En su viejo armario encontró lo que esperaba: sus camisetas lisas, la mayoría de tonos oscuros; pantalones holgados para casa, jeans, un equipo de entrenamiento (el chico ángel no le devolvió el otro) camisas, sacos y tapados caros. Luego de bañarse y quitarse la mitad de la frustración de encima, decidió ponerse una camisa negra, unos jeans del mismo color y zapatos. Se peino el cabello hacia atrás y luego se contempló en el espejo. Sus facciones no eran tan afiladas como recordaba, sus ojos... ya no eran negros, eran de un verde oscuro; su cabello estaba un poco más largo, y su cuerpo no estaba tan alto y marcado como antes. Siempre se había preguntado cómo se vería si su padre no hubiera experimentado con él; ¿Tendría los mismos ojos que su madre? ¿Sería menos cruel? ¿Habría heredado algo de su madre? Esas y cientos de preguntas más habían aparecido en su mente sin encontrar más que teorías. Cuando se había desnudado para bañarse, no sintió el usual dolor en su espalda; fue cuando, al mirarse al espejo, se dio cuenta que en su espalda ya estaban las múltiples marcas sin sanar de los latigazos de su padre. Por supuesto, el Valentine de esta dimensión no era el despiadado cazador de sombras que no necesitaba un hijo sino un soldado. Nunca olvidaba las conversaciones con su padre, él mismo preguntando por su madre y recibiendo como respuesta que se había ido por culpa suya, por ser un monstruo. Creyó sentir un pinchazo de tristeza, ¿por qué? Nunca le había afectado desde que cumplió nueve. Decidió alejar esos recuerdos de su cabeza, no tenía tiempo para pensar en idioteces sentimentales. Parecía el niño ángel. Cuando terminó de arreglarse salió de su habitación y caminó por el pasillo, bajando las escaleras y llegando al comedor luego de cruzar una puerta. Allí ya estaba su padre, el hombre lobo, o bueno, ya no, y algunas criadas terminando de preparar la mesa. Caminó hasta la mesa, con la espalda recta y cabeza en alto, como todo un Morgenstern. Se sentó a la izquierda de su padre, frente a Lucían.
-Te ves bien Jonathan-dijo Lucían-. ¿No es así Val? -Valentine sólo asintió, aprobando su elección. Lucían se dio cuenta de esto y frunció el ceño un segundo-. Que frío.
Antes de que alguien diga algo, las puertas volvieron a abrirse y Jace entró con una deslumbrante sonrisa. Su cabello estaba mojado y algo despeinado, traía ropa que claramente no eran de él: vestía una camisa bordo abrochada y arremangada, una corbata negra medio suelta, un pantalón formal que le quedaba medio holgado y zapatos marrones oscuro. Lucían silbó y luego se rio.
-Wow, Jace, ¿no tenías ropa? -dijo divertido Lucían-. Esa ropa era de Val, ¿Jonathan no te iba a prestar ropa?
-Si, pero no me gustó. No es mi estilo-respondió Jace mientras se sentaba junto a Lucian. Éste rio ante la respuesta del joven. Los próximos diez minutos pasaron tranquilos, con algunas bromas que hacían Lucian y Jace, a veces hablaba Sebastián y Valentine dijo una que otra palabra, hasta que la puerta se volvió a abrir y entró Clary.
-Ángel Raziel-susurro Jace.
-No, es Clary, pero podría ser un ángel-dijo Lucian, quien sonreía a Clary, la cual tenía un leve sonrojo por las penetrantes miradas de los presentes. Traía un vestido largo color plateado con un solo tirante el cual estaba decorado por orquídeas trenzadas; su cabello estaba sujeto en un moño con algunos mechones sueltos, su piel parecía más blanca y sus ojos, a pesar de ser medio oscuros, estaban más vivos que nunca. Se había maquillado un poco, ocultando un poco sus pecas, y sus labios eran de un color durazno. Caminó lentamente hasta la mesa y se sentó junto a Sebastián quien no dejaba de mirarla con aquellos ojos, ahora verdes, destellando lo que, para quienes no lo conocían, admiración, pero para aquel que lo conocía muy bien, no era admiración, sino deseo. Valentine miró fijamente a su hijo de sangre y éste entendiendo lo que su padre quiso decir, a regañadientes, desvió la vista de su hermosa hermana.
-Estás increíble Clary-alabó Lucian-. Eres tan hermosa como Jocelyn.
Al oír el nombre de su madre, la sonrisa de Clary se deformo una milésima de segundo, pero fue suficiente para Jace como para verlo.
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En el Último Minuto
Fanfic*Situada en Ciudad de Cristal* Jace encuentra a Valentine y Sebastián en el bosque Brocelind, pero en medio de su pelea con Sebastian, un demonio aparece y como venganza contra Valentine, los envía a los tres a una dimensión alterna, donde la guerr...