1- Capítulo

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Con la mirada, busqué la alta y fuerte silueta de Denis, pero solo veía la gran cantidad de personas que iban y venían por el aeropuerto.
Amy, junto a mí, sujetaba las dos bolsas de viaje. Pequeñita y regordeta, que hacía sentir íntima, como en familia, pero no estaba entrando en aquel aeropuerto canadiense donde no acababa de hallar el afable rostro de Denis.
Sentí en cambio el codo de Amy rozando mi cadera y me volví presurosa. Con un dedo, me mostraba al hombre que tenía delante.
Di un paso atrás. -¡Oliver!- exclamé.
El aludido apenas si movió los labios en una sonrisa. Me vino a la memoria el recuerdo de aquella sonrisa que nunca llagaba a cuajar, que apenas si mostraba Oliver, el hermano de Denis.
-¿Cómo estás, Mappy?

- Oliver...- exclamé yo. Y giré la cabeza añadiendo -:¿Y Denis?

-Dame, por favor- replicó por toda respuesta - el talón de tu equipaje. El maletero me lo llevaré al Land-Rover que tengo fuera. Vamod, Amy- dijo pasando un brazo por los hombros de mi doncella de toda la vida.
A la par que hablaba, la liberaba de las dos bolsas de viaje y caminaba delante de nosotras haciendo una seña para que lo siguiéramos. Eso hicimos.

Mi asombro no había estallado del todo, porque lo lógico era que fuese Denis y no Oliver el que estuviera esperándome, al menos en eso habíamos quedado en el último e-mail que me había enviado a mi casa. Yo venía a Ottawa a casarme con Denis, era mi novio de siempre. En el barrio de la cuidad donde todos habíamos nacido nos conocíamos desde que habíamos venido al mundo. Yo tenía 16 años. Denis 21... No sé por qué razón nunca rompimos, tal vez la lejanía, porque si Denis se hubiera quedado en la cuidad y viviendo en el mismo barrio donde habiamos nacido, sin duda ya no seríamos ni novios... Pero el caso es que lo éramos. Y que al morir mi madre-la había enterrado dos meses antes-recibí el recado de tío Celso pidiéndome que pasara por su notaría. Y pasé.

Hacía bastante tiempo que no recibía noticias de Denis, pero tío Celso me las dio convertidas en aquel e-mail que recibió a la muerte de su hermana, que era mi madre. Denis me daba el pésame y me decía que fuera a reunirme con él para contraer matrimonio.
Lo pensé mucho. Amy me ayudó a decidirme, y también el tío Celso... Y allí estaba, en Ottawa, dispuesta a casarme con aquel novio que me había echado en el barrio 10 años antes. Pensaba todo esto mientras caminaba detrás de Oliver. Yo llevaba a Amy asida del brazo. Era toda mi vida, lo único que me quedaba, porque con tío Celso no podía contar, era un hombre aventurero, soltero, mayor, a quien le gustaba viajar por todo el mundo.

Amy había ayudado a cuidar de mamá, amortajarla después.
A Amy la había visto toda mi vida en el viejo caserón de la cuidad, en las afueras, perdido entre montes y riachuelos. Mi padre debió de morir muy joven, porque no lo recuerdo, ni siquiera un poco. Mi historia era una de tantas que transcurren en la vida de este mundo. La de Denis y Oliver quizás fuera diferente. El padre de Denis era canadiense, pero en España había conocido a la madre de los dos muchachos. Con el tiempo se divorciaron. Morton volvió a sus negocios del Canadá dejando a sus hijos con la madre de Denis y Oliver falleció. Fue entonces, cuando yo tenía 16 y Denis 21, terminando ingeniería industrial como Oliver, que el padre los reclamó y ambos se fueron. Denis me prometió amor para siempre. Oliver, que era tan serio, tan seco y tan frío, al menos aparentemente, seguía igual.

Apenas había sonreído, nos había mirado con aquella seriedad habitual, era alto y ancho en eso. Denis era un hombre alegre, dicharachero, feliz, y divertido... me hacía reír mucho. Los dos lloramos cuando nos despedimos... y de eso hacía ya ocho largo años. Es más, míster Morton ya había fallecido dejándolos a ambos herederos de su amplio patrimonio, aserraderos, fábricas de celulosa, negocios que ambos manejaban de la mejor manera. De vez en cuando Denis me escribía, por eso yo seguía pensando que era novia de Denis y me contaba aquellas cosas. Supe cuando murió su padre, cuando se hicieron cargo ambos de los negocios, cuando se trasladaron a aquel palacio donde aún vivían entre montes y ríos, y no lejos de los aserrados...

Una Boda En Dos Etapas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora