Estaba en el baño, primera vez en muchos años que solo entraba para relajarme y no para limpiar mi sangre.
Tenía mi pelo morocho muy alborotado y despeinado, mis ojos verdes estaban llenos de lágrimas y mi mano derecha tenía algo de sangre de Paul.
Comencé a calmarme, me lavé la cara y las manos. Sólo quería irme a mi casa. Pensé que Paul no me haría nada, él a veces era bueno conmigo, y por bueno me refiero a que no me dejaba inconsciente.
Sí, lo sé. Era hombre muerto.Entré al curso tratando de librarme de mis pensamientos, pero noté algo diferente.
Había alguien allí, sentada. Tenía el cabello morocho, lacio y muy largo. Sus gigantes ojos café me miraron apenas entré, pero rápidamente ella apartó la vista de mí rápidamente. Parecía avergonzada.
Me había olvidado que los “nuevos" entraban una semana después al colegio.
Pensándolo bien, creí que había pasado mucho más que una semana de clases.
La voz del profesor me sacó de mis pensamientos.
-Siéntete, Ryan. –repitió el profesor. -Y deje de mirar a Melanie...
Vi su cara toda roja de la vergüenza, no quería quedármele mirando. No quería parecerle raro. Es solo que desde la primaria vengo con los mismos compañeros y nunca había entrado alguien nuevo.
Me fui a sentar al primer banco.
-Está ocupado. -me advirtió Axel, un compañero. -Y no querrás ocupar su asiento. –dijo en tono burlesco.
-¿Quién se sienta aquí? -pregunté indiferente.
-Yo. -escuche detrás de mí, aunque no necesité darme vuelta para saber quién era.
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De eso se trata.
Genç KurguJosh tiene 16 años. Su madre muerta y un padre que no conoce. Tiene que empezar las clases con Paul, su acosador. Y su único amigo es Sam, su perro. 16 años, tanto dolor, tanto sufrimiento... tanta mierda. Pero bueno de eso se trata la vida, ¿no?