Sucedió cuando tenía cinco años después de caer del árbol. Jyushimatsu le había estado enseñando a trepar el día anterior, pero desde luego no era tan bueno como él. Admiraba muchísimo a su hermano mayor, al último, porque tenía bastantes para escoger.
Eran sextillizos, al fin y al cabo.
Y lo admiraba precisamente porque se sentía tan lejano de los otros cinco, que ellos sin querer queriendo, terminaban sin prestarle atención alguna.
Pero Jyushimatsu no era igual a ellos. Si se lastimaba iba corriendo a auxiliarlo, a pesar de que por su hiperactividad terminara curándole mal las heridas. Si alguien lo empujaba o le gritaba, Jyushimatsu aparecía delante de él para defenderlo sin miedo ni dudas. Si se olvidaba su almuerzo en la casa, Jyushimatsu regresaba corriendo las cincuenta cuadras necesarias con tal de que él no se quedara sin comer o sino le compartía su propia comida una vez llegado el momento, aunque luego le gruñera el estómago.
Todo era perfecto gracias a Jyushimatsu.
Hasta esa vez.
Había caído del árbol de la plaza en la que estaban jugando y se había lastimado bastante el brazo al caer sobre él, pero tal como le había enseñado su papá, no gritó. Contuvo las lágrimas, por lo menos los primeros dos minutos, hasta que silenciosamente ellas se escaparon de sus ojos y se deslizaron por sus mejillas. Se mordió el labio inferior, pero dejó de hacerlo porque sabía que Jyushimatsu lo regañaría si veía que se había hecho sangrar.
Saber que su hermano pronto estaría con él lo tranquilizaba.
Pero esa serenidad terminó esfumándose, porque Jyushimatsu jamás llegó.
Todomatsu tuvo que levantarse como pudo del suelo pasados veinte minutos pues si seguía en esa posición sabía que quedaría tenso. El dolor era insoportable, aunque no sabía si identificar su procedencia de su brazo o de su pecho por el abandono de su hermano.
De su hermano más querido.
Ingenuo, llegó a pensar que algo le había sucedido y que precisaba su ayuda, y tal como Jyushimatsu había sido su héroe en varias ocasiones, esta vez le tocaba a él.
Fue así como empezó a caminar -renguear- lo más rápido posible, queriendo visualizar al de amarillo, salvarlo de su problema y devolverle un poco de todo ese cariño que le brindaba. Estaba decidido. Tenía que ayudar a Jyushimatsu. Esta vez el héroe sería él. Solo él.
Pero jamás llegó a desenfundar su espada imaginaria y su armadura se rompió en mil pedazos con solo ver donde estaba su hermano.
En los brazos de Karamatsu, disfrutando su canción, disfrutando de su voz, de sus mimos, de su talento, de su amor.
Su corazón se encogió dolorosamente, pero Todomatsu lo entendió.
Lo entendió a la perfección.
Y con la mirada cristalizada y la sonrisa extinta, les dio la espalda y se alejó.
Apartarse sería lo mejor.
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Drabbles improvisados
FanfictionRecopilación de drabbles de Osomatsu-san simplemente improvisados o basados en fanarts. Ninguno de éstos últimos me pertenecen, todos los créditos a sus respectivos creadores. Variedad de temáticas. No prometo nada. Leer bajo su propio riesgo [Multi...