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Los abrazos y felicitaciones no se han hecho esperar, al igual que una y otra broma sobre mi bochornoso incidente. Estoy embarazada y llevaba más de media hora sin ir al baño, ¿Que esperaban?  Si soy una meadora consuetudinaria en los meses recientes. Además, al final hemos terminando casados y es lo único importante. Pronto la carpa donde se llevó a cabo la boda se vacía, entonces todos dan paso al salón de la fiesta, en tanto pisamos aquél lugar, ni siquiera nos dan un poco de tiempo para respirar, puesto que enseguida anuncian el baile de los novios. Solos en la pista, guiados por una bonita balada llena de romanticismo, nos miramos a los ojos dejándonos envolver por el amor, me besa con dulzura, lo que inmediatamente ha subido el calor a mis mejillas, poco a poco la gente va apareciendo a nuestro lado. Papá pide continuar la pieza y es Judith quien se lleva al amor mío. Estoy sumamente feliz, como nunca antes. Tan pronto como acaba la canción, pido por poder tomar asiento, me duelen los pies y estoy cansada, me niego a abandonar la comodidad de la silla cuando piden que posemos para las fotos, en otro momento será. Más tarde aparecen Lucy y Braulio con el pequeño Jeff, en brazos de él, es una belleza, ternura pura, ambos nos felicitan, pero yo me quedo prendada del pequeño, él se deja consentir por mí, lo que me lleva a creer en un viejo mito de que los niños rechazan a la embarazada si el bebé es del mismo sexo, entonces me puedo creer que la abuela Carla tiene razón, tal vez en unos meses, llegue una niña a mi vida. Tras los saludos, ellos se van a su mesa dejándonos solos.

—Hola, hola, hola. —Aparece el abuelo Manuel con su contagiosa sonrisa. No le vi cuando nos felicitaron. —He venido para felicitarles, tuve que retirarme porque he dejado algo en el auto. Y es muy importante.

—Abuelo. —Paul le abraza. Él me tiende una bolsa de regalo. — ¿Es compartido?

—Hijo mío, solo si ella así lo desea. Soy muy sincero, es un obsequio para la futura mamá.

—Gracias. —Murmuro abriéndola con emoción. Me muero. Mi nariz, estómago, toda yo nos volvemos felices. — ¡Oh, por Dios! Me encanta.

Me levanto para envolverlo en un abrazo. El señor tiene ganado mi corazón. Ha traído riquísimos chicharrones.

—Sabía que iba a gustarte —Abro la bolsa para sacar uno y comer. ¿Al fin qué? Es mi fiesta y hago lo que quiero. — ¿Cómo está ese bebé?

—Creciendo cada día. —Paul sonríe. —Pronto sabremos el sexo del bebé.

—A qué es flipante—. Dice divertido. —Ya quiero saber si tendremos a un nuevo muñequito, o una precisos morenita como su madre.

No tarda mucho en volver a su mesa, sobre todo porque han anunciado la comida. Devoro mi plato tan rápido que parece haberse esfumado, moría de hambre. La fiesta continúa su rumbo, hay muchas sonrisas, conversaciones, ambas familias conviven, inclusive mis padres bailan. Sonrío al verme rodeada de tanta alegría. Viendo el anillo en mi mano, no cambiaría absolutamente nada de mi vida, todo ha sucedido como debía ser, al saber que ahora estoy casada, todo el sufrimiento pasado ha valido la pena, todo lo que sucede tiene una razón de ser, por lo cual debe ocurrir y ser nuestra fuerza. La necesidad de desahogar mi vejiga es creciente, entonces me disculpo con la mesa para poder ir.
Las ganas de arrancarme el vestido es inmensa, tratar de no mojarlo es complicado, finalmente lo consigo y subo mis bragas. Me veo un momento en el espejo para cerciorarme de estar descente. Suelto un grito cuando Ava de planta frente a mí, tiene esa sonrisa de gato loco que me hace intuir que algo bastante bueno le ha ocurrido.

— ¡Suéltalo, Ava Grey!

—He recibido un email donde dice que me han dado una beca en la universidad de Múnich, es para sacar una maestría en relaciones públicas. —Declara emocionada. —Tendré que presentarme a fin de mes, y Eric va a ayudarme con la integración y eso, ¿Quién diría que las clases obligatoria de alemán en la escuela me servirían algún día?

LA CHICA DE UN ZIMMERMAN (TWO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora