Estoy en el metro con mi querida guitarra, he vivido toda mi vida para ese momento, pero aún no sabía que llegaría justo ese día. Al llegar a mi estación salgo y prendo un cigarrillo, veo un auto de policía, un escalofrío recorre hasta lo más profundo de mi espina, miro el obscuro cielo nublado, camino hasta llegar a mi destino, toco la puerta, me recibe una persona la cual conozco de toda mi vida, pensamos igual, pero yo supe esconderlo. Tomo el estuche de mi querida guitarra, él me hace mirar las empolvadas fotos de sus recuerdos, sus vivencias y su familia, que horrible es vivir escondido, saco mi querida guitarra, toco la misma melodía que he tocado ya en tantas casas, pero esta vez el último acto estaba cambiado, acelero el ritmo de la melodía, cambio drásticamente los acordes, termino de tocar y se escucha un permanente silencio, afuera estaba la misma patrulla que había visto anteriormente, pero ahora los veo sin poder ver, los saludo sin poder saludarlos, sigo mi vida sin poder seguirla y en vez de recibirlos con un escalofrío los recibo con el brazo estirado. Ojalá ese hombre pueda desempolvar los cuadros con lo que le he regalado, espero no molestarlo con mi identidad de solitario
