Nuestros padres también sufrieron mucho por la distancia que nos vimos impuestos a llevar. Entiendo que se ilusionen creyendo que todo está volviendo a su lugar, aunque Milho y yo sabemos que no es así.
El tano y yo cada noche nos encontramos en red y nuestra relación se afianza cada día más.
Siempre tiene una palabra dulce para decirme, un consejo sabio para sostenerme sin que tenga que darle ningún detalle de lo que me ocurre. Cada vez que estoy sin ánimos para jugar, buscamos un rincón tranquilo y hablamos por horas. Ni siquiera le importa la amenaza que dice conocer sobre una jugadora muy hábil, que si no está más avanzada que nosotros, nos pisa los talones. También cree que, escondido en alguna parte del juego, hay un mapa hechizado que muestra las posiciones de los rivales por un lapso de cinco segundos hasta que el mapa se evapora en el aire. Aunque podría ser un mito. Cree que de existir deberíamos conseguirlo. Él dice haberse enterado que el productor pudo haber hecho trampa desde un principio, dejando competir gente perteneciente a la compañía creadora. Eso me hizo felicitarme por no haberle dicho aún que yo soy la creadora. Tal vez crea que soy una corrupta o peor, que puedo ayudarlo a ganar. Pero lo cierto es que no tengo ninguna ventaja en esta edición. Claro que habría que ver si él lo entendería. Igualmente no tengo permitido llevarme el galardón. Ni ninguno de los empleados de la firma.
Es increíble que un chico sea tan sensible con una mujer sin siquiera tener una foto. Realmente me quiere por la relación personal que construimos durante tantos años. Al principio era todo al estilo profesional, como si la aventura virtual fuera nuestra vida y ocupación real. Pero luego empezamos a tener esta relación tan linda que me llena el alma. Cada día que pasa me arrepiento más de no haberlo conocido en la Gamescom. Tal vez ahora no estaría en carne viva con éste dolor, producto del fracaso que somos Milho y yo.
Algunas veces lo encuentro soñoliento por la diferencia horaria y me cuenta que sólo quería saludarme porque necesitaba escucharme antes de irse a dormir. Quisiera comerlo a besos cuando hace esas cosas.
Otras veces me espera con una flor virtual para entregármela.
La luz del indicador de actividad virtual parpadea.
El tano me está buscando o hay enemigos al acecho. Durante el sueño estamos en peligro y debemos cuidarnos con hechizos, que es lo que pusimos en funcionamiento en la última de hace unos días. Pero eso consume energía a nuestros avatares y debemos alimentarlos.
Entro al juego y también lo hace el tano al mismo momento para nuestra propia sorpresa.
—¡Shhhh! —me alerta.
Caminamos en silencio rodeando un matorral que nos protegía. Al otro lado un grupo de enemigos hacen lo mismo.
—Nos alcanzaron —susurro sorprendida.
—No parecen muy amigables. Tenemos que eliminarlos.
—Son ocho. Nosotros somos dos. ¿Cómo pudieron alcanzarnos? Estábamos muy avanzados.
—Te lo dije. Están haciendo trampa.
—Tienen que haber encontrado algún atajo. O se perdieron algún nivel. Después no van a poder pasar al siguiente.
—Y mientras tanto nos cagan la vida acá.
—Nos están cazando, hagámoslo con ellos.
—Son demasiados.
Lo próximo que sé es que Milho se choca con alguien y cuando está a punto de gritar hace una mueca y lo deja inmovilizado con un hechizo.
—Lo van a encontrar y nos van a eliminar.
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Confusiones virtuales
RomanceDesde que Milton D'angelo (Milho) se libró del programa de protección de testigos, permaneció en Italia donde su habilidad con la programación y diseño de juegos de realidad virtual lo han convertido en el favorito de los gametubers y de las revista...