Parte única

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Louis Tomlinson era un alfa muy atractivo: ojos azules como el cielo, cabello cobrizo que siempre estaba revuelto y de una estatura media. El partido perfecto para cualquiera.

Recientemente se había mudado a un pequeño pueblo en Chesire oriental por órdenes de su padre, para preparar terreno y todo lo necesario para construir un hotel de la cadena familiar.

Holmes Chapel era muy colorido, toda la gente se conocía y era amiga de todos, desde que llegó fue tratado con amabilidad. El pueblo era prácticamente perfecto, la poca agricultura y ganadería se daba bien gracias a las tierras fértiles que tenía y la economía era muy buena dado que los productos consumidos eran producidos ahí mismo en su mayoría.

Fue hasta una semana después que encontró el único defecto en ese maravilloso pueblo.

Solitaria camina la Bikina
Y la gente se pone a murmurar

Lo vio caminar por la calle frente a su casa sin compañía alguna con un paso seguro y la cabeza en alto, haciendo caso omiso a la gente que lo miraba con rechazo. Un omega.

Era muy hermoso a su parecer, quizá la persona más hermosa que hubiera visto en su vida. Sus ojos eran verdes, opacos por un pesar muy grande que lo intrigó, su cabello rizado que le caía a los hombros de un color chocolate profundo. Por el clima frío, llevaba puesto un abrigo negro de cuello alto y unos jeans negros. Se veía demasiado joven para tener esa mirada pesarosa.

Dicen que tiene una pena
Dicen que tiene una pena que la hace llorar

-Te recomiendo que te mantengas alejado de ese muchacho, hijo- le contestó un anciano beta al que le había preguntado por el joven ojiverde.

-Es muy frío y se alejó de todos, dicen que le pasó algo muy malo que lo hizo así - fue otra opinión su recibió de una omega mayor-. Tal vez su hijo es producto de una violación.

-Él llegó al pueblo con otro joven, pero de pronto se dejó de ver y se comenzó a comportar de una forma muy seca- una mesera le había comentado.

Siempre recibía una repuesta similar. Había descubierto que se llamaba Harry y que tenía un hijo de dos años llamado James, que trabajaba en una pequeña panadería que él mismo había puesto y de ahí sacaba para mantener a su hijo.

Que la primera vez que lo había visto fue porque había ido a buscar a James a la guardería. No dejaba que nadie se acercara a su cría.

Altanera, preciosa y orgullosa
No permite que la quieran consolar

Por su belleza, Harry era acosado por demasiados alfas que querían una oportunidad para cortejarlo, pero él siempre los rechazaba. No era el típico omega que se hubiera sentido halagado por tantos pretendientes y a las parejas que veía en la calle, les miraba con resentimiento y, porqué no, melancolía.

Más de una vez le había visto ser acompañado por tiempos corto de alfas que usualmente llevaban una rosa en la mano, pero dicho presente terminaba en la basura hecha pedazos.

Muchos decían que él pertenecía a una familia adinerada pero que por alguna razón había terminado ahí, solo con su hijo.

Pasa luciendo su real majestad
Pasa, camina, los mira sin verlos jamás.

Su andar era elegante y tranquilo, con la cabeza siempre en alto y sin prestar atención a la demás gente que lo miraba, juzgándolo.

El chico no tenía amigos ni familia conocida, así que sólo podía verlo pasar todos los días frente a su departamento cuando iba a la guardería por James y no se atrevía a hablarle.

La Bikina tiene pena y dolor.

Una vez lo vio en un pequeño parque cerca de su departamento, sentado en una banca con la vista fija en un pequeño niño de cabellos oscuros que corría por el pasto persiguiendo una mariposa amarilla, ese era James. Y a pesar de que el rostro del omega tenía una sonrisa, sus ojos estaban tristes y afligidos.

Sin darse cuenta y con sólo observarlo, se había enamorado de ese omega solitario.

La Bikina no conoce el amor
Altanera, preciosa y orgullosa
No permite que la quieran consolar

Armado de valor, decidió acercarse a él, más sólo recibió palabras duras.

-Sé que eres nuevo aquí y supongo que la gente ya te dijo de mí y dejame decirte algo: no. necesito. tu. lástima.

Más no se rindió.

Todos los días le llevaba un tulipán naranja a la panadería, dejándoselo en el mostrador después de que el primero se lo arrojara a la cara con furia. Se lo dejaba dándole una sonrisa y retirándose al momento para no ser agredido.

¿Tulipanes por qué? Porque a eso olía Harry, a tulipanes, cuando este apenas acaba de abrir el capullo.

Poco a poco el rizado dejó de ser tan arisco y, dos meses después de que le diera el primer tulipán, le regaló una sonrisa pequeña, siendo recibido así el primer tulipán en la mano.

La gente comenzó a ver de nuevo al muchacho amable y sonriente que era al principio y sabían que se debía al alfa de ojos azules.

Cuando Louis decidió confesar sus sentimientos, pudo ver el miedo en los ojos verdes de Harry, el cual se alejó y volvió a su actitud fría.

Ahí se dio cuenta de que Harry le temía al amor, o al menos, no creía en él.

-Dicen que alguien ya vino y se fue, dicen que pasa las noches llorando por él - le comentó su amigo reciente, Niall, un omega que había llegado unos meses antes que él con su alfa Zayn-. Dicen que es por eso que rechaza a los alfas, porque uno lo dejó solo con el pequeño.

Volvió a llevarle tulipanes, se llenó de esperanza al ver el brillo en lo ojos de Harry al verlo entrar.

Comenzaron a conocerse más, Harry le confesó que también se había enamorado de él pero que tenía miedo a salir herido y que si llegaban a estar juntos, tenía que aceptar también a su cachorro.

James había fruncido el ceño al ver al alfa muy cerca de su papá y se había sentado en sus piernas, abrazándole por el cuello con posesión.

Con el paso del tiempo padre e hijo se fueron acostumbrando a la presencia de Louis, dando así por iniciada la relación entre Louis y Harry. Y a pesar de que el proyecto del hotel familiar había terminado, se asentó en Holmes Chapel de manera definitiva. Cuando Harry le tuvo la confianza suficiente, le contó su historia.

Harry había nacido en Londres en una familia con dinero, pero en su adolescencia había conocido a un joven alfa con pocos recursos. Sus padres se habían opuesto a esa relación y Harry no estaba dispuesto a dejar al alfa. Su familia desesperada por la necedad del omega, le condicionaron a que si seguía con ese alfa él sería expulsado de la familia y perdería su derecho a herencia.

Harry huyó a Holmes Chapel con su pareja sin importarle su familia o la herencia, donde se embrazó a los 18 y parecía que todo iba a estar bien. Pero un día, su alfa salió y nunca regresó.

Herido y deprimido por la ruptura del lazo que había formado con el alfa, comenzó a trabajar de lo que encontrara para mantener a su hijo, por eso comenzaron los murmullos en la calle ya que según, no había sido lo suficiente para que su alfa se quedara con él ya que varios lo habían visto en otra cuidad con una mujer embarazada. Él y un bebé de seis meses y medio contra el mundo. Por vergüenza no regresó a Londres con su familia y no tenía el dinero para irse del pueblo.

Louis lo entendió y entre los dos criaron a James, que encontró un padre en el alfa de ojos azules. Los años pasaron y Louis marcó a Harry, tuvieron dos hijos que eran sobre protegidos por su hermano mayor.

James se presentó alfa a los 14 y con siete años de edad, se esperaba que Dalia y Mack fueran alfas también. El corazón de Harry fue sanado por Louis.

Y 17 años después de que Harry fuese abandonado con un bebé por su alfa, este regresó queriendo recuperar a su hijo y omega y no se encontró más que una familia feliz y una puerta cerrada con triple candado para él.

Harry al fin conoció el amor.

La Bikina (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora