Me sentía inquieto, mi respiración era agitada, mi cuerpo temblaba.
Por más que quisiera no podía conciliar el sueño, presentía algo, no sé qué, pero lo presentía. Me sentía observado, como si me acechaban.
No solamente hoy, toda la semana, me había pasado cada noche en vela, y las pocas noches que podía dormir había tenido esa pesadilla recurrente:
Mientras dormía alguien se acercaba a mi cama, llevaba unos jeans negros y una capucha del mismo color. De su bolsillo trasero sacaba algo así como un puñal, cuando procedía a clavármelo en el pecho, yo desperté, me tire de la cama, rompí a correr, la pijama no me ayudaba mucho, el era ágil, trataba de escapar de él, me movía por todo el apartamento, corría, estaba sofocado, pero el muchacho era muy hábil con las carreras, me estaba alcanzando, yo sudaba, me desesperaba, como pude, abrí la puerta trasera y fui a toda carrera por la escalera contra incendios, bajaba rápido.
Mi desesperación aumentaba, me sentía como si caminara lentamente, por más que moviera mis pies, estos se hacían cada vez más pesados, miraba hacia atrás y lo veía cada vez más cerca de mí, su cuchillo brillaba con el reflejo de la luna, al fin llegue a la calle, comencé a gritar auxilio como loco, eran las 2 am, mi desesperación por salvar mi vida llegaba al punto de la histeria, necesitaba liberarme de este asesino.
Mientras corría me preguntaba, ‹‹ ¿Por qué este hombre quiere matarme? ¿Qué hice para que hoy a las 2 am mi destino marque el final de mi vida?››.
Entonces lo recordé: Fue justamente hacía una semana, que en el periódico para el que trabajo me habían enviado a cubrir las fotografías de una noticia importante: el desfile de La Caridad de la ciudad, estaba fotografiando todo cuando el lente de mi cámara capto algo inusual, el gerente de la empresa organizadora del evento hacia negocios con un hombre misterioso; el ejecutivo le pasaba un maletín de dinero al misterioso hombre, mientras el hombre hablaba por una radio comunicadora; 10 minutos después, comenzaron los disparos, un enfrentamiento entre dos bandas se había abierto paso en plena celebración, cuando de repente sonó un grito ahogado junto con un disparo mayor.
Uno de los accionistas fue muerto en pleno desfile.
Mi cámara había captado todo. Yo aun seguía corriendo, y mi asesino seguía pisándome los talones, para mi desgracia, tropecé, caí a bruces sobre mi pecho, quise huir a gatas, pero, fue imposible; el asesino me tomo de una pierna, yo comencé a gritar, a patalear para tratar de escapar, pero fue en vano, entonces escuche decir al asesino ‹‹Esto es para que aprendas a no meter tu lente en todos los rincones››.
Me apuñalo, el dolor fue impactante e insoportable, luego fueron dos, tres, cuatro puñaladas, hasta que perdí el conocimiento.
Fue ahí cuando por fin desperté. Sudaba, mi respiración era sumamente agitada, estaba en estado de shock cuando sentí una punzada en mi pecho.
Me toque el corazón, me sentí húmedo, encendí la lamparita de noche, miré mi mano que estaba empapada en sangre, al igual que mi camiseta y mi cama.
Sobre mi mesita de noche estaban las fotos que había tomado la tarde anterior y fue entonces que entendí que todo había sido más que un sueño, y que ya era demasiado tarde.