Galletas de Chocolate

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Galletas de chocolate

One-Shot

| Degel de Acuario & Kardia de Escorpio |


─¡Mierda! ─se quejó por enésima vez el muchacho, tirando casi todo el contenido del molde sobre la bolsa de basura. Era la madrugada y ya llevaba ocho horas intentando que la masa quedara "perfecta". Kardia no solía cocinar, menos hornear, pero aquella ocasión era especial. El cumpleaños de Degel se acercaba y había escuchado de boca de Albafica que uno de los dulces que le gustaba era precisamente las galletas de chocolate.

Echó el agua fría sobre el tazón y apoyó los codos sobre el filo de la fregadora. Llevó sus manos a su rostro en un gesto cansado.

─¿Ya echaste a perder otra masa?

─Largo ─refunfuñó Kardia, girándose hacia su hermano menor. Milo sonrió con burla mientras cruzaba sus brazos.

─No, me divierte tu rostro malhumorado. Es la primera vez en mucho tiempo que puedo burlarme de un fracaso tuyo.

─Sí Milo, porque en general la mayoría de los fracasos son tuyos o de los gemelos.

─¡Ey, no me metas en el mismo costal que ese par de lunáticos! ─el adolescente saltó a la defensiva y dio media vuelta dispuesto a irse, pero apenas dio un paso cuando giró para ver a Kardia. Su hermano era un hombre muy ocupado desde que salió de la universidad y empezó a trabajar, y el hecho que se esforzara por hacerle un regalo a Degel demostraba el amor que sentía.

─¿Por qué sigues aquí mocoso? ¡Largo! ─gruñó Kardia, lo observó por el rabillo del ojo, esperando que Milo subiera las escaleras y decidiera seguir durmiendo.

─Te ayudaré ─respondió él con la voz decidida─. Si sigues haciendo más desastres nuestro padre te molerá a golpes ─se acercó sin esperar respuesta y le quitó el tazón sucio para empezar a fregar con la esponja amarilla─. Además, Degel me cae bien, no quiero que muera envenenado, quiero escuchar como toca el piano en Navidad.

El mayor no le había quitado la mirada en todo momento, atento a cada movimiento. Milo ya tenía las mejillas algo rojas por la vergüenza y cada movimiento torpe que sólo hacía sonreír a Kardia.

─Gracias ─dijo en voz baja. Milo se detuvo para mirarlo con los ojos agrandados por la sorpresa.

─¿Qué...? ─preguntó incrédulo─. Tú... acabas de...

─No te lo voy a repetir pequeño demonio. Así que confórmate con eso ─agarró la otra esponja y siguió el mismo ejemplo. Kardia lucía despreocupado y más animado, por lo que Milo no quiso hacer hablar de más.

Pero nadie dijo que los dos podrían hacer gran diferencia, y las galletas duras eran una prueba suficiente.

...

Degel llegó dos horas más tarde, alrededor de las ocho de la mañana, consciente que su novio estaría aun durmiendo y quizás su padre lo dejaría pasar. Su relación con Zaphiri siempre había sido cordial, pero cuando la noticia de su noviazgo con Kardia llegó a sus oídos se había vuelto receloso con su trato. En un principio supuso que se debía porque era el último en enterarse, pero aquella vez que se quedaron solos, pudo comprender los miedos del hombre, y debió admitir, para sus adentros, que era algo encantador. Ahora entendía porque su padre le tenía en muy alta estima.

Dio un par de golpes a la puerta, esperando que cualquiera de los miembros de la familia le abrieran la puerta, pero los minutos pasaban y nadie hacia acto de presencia. Frunciendo el ceño, decidió volver a tocar, esta vez, teniendo un efecto positivo.

Galletas de chocolate [DegelxKardia/KardiaxDegel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora