Parte única

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—Voy a eliminarte, Taeil hyung… —Donghyuck sonrió, haciendo reír al mayor.—

—Inténtalo, Haechan, a ver si puedes siquiera tocarme. —El mayor le siguió el juego, sonriendo con altanería.—Antes de que quieras hacer algo, ya habré huido.

—¿Entonces como se supone que me divertiré si huyes? —Haechan hizo un puchero, jugueteando con el interruptor de su linterna.— Cuando la luz finalmente falle, yo me divertiré contigo, hyung… No podrás escapar, ¿no es eso aún más divertido?

—Imagina todo lo que podrás hacer, Donghyuckie… —Taeil susurró cerca de su oído.— Jugarás conmigo como desees, yo estoy a tu total y completo merced… Al final ambos habremos ganado, tú y yo… ¿No es eso asombroso?

Haechan sonrió, cerrando los ojos, la simple imagen mental que había creado era abrumadora, pero realmente comenzaba a llenarlo de formas inexplicables. Había tenido mucha suerte al chocarse con Moon Taeil esa noche, era realmente afortunado de haberlo conocido y pensaba en ello diariamente, cuando lo veía acostado a su lado en esa cama en una casa alejada y fuera del alcance de cualquiera que osara a interrumpirlos, donde fue invitado a pasar la noche, y luego otra, y una más, las cuales se hicieron una costumbre, hasta que acabó instalándose junto a él, comiendo y durmiendo juntos, básicamente conviviendo pacíficamente a pesar de ser extraños con un nivel de cercanía que nadie iba a entender jamás.
Ellos tenían un trato y esa noche iban a sellarlo, dando por acabada su extraña relación, pero ambos estaban de acuerdo con ello, y decir que estaban ansiosos por hacerlo era decir poco.

—Si me atrapas, dejaré que te tomes tu tiempo y hagas lo que quieras, como quieras, donde quieras… —La voz extrañamente más gruesa y rasposa del mayor lo puso alerta, encendiendo un interruptor dentro suyo, por lo que atinó a tomarle la mano cuando esta recorrió su cintura lentamente.— No te apresures, tenemos hasta el amanecer, Donghyuckie… ¿cómo querrás que acabe todo? ¿Lo haz pensado?

—No realmente, puedes decidir eso si quieres, al fin y al cabo es tu cuerpo, puedes hacer lo que quieras.

—¿Me dejarás decidirlo? Pero si se supone que tú serás quien lo hará.

—Lo sé, pero sería algo injusto si yo decido todo, ¿no crees, hyung? Aún tienes el control, úsalo si deseas. Yo soy un servidor también, esto lo decidiremos entre los dos.

—Bien… ¿y si quiero que seas brusco? Quiero que me hagas sangrar, gritar y llorar, ¿vas a hacerlo?

—Sería un placer darte todo eso, y lo haré si lo deseas.

—Hazme daño, arruíname completamente si lo deseas, estoy totalmente seguro de que será lo más gratificante que habré hecho en mi vida.

—Es bueno oír eso, porque realmente es lo que pensaba hacerte de todas formas… —La sonrisa amenazante que le dedicó lo hizo dar un leve escalofrío, acompañado de una sensación placentera que fue a en aumento cuando vio la linterna en manos de este comenzar a parpadear, era su señal, y debía aprovecharla.— Corre…

Taeil se movió deprisa por la cabaña y Donghyuck rió sonoramente, era su momento de actuar. Si lo encontraba, lo tendría a su merced, podría usarlo como quisiera y destrozarlo de todas las formas que se le pudieran ocurrir, y de solo pensarlo eso lo motivaba a continuar con su juego extrañamente macabro.
Los pasos apresurados del mayor resonaban a su alrededor y su risa los acompañaba, ambos reían como completos desquiciados pero, ¿no era eso lo que ambos eran?
Acababan de iniciar un juego donde uno controlaba y el otro se dejaba guiar, siendo un objeto que al final del juego, dejaría de servir.
Haechan había dejado de correr y estaba atento a su entorno, Taeil también estaba quieto y eso lo hizo pensar que quizás estaba cerca, no tenía demasiados sitios para huir de todas formas, y eso era una ventaja.

When the lights go out | taehyuck「ⁿᶜᵗ ¹²⁷」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora