Luis me dice orgulloso el nombre del instituto del que egresó como dibujante de planos. No recuerdo tampoco si ese era el título, el caso es que de eso trabajó toda su vida para la dirección provincial de vialidad, supongo que dibujaría carreteras o puentes... qué más?
El caso es que siendo alumno aplicado, cayó en gracia de uno de sus profesores, que era el director de la carrera y tenía también un alto cargo como funcionario de vialidad. Ese año, finalizando el último del curso ese hombre lo llama para hablar con él, le pregunta si estaría interesado en trabajar en el organismo oficial como dibujante. El funcionario estatal y profesor suyo le explica que ha considerado su respetuoso modo tanto como las buenas calificaciones, y también por la valoración del plantel de docentes, por lo que le hace el ofrecimiento.
Luis acepta y a los pocos días le llega el nombramiento.
Allí trabajó treinta años, en la ciudad de "El Trébol" hasta su jubilación. Precisamente no fue suerte, sino dedicación y buena conducta por lo que lo eligieron para el puesto.Compró una casa en esa ciudad, porque originalmente no era de allí, encontró una a la venta a dos cuadras de la repartición estatal, y esas fueron las dos cuadras que camino de ida y vuelta para ir y volver de su trabajo, por tres décadas.
Antes de eso tocaba el bajo en una orquesta de jazz de la zona, con la que recorrió todos los pueblos del sur de la provincia animando los bailes típicos.
Presumo que al ponerse de novio con Susana se vió en la situación de tener que elegir una vida con fines de semana menos ajetreados.Cada vez que nos encontramos me cuenta siempre los mismos chistes, la mayoría irreproducibles...
Un par de veces fuimos hasta el bar a tomar un café que él invita, me cuenta de nuevo de su buena situación económica por las dos buenas jubilaciones que cobra más la de su mujer, que también es buena, por haberse desempeñado como inspectora de escuelas.Me enumera a los alemanes, que en música clásica son los mejores (estoy cada vez más convencido de que es pro-ario) y me repite que los países más avanzados son los países con climas fríos, cosa que parece verdad, y yo agrego que debe ser porque tienen que moverse para combatir el frío. Es nuestra rutina.
Increíblemente, sus chistes contados mil veces a mi me siguen haciendo gracia, pienso porque le pone el alma al breve relato.
Sumamente positivo, detecta hábilmente la negatividad y la revierte, afirmando que para vivir bien hay que ser mesurado en la crítica y liberal en el elogio.
Yo le comento que él podría ser más bien pro-anglo, ya que es hijo de gallegos y tiene sus ojos celestes.
La paradoja, me ha llegado por vías insólitas el comentario de que sus compañeros de oficina le decían "Luz baja" por la forma caída de sus párpados, injusto mote, tengo la certeza de que es una de las personas más brillantes que conozco.Vivimos en el mismo edificio, nos separa un piso uno del otro.
Vino a esta ciudad siguiendo a su hija que se caso con un vecino, que viven cruzando la calle, con lo cual Luis va del bar a la casa de su yerno, y de allí al departamento que alquila, y así nos cruzamos con frecuencia.Sabe que repite las cosas y se excusa. No tiene porqué, da gusto hablar con él, por la alegría de su impronta.
Ayer fuimos al bar a tomar el café que invita y vuelven las mismas historias contadas como por vez primera.Empieza de nuevo con el relato de su asignación a ese puesto y su aplicado paso por la institución de estudios superiores. Mientras vuelve a contarlo, pienso lo que le voy a decir.
Hacia el fin de su narración empiezo la mía diciendo:- Luis, aquí en esta ciudad tenemos una escuela técnica en la que hice el ciclo básico, al terminar tercero, el director me llama y me dice: "alumno, haga el favor, no vuelva el año próximo" Luis suelta aire de risa contenida y le doy a entender que estoy bromenado, se ríe.
No me pidieron que desista, yo tome esa desición. Había comenzado primero en esa técnica, obligado, me resistía a hacer el nivel medio en ese colegio, quería seguir a mi mejor amigo de la primaria e ir a la misma escuela que él.
A esta técnica le habían puesto el mote de "La cárcel". Aún hoy conserva sobre la reja de un patio que da a la calle el alambre de filosas puas haciendo bucle como resorte alargado, cual campo de concentración, para desalentar posibles escapes de alumnos por ese flanco.Se respiraba ansiosa rigidez.
Yo cumplí, al término del tercer año dejé ese lugar, según el trato con mis padres. Pienso que los compañeros que no sabían de rigidez o ansiedades pasaban por aquel lugar observando con gracia aquello sin que les afecte. Yo que venía con alguna experiencia lo percibía y me resultaba estresante.A los ocho años mis padres me pusieron a tomar clases de piano, no me sentía especialmente motivado, pero no me molestaba. Al momento de tomar la decisión del cambio de colegio seguía con esas clases de piano y argumenté que iba a dedicarme más a eso. No fue así, bueno, a medias, "hacía cómo que...". Supongo que aún tenía algo de sabor a imposición.
El hecho de que hubiera guitarras en la casa (mi padre tocaba), hizo que siguiera con la música. El reproducir con acordes las canciones que oía en los casettes era suficiente incentivo.
Compuse e hice grabar algunos temas de mi autoría y quizás alguien pueda haber disfrutado algo con eso, no lo sé.A la edad que se escriben las primeras notas, las cartas a los supuestos personajes que a finales y principios de año traen regalos a los niños, a esa edad y expresando alguna vocación, escribí una nota que conserva mi madre, y parecía el objeto determinar mi voluntad respecto de lo que sería de grande, así, una de estas tres cosas:
Opción 1: cura, pienso porque mi hermano había ingresado a un seminario, pupilo, siguiendo a un amigo (a él sí le permitieron ir detrás de su compañero de la primaria).
Opciòn 2: escritor.
Opción 3: veterinario. En la ciudad se encuentra la facultad de esa carrera que depende de la UNR (Universidad Nacional de Rosario) y creo que por el amor a los animales, o quizás por haber oído a mi hermana, (también mayor que yo) que esa sería su elección para los estudios terciarios.
Lo de escritor, por esa fascinación que me generaron las novelas de Julio Verne, o los "Doce cuentos Peregrinos" de Gabo.
Fuera de fechas establecidas mi padre me regalaba esos libros que yo devoraba.
Aún me genera la lectura esa fascinación. "El nombre de la Rosa", de Umberto Eco, "La Catedral del Mar", de Idelfonso Falcone, "Los Pilares de la Tierra" deSoy ávido lector cuando algo me atrapa.
No tengo el hábito de comprar libros para mí, aunque los he regalado. No tengo una membresía en la biblioteca, podría tenerla.Me parece una herramienta vital esta tablet para escribir estas lineas, pero a la hora de leer, elijo libro tradicional en papel.
Nada da tanta satisfacción que escribir un relato, compartirlo con un amigo y que me exprese el placer de haberlo leído.
El año 2018 lo comencé escribiendo.
Sinceramente, los certámenes han sido la motivación, me hace falta el dinero.
Hoy descubro una necesidad quizás mayor aún, de poder obtener un reconocimiento o algo de atención, por establecer el vínculo, contigo, para que te quedes conmigo o no, solo por un rato de tu vida, y provocar tu imaginación y hacer que crezcan tus alas, para elevarte, espero, con mayor o menor altura, por sobre los alambres de puas, sin tener que olvidarnos de nada.
