Capítulo 1: Si estas paredes hablaran

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Lauren no había muerto, Camila había impedido su muerte pero la bala siempre termino por herirla impactando por debajo de su pecho. Lauren había sobrevivido quedando solo con una cicatriz la cual era un recordatorio del acto más cobarde que estuvo por cometer. Los recuerdos serian un tesoro muy valioso para Lauren con el tiempo se daría cuenta que el olvido fue mortal para ella, la vida había pasado por ella ante sus ojos pero ella no pasaba por la vida; el accidente de auto había sido su cruz, su cura, su perdida, su veneno, su antídoto ¿Pero a que costo?

-Señora su hijo se encuentra aquí. –Exclamó una enfermera ante una mujer mayor en silla de ruedas mientras contemplaba la ventana en un amplio salón-. ¿Mi hijo? –exclamó estupefacta-. Le diré que pase. –contraatacó la enferma aludiendo ante su confusión. Después de un par de minutos entra un joven adulto, alto, de tez blanca y muy sonriente entregándole un ramo de flores. ¿Para mí? –musitó-. Por supuesto, si pudiera te diera todas las que hay en el mundo. –exclamó-. ¿Y qué son? –exclamó detallándolas-. Son flores, Madre-. Oh, vaya son tan hermosas y huelen muy bien. El hecho de que su madre no pudiera recordar ni siquiera que era una simple flor le había partido el corazón al pobre hombre. –Madre-. Musitó arrodillado frente a ella con una mirada cristalina y perpetua-. Por favor, recuérdame, recuérdalo todo-. Lo lamento. –exclamó-. Pero no puedo hacerlo. –añadió. El joven la llevo para fuera, se sentó a su lado mientras la mujer lloraba para que pudiera decirle toda la vida que se había perdido ante sus ojos; él solo podía narrarle como siempre la historia de su vida pero sin reafirmarle que se trataba de ella. –Madre, la doctora paso a verte. –exclamó volteando hacia ella, dejándolas solas. -¿Cómo se encuentra? –musitó-. No lo sé. –respondió-. Que hermosas rosas. –exclamó-. ¿Disculpe? –musitó confundida-. Las flores que tiene ahí en su regazo, son muy hermosas. – ¿Se llaman rosas? –exclamó sorprendida. La doctora paso un par de horas hablando con ella mientras esta solo seguía mostrando el mismo patrón.

Lauren: ¡Camila! –exclamó.

Camila: ¿Sucedió algo?

Lauren: ¿Has visto mi vestido negro?

Camila: Creo que debes especificar mejor.

Lauren: El vestido que me regalo. –musitó-. Ya sabes quién. –agregó.

Camila: Ah el vestido negro que te dio el negro. –exclamó-. Ally lo estaba remendando ya que accidentalmente se rompió un poco.

Lauren: ¿Accidentalmente? ¿Solo un poco?

Camila: Si. –exclamó-. Fue un accidente. –culminó.

Lauren: Genial.

Camila: Además ¿Para qué lo quieres?

Lauren: Saldré esta noche.

Camila: ¿Sin mí?

Lauren: Quiero ver si puedo cuidarme sola.

Camila: No lo sé, Lauren.

Lauren: ¿Podrías tener fe en mí? –exclamó-. Ya trabajo y muy bien, creo que también podría salir.

Camila: Tengo fe en ti, pero...

Lauren: No pasara nada como antes. –Musitó buscando un vestido-. Te lo prometí. –agregó.

Y era cierto Lauren había guardado la promesa de que no volvería a dejarse llevar por la depresión, en el momento que estaba en la camilla en camino a urgencias.

Camila: Es muy difícil todo, cuando se tu problema.

Lauren: Camz...

Camila: Lern...

Lauren: Déjame intentarlo.

Camila: Mejor déjame acompañarte.

Lauren: Bueno, está bien. –exclamó-. Ya que insistes. –agregó.

Camila: Solo quiero que estés bien.

Mientras aun contemplando la hermosa vista, la mujer mayor esperaba que volviera la doctora. -¿Cómo estás? –musitó al regresar-. Bastante bien, gracias-. ¿Recuerdas cómo se llama? –Preguntó poniéndose sus lentes-. No, lo siento, no lo recuerdo. –respondió-. Está bien. –exclamó postrando sus manos sobre las de ella-. Que cálido. –exclamó-. ¿Qué? –sus manos, son muy cálidas me parecen muy familiares. –musitó sobándolas-. Soy su médico, es natural que sienta eso ya que nos vemos todos los días. –explicó-. Vaya. –musitó cabizbaja-. ¿Pasa algo? –es que por un momento creí haber sentido algo que ya haya vivido y solo se trata de eso, solo quisiera recordarlo todo, mis hijos, mis nietos, mis posibles bisnietos, mis padres, mi esposo. –pero, ya has avanzado, recuerdas esas palabras y lo que significan. –Respondió mientras sobaba su espalda-. Pero, no es suficiente. –sollozó-. Me siento sola. –agregó-. No lo estas, tus seres queridos están más cerca de lo que puedas imaginar. –exclamó viéndola de frente; su hijo después de un rato volvió para despedirse prometiéndola verla para mañana.

Mientras en el club se encontraban Lauren y Camila en compañía de compañeros del trabajo de Lauren. -¿Y dígannos como lo hacen? –Exclamó una de las chicas-. Pues veras yo esposo a Lauren y luego... –respondió Camila siendo interrumpida-. ¡Camz! –me refería a ¿Cómo han mantenido tantos años el amor? –Camila aludió a la pregunta-. Pues, supongo que es solo algo de trabajo en equipo. –exclamó Lauren cabizbaja mientras sorbía de su trago. Después de un par de bromas e historias deciden pasar un rato en la pista de baile.

Camila: No ha habido trabajo en equipo, Lauren. –musitó-. Y lo sabes. –agregó.

Lauren: Pues, yo no lo veo así.

Camila: ¿Cómo puedes amarme después de todo?

Lauren: ¿Cómo has podido seguir a mi lado aun recordando a Ariana?

Camila: Ariana, no pienso en ella. –mintió.

Lauren: Camz...

Camila: Lern...

Lauren: Dilo. –exclamó sonriente-. Está bien. –añadió.

Camila: Bien, si he pensado en ella y hemos vuelto a mantener contacto. –musitó-. Lamento no habértelo dicho.

Lauren: Esta bien, sé que aun la quieres.

Camila: Pero no es como antes, nada sucederá otra vez.

Lauren: Tranquila, te creo.

Camila: No quiero perderte.

Lauren: ¿Podrías prometerme algo?

Camila: Claro, dime.

Lauren: No importa lo que llegue a suceder entre nosotras, siempre, siempre vuelve a contarme nuestra trágica historia de amor, recuérdame lo que fuimos una vez mientras solo nos conocíamos, cuando nos odiábamos, recuérdame a Sofía siempre que puedas, recuérdame a todos los que he amado, recuérdame nuestra turbulenta relación, recuérdame lo que es ver el paraíso en tus ojos cada mañana al despertar, recuérdame el sabor de tus labios y tu voz al cantar.

Camila: Lo prometo. –exclamó-. Pero nada sucederá. –culminó.

Aquella noche las luces de neón vestidos de colores fríos hacían juego con sus miradas hasta que este culminara por unir sus labios.

Camila: Que hermosa te ves de neón. –musitó con una lagrima deslizándose por su mejilla.

Lauren: Camz, en el club no se llora.

Camila: Lo sé, es solo que...

Lauren: ¿Qué?

Camila: En verdad lo lamento.

Same Place III  || The Last Kiss #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora