Capítulo 3

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¡Buah! ¡Esa semana! Pensó al pasar la página y encontrarse con esas fotos, las fotos de la semana que todo cambio (entre ellos). Esa había sido una semana mágica, llena de sentimientos, dudas, anhelos... Y todo empezó por la canción de esa semana.

Flashback...

Amaia miraba de refilón a Alfred mientras tomaban tonos con Noemí y Manu. Él estaba abstraído en su mundo interior mientras movía las manos cómo si el mismo tocara el piano, para otras personas, esos movimientos y "tics" podrían distraerles o "descolorarles", pero para ella, que ya empezaba a conocerlo desde hacía un par de semanas le resultaban tan naturales y tan monas en él, eso era parte de su encanto, su "rareza".

Volvieron a practicarla un par de veces, llegando a emocionar a Noemí. Esta actuación podría ser épica para la historia del concurso, pero tenían mucho que sacar, muchas emociones, para conectar con la canción y entre ellos, y eso a Amaia le ponía nerviosa.

Llegó la clase de los Javis y ese acercamiento se produjo, ese contacto, claro que ya se habían abrazado, había habido besos en la mejilla y algún cariñito, todo muy esporádico, pero no de una manera tan especial como en ese momento. Después de analizar la canción, palabra por palabra y ponerle sentido a cada una de ellas, Alfred había dicho claramente que se la dedicaba a ella, Amaia intentó controlarse, moviendo la pierna debajo de la mesa. Ese tic era común en ellos dos.

Su olor, su pequita, sus paletas, su imaginación...cosas de Alfred que volvían loca a Amaia. Cuando ya se habían dicho cosas bonitas el uno del otro, ambos se sentaron abrazados. Al principio se sintió un poco intimidada por el momento, por ese contacto tan cercano, pero a la vez tan dulce, tan cómodo, tan natural. Encajaban tan bien, Alfred era tan dulce con ella y olía tan bien, y eso hizo que fuera relajándose finalmente y dejarse llevar por el momento.

-¿Te parece bien si seguimos practicando un rato más la canción?

Alfred afirmó simplemente con la cabeza. Acababan de salir de la clase de los Javis y aún se sentían en una burbuja, en la que habían entrado en la clase y aún sin ganas de salir de ella. Y practicaron, una y otra vez mientras las muestras de afecto dejaron ser tan esporádicas y más naturales entre ellos como respirar cada día.

Esa noche a mitad de semana, Amaia no dejaba de dar vueltas en la cama, se había desvelado, había tenido un sueño raro, ella y Alfred bailaban juntos mientras la canción de COS sonaba de fondo y ellos acaban volando y cantándola a pleno pulmón. Intentó volver a dormirse, pero no podía. Se levantó con cuidado de no hacer ruido para descubrir que Alfred no estaba en su cama, siguió andando y vio que Nerea tampoco estaba en su cama y sintió cómo el estómago se le revolvía un poco, ¿estarían juntos?, solos.

-Amaia, ¿no tienes sueño?

Una adormilada Nerea salía del baño cuando Amaia andaba hacia la cocina de espaldas a los baños.

-¡Buah, Nerea, qué susto! No, me he desvelado y voy a buscar agua ¿Y tú? -Preguntó un poco recelosa mirando la puerta del baño por si salía alguien más de él.

-Lo siento, yo necesitaba ir al baño, pero me vuelvo a la cama. Estoy muerta.

-Qué descanses. -Sonrió más animada.

-Gracias e igualmente.

Nerea se dio la vuelta y cada una siguió su camino.

¿Dónde estaba Alfred? Se preguntó mientras bebía agua, de pronto la respuesta le llegó a modo de piano y fue en su búsqueda.

Alfred estaba en su mundo tocando el piano y cantando una canción que Amaia no conocía, seguramente estaría componiendo algo nuevo, se quedó mirándolo un rato hasta que este la vio y con una sonrisa le hizo un gesto para que entrara. Amaia se quedó mirándolo tocar apoyada en la cola del piano hasta que acabo y aplaudió con ganas.

Momentos contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora