Capítulo 37

1.9K 118 21
                                    

Estábamos, los dos, sentados en uno de los bordes de la cama. Sin decir nada. Ella a mi lado y yo al suyo.

Yo pensaba en lo que acababa de hacer. Quizá había sido muy impulsivo y no había medido la seriedad que implicaba que se fuera a España conmigo.

¿Qué pasaría por su cabeza en esos momentos?

Intentaba armarme de paciencia para poder esperar lo que tenía que decirme. Miraba sus manos como si debatiera sobre el asunto. ¿Irse o no?

Sujetó mi mano y entrelazó nuestros dedos. Sonreí creyendo lo que significaba. Me miró divertida y le devolví la sonrisa.

—Voy con vos—mordió su labio nerviosa y la acerqué para poder besarla.—Pero solo por la semana...

—No importa el tiempo, mientras vayas conmigo—. Comenté sin separarme de ella.

Apoyó su cabeza en mi hombro y miré nuestras manos. ¿Las personas se pueden encariñar tan rápidamente?

Me sonrió calidamente, y uní nuestras frentes. Completamente relajado y aliviado por su decisión.

La puerta se abrió repentinamente y nos separamos como un flash. Su padre nos miró, mejor dicho, me miró. Como si examinara mis intenciones, luego su mirada viajó hasta nuestras manos.

—Venía a avisarte que está la merienda...—habló.—Pero veo que ya estás comiendo.

Su hija se puso completamente roja y se paró para golpearle el hombro.

—Pa no seas así, ya vamos...—se tapó la cara con ambas manos y su padre carcajeó. Se fue y ella me miró, sonreí algo avergonzado por la situación

Pasé el resto de la tarde con ella. Su padre estaba lejos de ser el "suegro" amargado y posesivo. Teníamos temas en común y el principal; era el fútbol. Maca me miraba como siempre lo hacía, pero ahora transmitía más tranquilidad, quizá porque ya no éramos tan "secreto". Sino que al menos su padre sabía que la seguía frecuentando; y eso era un avance.

Después me acompañó a ver que traje me podía poner. Tenía tres en casa y ella me había insistido que no comprara uno para la cena de su madre. A la cual estaba invitado por ella y probablemente le daría un infarto al verme ahí con su hija.

—Ése te queda mal—. Dijo cuando salí con el primer traje.

Ella estaba sentada en mi cama, y yo parado frente al espejo. Mirando sus reacciones, que no hacían otra cosa que divertirme.

—¿Mal? Pero si hasta yo mismo me pediría una cita—. Dije y rió mientras negaba. Me gustaba verla así por mí causa.

—Andá a probarte otro—. Señaló el armario y busqué otro.

Me daba miedo pensar en que su madre estaría ahí, bajo el mismo techo que ella y yo. Y si armaba un espectáculo por mí presencia no me quería imaginar cuando se entere de que hacía meses me veía con Rena.

Salí con el otro traje y ella se paró sobre la cama. Me hizo señas con el dedo para que me acercara, y lo hice.

—Éste te queda muy bien—. Colocó sus brazos por mis hombros. Quedaba mucho más alta que yo.

—¿Ah, sí?—pregunté y pasé mis brazos por sus piernas para apegarla a mí y besar su vientre, su top facilitaba esto. No me cansaría nunca del contacto de su piel tibia con mi boca.

—Demasiado—. Susurró y se puso de rodillas en la cama para besar mi boca. Era demasiado lo que sentía.—Andá a probarte otro—. Habló sobre mis labios y sonreí.—Yo te ayudo a descambiarte—. Mi sonrisa se amplió y bajó sus manos de mi nuca por sobre mis hombros para quitarme el saco.

Volví a besar su boca, porque me era imposible separarme de ella y colocó sus manos sobre mi camisa para desprender los botones, desde el primero hasta el último. Con una paciencia y lentitud que me hubiese gustado acabar con un solo tirón. Mis manos permanecían en su diminuta cintura, mientras que las suyas bajaban, estrepitosamente, hacia el botón del pantalón. Mi boca fue a parar a su cuello y sus dedos hicieron lo que tenían que hacer, ayudó a bajar mi pantalón y la recosté sobre la cama. Conmigo encima, obviamente. Para poder hacer todas las marcas que yo quisiera en su cuello. Abrió un poco sus piernas y me acomodé entre ellas sin dejar de acariciarlas.

—Joa, Joaquín— su respiración se había agitado en cuestión de minutos. Me encantaba su voz de esa forma—Hey—Susurró sobre mi odio. Pero hacían lo contrario a calmarme.

—Solo serán besos—. Aseguré y volví a mi tarea mientras mi mano subía hasta el borde de su top. Su cuerpo pequeño debajo del mío me hacía volar la imaginación.

Y solo eso fueron; besos. Estuvimos por lo menos dos horas así, hasta que su padre la llamó.
No tenía control del tiempo cuando estaba con ella. Me había quedado en mi cama, mirando el traje que ella había elegido para mí. No era muy elegante y eso me hacía sentir inseguro. ¿Y qué si no cumplía con las expectativas de su madre? Aunque aún no éramos nada, la primera impresión siempre cuenta.
¿De qué se suponía que hablaría con la gente? Si apenas conocía a unas pocas personas y mis temas de conversación estaban lejos de los suyos. Lo único en común, entre ellos y yo era Rena.


Después de taaaanto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de taaaanto. Sisi, he vuelto. *SE AGACHA PARA QUE NO LE PEGUEN LOS SILLAZOS*

Ahr😂😂😂

Bueno, me deben querer matar pero igual wuelvo ahr, sé que es corto pero al menos es algo.

Mi vida ha sido demasiado, y no he podido con todo por lo que he tenido que dejar wattpad para no llenarlo de mis amarguras😰. En especial ésta historia que es tan así, tierna... Pufff ahr...

Vamos conociendo a los suegris

Bueno.... No se olviden de COMENTAR Y VOTAR. 🎐

Porque me mejoran el ánimo y me encanta leer lo que escriben 😂😂😂💁

Nos leemos pronto!🌻

Unreal | Joaquín CorreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora