Mi principe ¡SOLO MIO! «Ford & Tu»

Parte 1

Mi vida era... Diferente

—Tienes que seguir el protocolo -grito Leonard

—Pero ¿Es tan malo solo encorvarse un poco? Vamos como si fuera tan cómodo —resople

—La belleza cuesta cariño —menciono tomándome de los hombros y fonzandome a tomar postura

Si, seguir el protocolo era algo que me daba mucho en que pensar, tantas reglas que seguir pero en estos momentos eran en lo que menos tenía que seguir, una princesa rebelde
Ahora en siglo XXI era común que pasara pero cuando estás forzada es obvio que no te puedes negar

—Hoy nos veremos con la familia real de reino unido —menciono mi padre— quiero que sigas el protocolo a la letra, dependerá de si continúa nuestra alianza

—Si padre —conteste desganada

No era fácil tener la misma postura por horas pero cuando estás acostumbrada desde que naces lo tienes que ver normal y y tienes que aparentar ante la gente esa... Perfección que todos esperan de ti

Era algo agotador cargar con esos vestidos, claro que no eran tan molestos como en el siglo XX o XIX pero de todos modos con tanto protocolo que aprender en menos de unos meses, mi cumpleaños 21 sería en unos días así que tenía que estár comprometida para entonces, el que elijeron para mí era nada más y nada menos que

—¿Stanford Filbrick Pines? ¿No es el...

—¿Heredero de reino unido? Si lo es, necesitamos unirlos en matrimonio para mantener en paz toda esta situación que se puede tornar crítica —dijo mi madre

—¿Cuando nos casamos? —pregunte pensando en extender la fecha

—Dos meses —menciono naturalmente tomando postura

—¿D-Dos meses dijistes?

—Dos meses —repitio fría— mañana lo conocerás para que te pida matrimonio

Ese mañana se convirtió en un hoy y en unas cuantas horas

—Princesa Francesa Juliet Rosalind Dupond —entre al gran salón lleno de personas de la alta sociedad, de ambos países— Principe Británico Stanford Filbrick Pines —Entro del otro lado del salón

Yo mantube la mirada al frente, temía el verle, solo escuchaba de el pero nunca lo había visto y ahora creer que me casaría con el

—Hola —dijo en un prefecto francés

—Hola —conteste nerviosa

—¿Lista? —me ofreció su mano

—Por supuesto —pose mi mano encima de la suya

Comenzamos a bailar el vals, los reyes de ambos países nos miraban sonrientes, esto significaba conveniencia para ambos.
Me sentía volar mientras bailabamos, miraba sus ojos azules, tan profundos y serios que podrían dar temor pero en este momento, no, no sucedía, más bien eran atractivos.
Sus brazos fuertes sostenían mi cintura mientras sabíamos vueltas por todo el salón, termino la música pero no podía dejar de verlo.
Sonreímos como tontos y fuimos a sentarnos en una mesa solo para nosotros dos

—¿Estás cómoda con esto? —pregunto ofreciendome una copa

—No sé cómo sentirme al respecto —sonrei aceptándola

Mire como tomaba una pequeña caja entre sus manos

—¿Es el anillo? —mire como la trataba de esconder

—lo es —sonrio mostrando la caja de terciopelo azul

—¿P-Puedo verlo? —me acerque más para que nadie nos escuchará