capítulo 17

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La hermana Margaret era muy diferente a la superiora, en ella podía ver una mirada tan dulce como la de la hermana María...
Señorita Ponny, pondré todo mi corazón para poder ser una gran dama.

-Señorita Candice es aquí.-La hermana introdujo una pequeña llave en la cerradura y esta cedió ante tal acción.Mi asombro fue notable pues aquella habitación era inmensa. Podía jurar que era dos veces la habitación que poseía en Lakewood.- Debe pertenecer a una familia muy buena y poderosa para ocupar está habitación... Como responsable del dormitorio de señoritas quisiera pedirle que si tiene algún inconveniente o duda acuda a mí.- dicho esto cerro la puerta dejándome con mis pensamientos.

Jamás en vida creí estar en una habitación tan lujosa, no mas que la de Lakewood.

-Gracias George, gracias tío William.- Exclamé casi en un grito.

El sonido de pequeño golpes en la puerta me sacó de mis fantasías, creí que sería la hermana Margaret pero en su lugar encontré a una chica de cabello castaño con unas grandes gafas circulares.

- Hola, mi nombre es Patricia O'Brien.-Decía mientras me regalaba una sonrisa tímida.

-Mucho gusto, mi nombre es Candice pero puedes llamarme Candy.

- Ese caso tu puedes llamarme Patty. Disculpa que te moleste pero tenia muchas curiosidad de quien seria la que ocuparía la habitación especial.

A mi cabeza llegó una idea, ya que no podía preguntar a ninguna religiosa acerca de ambos Andrew se lo preguntaría a Patty.

-Oye Patty, ¿Sabes cual es el dormitorio de los chicos?

Su rostro se puso algo rojo en inmediatamente se cubrió con ambas manos

-¡Dios mió Candy! ¿¡Por qué quieres saber eso!?

- Necesito ver a mis dos primos.- Su reacción me confundió pues actuó como si le hubiera dicho algun insulto o atrocidad.

Patty caminó hasta el pequeño balcón y abrió ambas puertas de cristal.

- El dormitorio de chicos está justo frente a este, ¿Lo ves?

-¿ De verdad? Entonces esto será más fácil de lo que pensé

- Candy, ¿La madre Gray te comento las reglas?

- Si por supuesto, pero aun así tengo pensado ir.- A decir verdad no escuché ninguna de las reglas que me describió detalladamente después de la historia del colegio... si no estaba enterada de ninguna regla,no cometería ninguna falta .. ¿ O sí?

-¡Candy!.-su voz estaba cargada de miedo y tristeza.- Te mostraré la escuela.

¿De verdad se preocupaba por mi?... Pero solo tenia unos minutos de conocerla.

Miré hacia el edificio que se encontraba frente a mi, tomé un poco de aire y lo solté pesadamente por la boca.

- Está bien vamos.

Con una sonrisa en los labios Patty me tomó del brazo, prácticamente me arrastró fuera de la habitación y el dormitorio como si pensara que me fuera a escapar... A decir verdad parecía poder leer la mente

- Quizá aun no lo sabes.-dijo mientras disminuia la velocidad de sus pasos y soltando mi brazo.-si te encuentran yendo al dormitorio de los chicos te castigaran enfrente de todos en la misa del domingo y finalmente te expulsaran del colegio.

- Entonces tendré que tener mucho cuidado.-dije casi para mi misma e inconscientemente detuve mi andar.

- Candy no te quedes atras.-hizo una pequeña pausa y continuó.- Eres imposible, jamás había conoció una chica como tú, me agradas.-Nos detuvimos en la entrada de un inmenso salón.-Esta es la biblioteca.

-¿Biblioteca? Pero, si ya hay demasiados libros en la habitación.

-Shh, silencio Candy, sígueme vamos al gran salón, ahí podremos hablar.

Bien la rectora se tomaba en serio el torturar a los alumnos. Para mi parecer con los libros de mi habitación seria suficiente para aprender durante más de 10 años.
Un escalofrío recorrió mi espalda al pensar en la cantidad de libros que tendría que leer en tan poco tiempo pero, había una gran razón para hacerlo y esa razón tenia nombre-Anthony.- Aquel hermoso nombre se desvaneció en un suspiro.

-Este es el gran salón Candy. Aquí nos reunimos en la hora del recreo.

En esa habitación enorme se encontraban pequeños grupos de jóvenes y señoritas conversando demasiado bajo que estoy segura que si un alfiler cayera al suelo retumbaria en todo el salón.

- Pero que silencio.- Al parecer todos los reunidos pudieron escuchar mi voz pues molestos dirigieron una fría mirada hasta donde me encontraba.

-Shh Candy, es de mala educación hablar alto.

-¿Qué?, de verdad aquí todos se divierten susurrando.

Mi vista recorrió todo el salón una vez más y se detuvo frente a una de las tantas puertas. Para mi desgracia alguien que conocía perfectamente estaba entrando por ahí.

-¡Eliza!-La ira se hizo presente al verla, ¿Por qué me sucedían estas cosas a mi?

-¡Candy!.- Dijo al tiempo que mi recorría de arriba hacia abajo con una mirada fría y de desprecio.

-Eliza, qué alegría verte.- Intervino Patty.- ¿De verdad conoces a Candy?, si lo hubiera sabido, no habría ido a la habitación especial y te hubiera pedido que me la presentaras.-Concluyó con una gran sonrisa.

-¡LA HABITACIÓN ESPECIAL!- A pesar de su grito tan agudo nadie volteo la vista hasta donde estábamos, quizá era por que siempre se encontraba gritando.

-¿La habitación especial?, dicen que es muy lujosa.-Intervino una de las jóvenes junto a Eliza.

Una sonrisa aterradora se dibujó en los labios de Eliza, sabía que nada bueno sucedería.

-Chicas, permitanme presentarles a Candice Withe Andrew, la dama de establo.-Murmullos y expresiones de horror se escucharon en el fondo y las miradas acusadoras se fijaron en mi.- Eso no es todo chicas, ella fue abandonada por sus padres y hace algún tiempo era la sirvienta de mis padres, pero por lastima fue adoptada por la familia Andrew, y además ella.- lágrimas brotaron de sus ojos como si estuviese en plena obra de teatro.-Ella asesinó a una persona.

-¡Qué!, Eliza como te atreves.

- Si no fuera por ti, Anthony seguiría vivo. Vamos Patty, no te conviene tener amistad con alguien como ella...

El silencio del gran salón desapareció. El sonido de un caballo, Anthony gritando. ..

<<Anthony, si no fuera por mi estarías a mi lado. Eliza tiene razón.>>

Sentí como lados lágrimas corrían por mis mejillas seguido de un calor reconfortante.
Con valor, camine en busca del salón donde debería tomar clases, nadie nunca iba a impedirme cumplir mi meta, ni siquiera Eliza y su crueldad.






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