Capítulo 5: Mujer Peligrosa

485 40 1
                                    

¿Existe el amor verdadero? Todos somos tan malos y a la vez tan buenos pero no está en nosotros ser buenos con todos, como tampoco está el ser malos con todos. Hay personas que queremos y no sabemos porque como también está el caso de despreciamos a alguien sin motivos, esos confusos sentimientos que nos transmitimos a diario nos unen como también nos repelen. El amor es lo más cercano a la magia pero no todos somos magos.

Era fin de semana y era el comienzo de las consultas de Camila con su terapeuta. Las confusiones que contenía su corazón eran un peso tan grande que se vio obligada a buscar ayuda profesional. –Camila, puedes pasar. –Exclamó una joven mujer de largas piernas y cabellera extensa y negra.

Camila: Bueno, no sé qué decir. –musitó.

Terapeuta: ¿Qué haces aquí?

Camila: No lo sé. –explicó-. Creo que es la culpa.

Terapeuta: ¿Qué hiciste?

Camila: Por años, engañe a mi pareja.

Terapeuta: ¿Por qué?

Camila: Creo que siempre sentí que no era suficiente para mí.

Terapeuta: ¿Suficiente en qué?

Camila: En todo, caí y nos fuimos juntas al abismo.

Terapeuta: Oh, es una mujer.

Camila: ¿Hay problemas por eso?

Terapeuta: No, prosigue.

Camila: Todos siempre han tenido razón sobre mí, soy mala.

Terapeuta: Camila, no lo creo.

Camila: Entonces solo soy peligrosa.

Terapeuta: Te sientes culpable, es normal. –explicó-. Y eso demuestra algo bueno en ti. –agregó.

Camila: No hay nada bueno en mí, casi se suicida en varias ocasiones por mis errores.

Terapeuta: Camila, ambas son inestables, solo es eso y sin en verdad se aman crecerán juntas. –explicó-. Al menos que... –agregó.

Camila: ¿Al menos qué?

Terapeuta: Sientas algo por la persona con quien la engañaste.

Camila: No, no lo sé.

Terapeuta: La respuesta está ahí. –explicó-. Solo búscala. –añadió.

Mientras en el asilo la anciana asomada por la ventana degustaba de una taza de café caliente tratando de recordar algo de su vida lo cual no consiguió pero su mente divagaba pensando en su médico; había algo en ella que le inquietaba. –Madre ¿Cómo estás? –Exclamaba una voz de mujer a través de una bocina-. Hola, María Clara, muy bien. –explicó-. Estaba por salir a verla. –agregó-. Madre ¿Todavía con eso? –contraatacó-. No puedo dejarla sola. –musitó-. Ella es especial para mí y lo sabes. –colgó. El café estaba caliente, el aire era tan frio que cortaba los pensamientos de la mujer pero siempre conseguía volver a ver la imagen de su doctora.

Camila: Hola, Ariana. –exclamó a través del teléfono al salir del consultorio.

Ariana: Hola, Mila.

Camila: ¿Cómo estás? –musitó.

Ariana: Feliz. –exclamó-. ¿Y tú? –agregó.

Camila: Estaba pensando en ti. –murmuró.

Ariana: ¿Debería preocuparme por eso?

Camila: No. –explicó-. No es lo que piensas, solo pensaba en cómo podría arreglar mi vida o mejor dicho la vida de Lauren.

Ariana: Podrías empezar por ser sincera con ella siempre.

Camila: ¿Crees que no lo he sido?

Ariana: Camila, no volveré a mi tormentoso pasado por ti, por primera vez en mi vida soy muy feliz. –explicó-. Y quiero continuar así, debes seguir adelante pensé que te amaba que eras la persona indicada, el amor de mi vida pero no, no te amo, creo que en realidad nunca fue así, solo creí hacerlo y tu deberías entenderlo.

Camila: Vaya... –sollozó.

Ariana: Lo lamento.

Camila: Esta bien, creo que tienes razón.

Ariana: Camila. –suspiró-. Olvídame como yo te olvide. –añadió.

Camila: Eso hago.

Ariana: Lauren. –explicó-. Ella es lo mejor que te pudo haber pasado en la vida.

Camila: Lastima no he sido lo mejor que le pudo pasar.

Ariana: Aun estas a tiempo para serlo.

Camila: Ariana, respóndeme algo.

Ariana: Claro.

Camila: ¿Qué se esconde tras la luz de neón?

Ariana: ¿Disculpa? –exclamó confundida.

Camila: Solo responde. –insistió.

Ariana: ¿Qué hay detrás del neón? –suspiró-. No tengo idea, Camila ¿Qué hay tras la luz de neón? –culminó.

Camila: Aun no lo sé.

Ariana: ¿Lauren te ha vuelto una poeta, no?

Camila: Creo que solo deliro.

Ariana: Aquella persona que vuelva el cuento de tu vida, en poesía esa persona es la indicada.

La doctora se encontraba con la anciana, ambas compartieron un par de tazas de café, no dejaba de detallar la presencia de la médico aquello era pintoresco ante sus ojos, ambas terminaron rosando sus manos. –Lo lamento –exclamó-. Tranquila. –respondió-. Tienes manos suaves. –explicó-. No puedo evitar sentir que las he sentido antes. –agregó. Ya le dije. –explicó-. Nos vemos todo el tiempo.

Same Place III  || The Last Kiss #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora