"KyungSoo sabía que estaba mal en ocultarle cosas a Yeol, pero había una buena razón detrás de todo eso."
🐻ChanSoo casi casi One-Shot ✨
🐻Mención de KyungSoo como omega
🐻Apto para todo público
🐻Soft and Fluff 💕
KyungSoo nunca esperó llegar tan lejos con sus viajes, el emigrar de Corea hacia Venecia era una de las mejores cosas que pudo haber decidido. Con sus cortos 25 años, su amor y anhelo por el arte nunca habían quedado detrás.
Los colores son su pasión y adoración, al igual que el misterioso chico de amplios hombros, grandes orejas y ese atractivo e infantil estado ánimo. Los días en Venecia son tranquilos, con un banquillo, caballete y óleos, intenta reflejar toda belleza de la gran cuidad. Su cuello estaba se ve envuelto en una cálida bufanda obsequiada por su bobo amado. Pasando sus dedos por los finos hilos egipcios suelta un suspiro. No sabe como explicarle de su realidad a su amado Yeol. Bajo esa fachada de hombre inseguro de sí mismo, esconde el gran secreto de ser realmente un pequeño hombre lobo, con finos rasgos de un pequeño chihuahua o zorro.
¿Curioso, no? Sus manos temblaban bajo sus cálidos guantes, hoy sería el día en que le revelaría a su novio toda la verdad. Sin olvidar el mero hecho del que son compañeros de alma agregando el que sus lazos estarán sujetos en ésta y futura vida, porque ChanYeol es de KyungSoo, y el bajito del más alto.
Guardando sus bastas ganancias por crear un retrato de una pequeña colorina de apenas 3 dulces años, emprende viaje hasta el desgastado pero hogareño departamento.
Un olor a vegetales al vapor mezclado con especias y arroz lo esperan al cruzar la puerta de la pequeña habitación. La música clásica impregna sus oídos. Con intención de subirle volumen al viejo componente de segunda mano, gira su cabeza hasta toparse con esos azabaches ojos que cada día lo enamoran más y más.
Las velas del dormitorio tintinean suavemente al compás de la suave melodía del comedor. Los brazos de Yeol estaban abiertos esperándolo, siempre era así. luego del fácil y cómodo empleo disfrutaba llegar a casa para refugiarse entre las extremidades de su adorado amado. KyungSoo mentiría si dijera que estaba asombrado o incómodo, el calor que emanaba el fornido pecho del mayor era su confort, ante todo en aquella época que el gélido clima calaba al máximo sus huesos y ventanas de la bella cuidad de los magníficos canales.
Los labios de KyungSoo y ChanYeol se encuentran y danzan entre sí, demostrando toda añoranza que tuvieron el uno por el otro aquel frívolo día, separándose por falta de aire, suspiran entrelazando sus manos para dar inicio a una lenta caminata hasta donde los esperaba la basta y deliciosa cena preparada por el más alto. Entre risas y muestras de cariño se basó la romántica velada. El de grandes ojos y suaves cabellos, besó al mayor, entrelazó sus manos y contó toda verdad ante su ya no tan secreta identidad.
ChanYeol sin saber por qué abrazó al menor escondiendo su cabeza entre la curvatura de su oloroso cuello, repartiendo besos en la nívea piel, susurraba cuanto amaba al menor de la relación. Con el corazón palpitando a 100 k/m por hora, dijo las palabras que tenía anunciar al comienzo de la velada. Sin preámbulo alguno comentó: — Do KyungSoo, dame el honor de ser quien te bese y ame; déjame ser quien vele y guíe cada una de tus esperanzas, desilusiones y sueños. Déjame ser tu alegría e ilusión de un día mejor. Déjame ser el hombre por el cual soñaste. Déjame ser el dulce amor de tu vida.
Sin parpadear o rechistar KyungSoo aceptó. Aceptó ser el nuevo señor Park. Quien amaría y adoraría a su pareja destinada hasta el final de sus dulces días sin olvidar la próspera siguiente vida.
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