del programa— ¡Es un placer estar aquí conduciendo "Noche de Comedia de Sábado"! o como a mí me gusta llamarle: "El lugar donde me ofrecieron sopa caliente y algo de ropa nueva"...
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Conozcan a Josh
HumorJosh Horwitz es un actor de poca monta que alguna vez fue la más grande estrella infantil de América, y ahora, gracias al nepotismo y conexiones, tendrá su oportunidad de volver a la cima...si no lo estropea de nuevo.