Mi primer día de escuela salió tal cual predije, algunos profesores faltaron, otros solo pasaron asistencia dejándonos sin nada que hacer en las horas libres.
Y bueno, ya saben que cuando el gato no está, los ratones hacen fiesta, me incluiría si es que Mela hubiera estado ahí conmigo, pero no. Yo era la ratoncita solitaria que estaba sentada en el rincón oscuro de la fiesta, aquella a la que nadie invitaba a bailar.
Conozco a Mela desde el jardín, éramos las siamesas que nunca se separaban, y así continuamos hasta llegar a la secundaria, siempre fuimos ella y yo, nuestra línea de amistad era más que suficiente para nosotras, y esa fue la principal razón por la que nunca congeniábamos con las demás chicas. Las mismas chicas que ahora me ignoran.
Ah lo olvidaba, asisto a un colegio para monjas.
Me arrastro hasta mi cama, cierro los ojos por unos instantes y el recuerdo de la mañana se hace presente, una sonrisa se cuela en mi rostro.
Basta.
Sacudo mi cabeza despejando mis cochinos pensamientos, estiro torpemente mi mano para coger el libro de matemáticas que se encuentra sobre mi mesita de noche.
—Debo estudiar. Debo brindar honor a mis padres. —me digo frotándome el rostro con exasperación. —No caigas en la tentación.
Doy vuelta a la página encontrándome con el siguiente enunciado:
La Hidra de Lerna es un personaje mitológico que aparece en algunas historias, como la de las 12 pruebas de Hércules. La Hidra era un monstruo con 1 cabeza, pero si se le cortaba, le nacían 2 cabezas en su lugar. Si un héroe intentaba vencerla cortándole todas sus cabezas cada día, ¿Cuántas cabezas tendría la Hidra el tercer día? ¿Y al cabo de 10 días intentando vencerla?
Abro la boca indignada ¿Pero qué clase de brujería es esta? Una queriendo estudiar y el mundo tentándome en pensar en un chico que bien podría ni saber que existo. Y para los males, Mela no me ha dicho nada de él.
Cálmate Megara. Respira, Inhala, exhala, uno, dos, uno, dos.
Cierro los ojos y me acomodo cruzando las piernas en posición de loto.
—Om, ojala que el Hércules no tenga novia. —comienzo—Om, y si la tiene, espero que no duren. Om, y si duran, cásense. —Una sonrisa invade mis labios. —Om pero lamentablemente el día de su boda...
Una llamada interrumpe mis bellos cánticos, no le hago esperar y contesto sin mirar el remitente.
—Revisa el WhatsApp, mi saldo se acaba, chau.
Y pum, Melania me corta.
Mela: Esto fue lo más humillante que hice en toda mi vida.
Mela: Ahora todo el salón cree que tengo un flechazo con ese tal Sean.
Yo: ¿Sean? ¿Ese es su nombre?
Mela: Sí, ¿Qué otra cosa quieres saber?
Yo: Sorpréndeme.
Mela: Sean Jay Barton, diecisiete años, soltero, la población femenina lo define como caballeroso, guapo e inteligente.
Mela: Y eso no fue todo lo que te conseguí. Su número es *** *** ***.
Lanzo un grito de euforia, vuelvo a mirar la pantalla de mi celular y me tapo la boca con emoción.
Yo: Te quiero. Te quiero. Te quiero. Te quiero.
Mela: Lo sé. Soy genial.
Mela: ¡Pero mi genialidad no me va a salvar de mi segundo día de clases! Me han tachado de chica necesitada de novio.
Mela: ¡HEY MEGARA! ¡TÚ BASURA! No me dejes en no visto.
Recibido 07:05 pm.
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Amor sin datos
Short StoryMegara Pines insistió a su mejor amiga para que averiguara el número del sexy chico que siempre veía en el metro, el día que lo consiguió no dudó en guardarlo en sus contactos, sin embargo tras una serie de eventos desafortunados que involucra un ce...