Capitulo 30

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-¿Pero que demonios?-fue lo último que pudo decir la menor,cuando ambos fueron atrapados.

-Bien,una slime y un ¿angel?-dijo la mayor de cabellos cenizos,saliendo por detras del gran escritorio cafe.

-¿Quién te crees mocosa?-exclamo la peli-verde,obviamente ya le conocia.

Llevaba haciendo tratos con el rey de ese lugar,desde hace ya unas décadas y la joven parada frente a ella fue como una "celebridad" durante un tiempo.

-Uh,pero sí eres tú,me temo que al rey no le gustara el hecho de que intentaste robarle-dijo en una pose superior y mirando sus uñas con soberbia.

-No le dirías,ahora ¡sacame de aquí!-exijio removiendose en su lugar,no le agradaba estar tan bulnerable.

-Es solo trabajo,rubia ayudame a llevarlos-dijo la mayor tomando uno de los extremos de la soga.

-¿Angel?-pregunto la rubia acercandose al príncipe.

-¿Qué haces aquí?,deberías estar en el palacio-dijo el castaño en respuesta,evadiendo su pregunta.

-Eso debería preguntarte bobo-dijo de una forma burlezca,típico de la menor.

-¿Puedes sacarnos?-pregunto el castaño,con un mirada suplicante.

-No,debemos llevarlos con el rey,ahora son traidores-dijo la peli-gris,de una manera severa.

-¿Y qué castigo nos será otorgado?-pregunto el príncipe aún más asustado.

-Quiza ambos sean decapitados-respondio jalandolos fuera de la habitación color azul marino.

No puede acabar así.

*~*

El timbre habia sonado hace unos pocos minutos,indicando el inicio de las clases.

El salón donde se encontraba la azabache poco a poco se fue llenando de rebeldes principes y princesas.

Gritos era lo único que podia escuchar la oji-verde.

Hasta que el maestro ingreso al aula.

-Buenos dias,principes y princesas,hoy comenzarán los cursos que son dados un mes al año,por ende tenemos nuevos estudiantes-habló dirigiendose a los jovenes,sentados en butacas.

-Escuche que vendría la princesa del infierno-susurro una peli-rosa quien estaba sentada frente a la azabache,quizá no habia notado su presencia y eso lo tomaría para escuchar sus conversaciones.

-¿Princesa?,¿es que acaso a ese lugar se le puede llamar reino?-dijo una castaña,de una forma de repúlsión y asombro.

Vaya "soberanas".

-Bien,en este curso esta la príncesa Alexandra,¿le gustaría presentarse?-preguntó el señor Benjamín acomodando sus lentes sobre su cabeza.

-No-respondio parandose en su lugar,mientras miraba a las dos princesas,quienes de igual manera la miraban temerosas.

Definitivamente,no le agradaban.

-De acuerdo,puesdes tomar asiento-dijo algo decepcionado ante tal respuesta,esa azabache de alguna forma,le agradaba y no permitiría que algún otro principe le dañara.

No otra vez.

*~*

-¡Oye vago,dice tu padre que bajes,hoy planearán el ataque y debes estar allí!-grito un castaño de lentes desde el otro lado de la puerta.

Extrañado,abrio cuidadosamente la puerta,ya que no escuchaba ningün ruido en el interior.

-¿Por qué Angel aún no baja?-pregunto Monserrat desde las escaleras.

Al ser la primera comandante al mando,todas las acciones de guerra recaian en ella.

-No esta aquí-dijo el menor algo atemorizado por la presencia de la rubia.

¿Dónde estará?

*~*

-Bien,¿cuántos dias faltan?-preguntó el azabache ya algo cansado de estar revisando documentos.

-Unos meses,como 4-dijo Joseph examinando un libro en especifico el cual,el menor no podia tocar.

-Por mi padre-exclamo el azabache recargandose en su cómodo asiento,el cual estaba pegandose con su ropa.

-Salud-respondio el mayor estirando sus manos hacia adelante.

-Gracias,ya estoy cansado,joder-dijo tirando los libros de su escritorio hacia el suelo.

-No te exasperes hombre-dijo el mayor tratando de calmar al azabache,quien estaba apunto de destrozar su asiento.

Uno de los guardias del peli-gris entró abruptamente en la habitación,exaltando a ambos reyes.

-Mi señor,nos han informado que atraparón a los intrusos-dijo tratando de recuperar fuerzas.

-Vamonos-exigio el mayor,levantandose de su sillón,mientras tomaba su capa de color oscuro.

-¿Pero qué?Todavia no acabamos-reprocho el azabache,pero solo recibio por respuesta un portazo,anunciando que el contrario ya no volveria a esa habitación.

-Oh,que pena,parece que no entiende el peligro por el que estas pasando,¿o no,Victor?-susurro una voz ronca e ironicamente tosca,desde el otro lado de a habitación.

-¿No tienes más cosas que hacer?,ádemas de fastidiarme-pregunto con la misma hipocresía que el contrario.

-Sí,pero tú hija esta lidiando con otras,em.."pesadillas",así que solo me queda fastidiarte a tí,mi cielo-dijo parandose victorioso frente al oji-rojo.

-Serás serio alguna vez,joder-dijo reacomodando los papeles,que ahora se encontraban en el suelo.

Los locos no cambian.

*~*

Por más tratamientos que se les den.

*~*

Así que,me temo,no tengo remedio.

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Hola,mis queridos homunculos.

Espero les siga gustando leer esta historia.

Como yo al escribirla.

Perdonen los errores ortograficos.

Nos leemos luego.




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