Capítulo 8: Remembranzas

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Comenzaba el invierno y aquella anciana seguía buscando en los rincones de su mente pero todo seComenzaba el invierno y aquella anciana seguía buscando en los rincones de su mente pero todo seguía nublado hasta que dos nombres se le presentan, Brad y Matthew. –Brad. –susurró. -¿disculpe? –exclamó la doctora confundida. –no, no es nada solo recordé ese nombre ¿significara algo para mí? ¿Conozco algún Brad? –respondió. –lo siento, pero no lo sé. –mintió. –podría ser ese joven que siempre me visita. –señora, deje de impacientarse las cosas irán yendo con su debido tiempo. -¿podría responderme algo? –agregó. –por supuesto. -¿es incapaz de mentirme, doctora? –nunca le he mentido. –exclamó. La doctora le ofreció una taza de café y le hizo compañía esa fría tarde, ambas contemplaban la llegada de los copos de nieve. –es tan hermoso. –sí, lo es. –el invierno me hace sentir tan bien, me siento como en mi lugar feliz. –eso es lo mejor quizás su mente no esté bien pero algo de su vida siempre estará presente en cada parte del mundo.

Camila: ¿Lauren? –exclamó-. ¿Dónde estás?

Lauren: Hola, hermosa. –exclamó abrazándola por detrás.

Camila: Odio que te escondas en la oscuridad.

Lauren: Quería sorprenderte.

Camila: Estas muy feliz hoy ¿A qué se debe?

Lauren: ¿Debe haber una razón?

Camila: Siempre hay una razón para todo, Lauren.

Lauren: Pues, esta vez no, solo me siento feliz y quería compartirlo contigo.

Camila: ¿Y tenías algo pensado?

Lauren: Si, solo sorprenderte para luego llevarte a la habitación.

Camila: Buen plan.

Lauren: Mira, Camz. –exclamó. –está nevando. –añadió.

Camila: Supongo que cambiaron los planes.

Lauren: ¿Me acompañarías afuera?

Camila: Por supuesto.

Lauren: Amo la nieve, me recuerda tanto a mis padres.

Camila: Supongo que encontramos tu cura.

Lauren: Ojala.

Camila: ¿Recuerdas nuestra primera navidad juntas?

Lauren: Si, lo recuerdo es de las pocas cosas que no he podido olvidar, cada que busco en mi mente mi vida siempre esta nublado pero al continuar siempre termino dando contigo en mis recuerdos, siempre habrá algo que me una a ti.

Camila: Siento informarte que no soy tu cura, en todo caso creo que soy el veneno.

Lauren: Creo que ya te has odiado demasiado a ti misma como para continuar con eso.

Camila: Solo estoy siendo sincera, Lauren. –explicó. –no sé qué siento realmente por ti, solo sé que no quiero alejarme nunca y sé que he cometido demasiados errores, te he hecho mucho daño, he hecho cosas que nunca podre enmendar pero ya sea conmigo o sin mí solo quiero que seas feliz.

Lauren: Pues, lo soy, ahora si lo soy.

Camila: Sé que no lo eres, pero haces el intento.

Lauren: Sucede que no he sido muy feliz ya que encontré unas viejas fotografías.

Camila: ¿Y qué te hicieron recordar?

Lauren: No que, sino a quien recordé.

Camila: ¿Quién?

Lauren: Sofía.

-Hola, mama. –se escuchó una voz cerca de las ancianas, era una voz dulce de una mujer joven. -¿yo? –musitó la anciana señalándose. –sí, tu. –exclamó acercándose con dos pequeños, un niño y una niña. -¿Cómo has estado? Lamento no haberte venido a ver más seguido, entre el trabajo y el hogar no he tenido tiempo para nada. –explicó. –tranquila... ah, tu. –me olvidaste, era de esperarse. –contraatacó. –lo lamento. –no debes disculparte por eso. –bueno ¿y cuál es tu nombre, hija? –soy Sofía, mama.

Camila: Ay, no sé qué te quedo mejor esta noche, la ropa interior entera de Victoria Secret o el chocolate caliente. –exclamó mientras besaba su espalda desnuda.

Lauren: Ves, no cambie mis planes, solo mejoraron.

Camila: Espero no lleguen las chicas y arruinen nuestra noche.

Lauren: No lo creo.

Camila: Lauren ¿esperas algo del futuro?

Lauren: Con mi problema, no espero nada ni siquiera del día de mañana. ¿Por qué?

Camila: Es que siento que en tu futuro no podría estar.

Lauren: Ya deja de martirizarte.

Camila: Sofía debió continuar con vida, Ashley debió volver contigo y yo...

Lauren: Debiste quedarte con Ariana.

Camila: Iba a decir es que debí quedarme sola. Las almas malas son las que más deberían estar solas en el mundo pero siempre ocurre lo contrario.

Lauren: Camz, digas lo que digas y pase lo que pase, te amé, te amo y te seguiré amando hasta mi último aliento.

-¿Cuántos hijos tengo? –exclamó. –conmigo, dos y tres nietos. La anciana estuvo horas conversando con aquella joven mujer mientras hacia todo lo posible por recordarla lo que termino siendo un trabajo en vano ya que no lo consiguió y en su lugar por su mente pinto una pequeña niña del mismo nombre. -¿Cómo estas, doctora? –musitó sarcástica al verla. –hola, Sofía me alegra volver a verte. –quisiera decir lo mismo. -¿ocurre algo entre ustedes? –no. –en absoluto, puede estar tranquila. –pensaba que ya no estaría por estos lugares. –tengo un trabajo que cumplir. –ah sí, es que es la médico personal de mi madre. –Sofía, sabes que no lo hago por ningún mal. –no entiendo que intentas hacer, ella te olvido y tu hiciste tu vida, ambas se separaron para siempre deberías dejar de insistir. –no, no puedo. –contraatacó. -¿Por qué? –se lo prometí, Sofía. –culminó. La doctora se sentó con ellas interrumpiendo los recuerdos que su hija le compartía.

Lauren: Bueno, hay algo que siempre he querido.

Camila: ¿Qué?

Lauren: Ser madre.

Camila: Pensaba que tenías otros sueños.

Lauren: Los tuve pero todo cambio y como mi último anhelo es poder tener alguien con quien poder compartir aquello que tuve con Sofía.

Same Place III  || The Last Kiss #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora