El ataque ya había terminado cuando llegaron al instituto de Londres. Evelyn Highsmith, la encargada temporal del lugar, los recibió al salieron del portal, lanzándole una mirada desdeñosa a Magnus y otra llena de resentimiento a Alec.-Finalmente llegan- les acuso molesta la cazadora.
-Acudimos tan pronto como llego el mensaje- dijo Jace- No es nuestra culpa que no pidieran ayuda antes.
La mujer apretó los labios.
-Si que han tirado la casa por la ventana- dijo Max.
-¿Qué sucedió?- pregunto Isabelle, viendo los destrozos del lugar.
-Demonios- escupió con rabia- Simplemente pasaron las protecciones.
-Eso es imposible- musito Clary.
Evelyn la miro con fastidio. Alec paseo la vista por el lugar, los muebles antiguos y las reliquias tan celosamente guardadas eran tristes despojos que se arremolinan como basura en el piso, solo una que otra obra de arte se había logrado librar. El nefilim se sintió extraño, en unos cuantos días ese seria su hogar... hogar. Alec rumió las palabras con retorcida amargura, como si tratara de algún mal chiste. Hacia años que él no consideraba ningún lugar su hogar, nada era lo suficientemente cálido para sosegar el frió que parecía congelarlo cada día, entumecido hasta ser incapaz de sentir algo. ¿Alguna vez realmente llegaría a ser ese lugar su hogar?
-Ningún demonio puede entrar a un Instituto- dijo Simón.
-A no ser que los inviten- comento Magnus- Desde adentro.
-¿Insinúas algo brujo?- gruño Evelyn. Magnus sonrió con orgullo ante el nombre. Vagamente se pregunto como reaccionaría la mujer si supiera lo que era en realidad. En definitiva seria algo digno de ver.
-En lo absoluto dulzura, simplemente señalo lo obvio.
-¿Alguna baja?- pregunto Alec.
-Ninguna. Solo heridos...- la cazadora se mordió el labio, insegura de como continuar.
-¿Qué?- soltó Alec.
-Más bien... entraron destruyendo, registraron todo el lugar... como si buscaran algo.
-¿Qué podrían buscar los demonios en un Instituto?- pregunto Clary.
-Nada bueno- musito Simon sombrío.
-¿Solo por esto nos llamaste?- Alec rodó los ojos- Los demonios son estupidos nunca tienen un plan maestro.
-Tu serás el nuevo director de este Instituto. Este también es tu problema- le recordó Evelyn con veneno. Alec esperaba que la mujer se marchara cuando el tomara el mando, de lo contrario seria imposible tenerla como compañera en las misiones. Miro a la mujer hastiado, reparando en el brillo pomposo de sus ojos castaños.
-¿Por qué nos llamaste en realidad?- insistió Alec.
-Atrapamos a uno- admitió Evelyn mordiéndose el labio inferior - y... menciono tu nombre. Solo hablara contigo.
-¿En serio?
-Eso dijo.
-De acuerdo. ¿Dónde esta?
Evelyn señalo la puerta del fondo. Alec cruzo la estancia hacia el Santuario, Magnus le bloqueó el paso, interponiéndose entre el y la puerta.
-No creo que sea buena idea- murmuro Magnus en voz baja.
-Nadie pregunto tu opinión- escupió Alec.
-Alexander- dijo Magnus con voz dura pero baja, solo para los odios del azabache- Habló en serio. Si sabe quien eres puede correr la voz entre los cazadores de sombras. Es peligroso.
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Él nefilim y la Bella Durmiente (Alexander Lightwood)
Fiksi PenggemarSecuela de "La bruja y el Nefilim" El averno empieza a emerger desde las profundidades amenazante, evocando la antigua guerra entre el Cielo y el Infierno, junto una profecía que promete el final de todo. Han pasado 5 años desde que Alec dejó Edom...