Como era habitual Yoongi se dirigió a su cafetería favorita. Al abrir la puerta se escucharon las campanitas avisando que un nuevo cliente llegó.
Se sentó en su mesa favorita al lado de la ventana y suspiró. Le gustaba el ambiente. Tranquilo lleno de un suave aroma a café y pasteles.
—Buenas tardes, ¿puedo tomar su orden? —pregunta el mesero con una pluma en su mano derecha y una libreta color vainilla en su mano izquierda.
—Quiero una tacita de café —el mesero anota en la hoja— y también un beso tuyo —agrega Yoongi.
—Los besos no están en el menú —responde el mesero—, el café sí, estará listo en un momento —voltea y el cliente observa su espalda, cómo va hacia la cocina y entrega el papelito con la orden.
—Tal vez no estén en el menú pero eso no impide que aún así consiga un beso tuyo, Jimin —dice en voz alta para sí mismo. Jimin, había visto su nombre en el cartel de su camisa.
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