<<Debes caminar cinco cuadras hasta llegar a la calle Nortom y desde allí doblar a la izquierda y seguir caminando otras cuatro cuadras, allí te estaré esperando, no tardes.>> Dice por ultimo Elvira antes de finalizar la llamada.
Maria desconcertada observa su teléfono y suspira con frustración, asumiendo que ese día, como en muchos otros días estresantes para ella, tendrá que dejar su lado ermitaño a un lado y salir de casa a buscar a su hermana, algo tan simple pero para ella tan aburrido.
De las pocas veces que sale, nunca olvida tomar su bolso coral, su perfume de lavanda y sus cuentas perladas en exactamente el mismo orden como un especie de ritual. Por ultimo carga sus llaves, y una vez lista, suspira y cruza la puerta con desanimo y cara de pocos amigos.
Han pasado alrededor de cinco minutos, y mientras camina siguiendo las indicaciones que le dio su hermana, Maria no puede evitar fijarse en sus jeans estropeados y su desteñida chaqueta de mezclilla. << Oh diablos olvide mi gorra... >> pensó mientras palpaba su cabeza con los dedos sintiendo un inusual dolor. Mira a lo lejos y nota que las nubes opacas comienzan a acercarse lentamente así que decide acelerar exageradamente el paso para que la lluvia no la alcance, empujando así a varios peatones que aflojaron su paso quejándose desorientados y confundidos.
Maria sin mas pierde la noción del tiempo. Correr la dejo exhausta y su frustración fue mayor al darse cuenta de que se había salido del camino que Elvira le indico y que ademas, la lluvia termino por empaparla de la cabeza a los pies. Cada vez se convencía mas de que salir de casa fue lo peor que ella pudo haber decidido, y cansada de pensar o quedarse parada en medio de la lluvia, Maria opta por avanzar a la calle mas cercana a la vista, <<Saint Cold>> Lee en voz alta, el letrero luce ridículamente nuevo y reluciente bajo las precipitaciones, ella comienza a caminar confiada y aliviada de la ausencia de personas en el lugar, nada mas que el sonido de la lluvia invade los tímpanos de Maria, y de un momento a otro, el frío y su ropa mojada dejan de importarle.
Sus desgastadas botas chocan encima de los charcos dando sonidos constantes y Maria siente que no avanza jamas. Las casas alrededor son tan similares unas con otras que parecen un patrón detallado y específicamente elaborado, de pronto la lluvia se vuelve floja y termina por desaparecer, la joven queda maravillada por el bello arcoiris que se refleja a cada angulo en el cielo, ella siempre soñó con estar en el punto inicio de esa bella linea de colores, sin embargo desde hace un par de años que ni siquiera se acordaba bien de lo que deseaba, Lo que si recuerda bien es cuando su hermana la ha obligado a salir de casa con cualquier tipo de escusa, sabe que sus intenciones son nobles pero ella se aleja de todas formas haciendo de los esfuerzos de Elvira algo inútil, algo en vano.
Maria se detiene a aun par de metros de una parada de autobús ya que algo capturo su atención. Un niño pequeño de al menos cuatro años estaba sentado en aquella parada con lagrimas en sus mejillas y con la mirada perdida, de la cadera hacia abajo su ropa esta totalmente embarrada y descuidada, pero el resto de su cuerpo se ve en total normalidad, viste de mezclilla junto con un cabello corto y bien peinado, sin embargo su rostro se ve desgarradoramente triste y mas allá de inquietar a Maria, le rompe el corazón. La muchacha corre de inmediato hacia el niño y se sienta a su lado.
<< Pequeño, que haces aquí solo en esta calle solitaria, ¿donde esta tu madre?>> Maria le pregunta con preocupación apenas apoya su mano en el hombro del infante. Los ojos azules del niño chocaron directo con los de Maria, su nariz y mejillas estaban coloradas por el frío adornadas con unas sutiles pecas que contrastaban su pálido rostro, la joven no supo descifrar el sentimiento con el que ese pequeño ser la observaba, pudo ser inocencia, calma, paz, todo se volvió confuso en un segundo hasta que el al fin se dispuso a hablar.
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El niño de Saint Cold
Short StoryMaria decidió tomar camino por la calle Saint Cold para ir a buscar a su hermana. A Maria no le daban ganas de ir a buscar a su hermana ese día. Maria encontró a alguien, pero aquel no era su hermana. Era un niño, menudo y de ojos tristes. El niño...