Me gustaría decir algo de mí para que se comprenda el porqué estaba tan indignada… Soy licenciada en sociología. Mi vocación es la de escritora, es más, colaboro con dos revistas y pensaba seguir haciéndolo desde Ottawa. Creo que algún día publicaré mi primer libro. Mi madre me dejó algún dinero, no necesitaba, pues, casarme con Denis para vivir mejor.
Recientemente había restaurado el viejo caserón donde habíamos nacido todos. De haber vivido mi madre, yo me hubiera casado Denis mucho antes, pero cuando mamá enfermó y fue una enfermedad muy larga, Amy y yo bregamos con todo aquello hasta su muerte, y fue al enterarse Denis cuando me llamó. Pero lo que no había derecho, entendía yo y me lo estaba diciendo los apagados ojos de Amy, era al engaño de que había sido objeto. Si Denis había muerto…¿qué hacía yo en Ottawa? ¿Por qué no se me había advertido a tiempo?
Oliver y yo nunca habíamos sido amigos, siempre pensé, aunque Denis nunca meblo confirmó, que a Oliver no le gustaba yo como cuñada y esposa de Denis. En el fondo creo que los dos nos teníamos una cierta rabia. Oliver siempre me miró con expresión indefinible. Denis y yo nunca habíamos hecho el amor, tal vez Oliver no lo supiera, pero ni Denis me lo había pedido ni yo había querido sentir ese placer especial.
Nunca me apeteció salir con otro chico, tuve pretendientes en la ciudad, sobre todo cuando iba a la universidad en mi viejo auto y volvía a casa después de las clases al atardecer. No, nunca acepté otra relación.
–Ya veo que te has quedado desconcertada– comentó Oliver –Si te apetece te llevo al cementerio.
–No soy dramática, Oliver. Solo censuro que ma hayas engañado.
–No te he engañado, Mappy, solo he callado algo que en conciencia creía que debía decirte en persona.
–¿Qué pretendías Oliver? ¿Qué me echara a llorar…? Yo quise a tu hermano, claro que sí, como una rutina, algo que ocurre con frecuencia, tienes 16 años, no sabes nada del amor, y confundes este con la amistad. ¿Y tú…–me volví hacia Amy –lo sabías?
–No–dijo Amy, y mirando a Oliver añadió–:Debiste advertirlo, Oliver, no sé qué te propones.
–Nos conocemos desde hace muchos años, Amy. Siempre te vi en casa de los Solano, siempre amable y educada. Te digo la verdad, no pretendí engañarlas a ninguna de las dos. Consideré que estas noticias de deben dar frente a frente, y a fin de cuentas, si quieren regresar, son libres de hacerlo.
–¿Y qué vamos hacer? Yo terminé una carrera, quiero ser escritora, tengo vocación, puedo escribir en cualquier lado, pero tengo que estar a gusto.
–Puedes estar aquí una temporada.
–¿Y qué hago yo sin Denis? Yo venía a casarme, ¿recuerdas?
–Ya lo sé, Mappy –por primera vez vi algo de amabilidad en el rostro de Oliver –. Sé que quieres escribir, él no tenía secretos para mí. El me lo contaba todo, es más, he leído tus cartas. Tú sabes, Mappy, que yo quería mucho a mi hermano – y noté que se le humedecía la mirada. Sin duda estaba dolido,desgarrado como había dicho–. Ahora lo mejor es que descansen. Tienen los cuartos juntos y un baño en medio para uso de las dos. Mandaré a Nancy para que las atienda. Más tarde comeremos, y hablaremos del asunto.
–No hay nada que hablar. Desaparecido Denis … solo deseo saber cómo murió, Oliver.
–Ya te lo he dicho. Estrenaba un Jaguar deportivo. Estaba encantado, hablaba de irse de luna de miel en ese auto. Tomó mal una curva y se cayó por el barranco al río. No se ahogó porque murió antes de caer.
–¿Iba solo?
–Sí, iba solo.
Noté en su semblante que me estaba mintiendo. Tampoco me asombraba. Ya Denis tenía fama en la ciudad de picapleitos, aventurero…le gustaban las chicas. Cuando él se marchó a Canadá supe que aparte de mí tenía dos novias más, pero dado que siguió escribiéndome, me olvidé de aquello.
Oliver, estaba claro, mentía mal. Siempre lo consideré un caballero. La morenura de su semblante me indicaba que estaba al aire libre y siempre expuesto a toda inclemencia que llegara a su cara. Sabía también por el tío Celso que eran ricos, habían heredado de su padre el gran patrimonio de la familia.
Pero yo no estaba allí por dinero, yo no necesitaba dinero, ni siquiera matrimonio. ¿Mi espíritu aventurero de novelista, de persona imaginativa? ¿Esas grandes curiosidades que hay a veced en la mente humana?
Me levanté sin hacer comentarios y Amy me siguió.
Casi enseguida apareció una chica uniformada, vestida de negro, y con delantalito y cofia blancos.
–Nancy, es la señorita Mappy y su señorita de confianza, Amy. Condúzcalas a sus cuartos.
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Una Boda En Dos Etapas.
RomanceMappy había viajado para casarse con Denis, su novio de siempre... ¿Por qué, entonces, fue Oliver quien llegó a buscarla al aeropuerto?