"Don vergas" cap 4 (parte 1/4)

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Abby, bastante molesta por lo ocurrido, se fue bufando su enojo hasta el cuarto de empleada, en donde habían dos camas, por si algunas decidían quedarse a dormir o trabajar a tiempo completo. Ella caminó hasta el armario y buscó su ropa para alistarse y marcharse de allí; no quería perder más tiempo y ya que faltaba diez minutos para las dos de la tarde, supuso que ya estaba a tiempo para vestirse.

Del otro lado, Erick se mostraba enojado, subió a su habitación retirando su bóxer ya mojado y tomando una toalla, la cual envolvió sobre su cintura. Para empezar a molestar a Abby, empezó a llamarla varias veces, pero no obtenía respuesta de ella, y eso le molestó.
Erick bajó la escalera sosteniendo su toalla y buscándola por doquier, pero no la encontraba.

-Si te fuiste, juro que te denuncio, tonta -espetó molesto. Decidió buscar al último lugar que faltaba y se detuvo sobre la puerta de esa habitación, abrió lentamente y allí la vió a ella en ropa interior. Admiró su cuerpo semi-desnudo; primero miró sus piernas, gruesas, tonificadas, subió lentamente encontrándose con sus glúteos respingado, totalmente blanco como la leche; subió por su espalda y pudo ver su cabello hermoso, totalmente mojado pegado a esa piel. Sin evitarlo tuvo una notable erección, entonces miró a su "amigo" la cúal palpitaba deseoso de esa chica. Aunque Erick reconocía que ella era una vil pobretona, sabía que ella es poseedora de una belleza inigualable, deseaba follarsela, sentirla y demostrarle que tan bueno es él en la cama. Deseaba vengarse de ella seduciéndola y de paso dejarla abandonada. Eso quería el 'don vergas' humillarla, reírse de ella, ver como se enamora una pobretona y de como cae en sus encantos.

Se rió, porque de alguna manera la tendría, la seduciría.

Abby no imaginaba que detrás suyo habían dos ojos observándola, tampoco lo sentía cerca hasta que escuchó la puerta.

-¡Oye tú!.- Escuchó a Erick y se giró cubriéndose por completo con el uniforme.

-¡Marica, vete! -le gritó ella haciendo notable su jerga venezolana.

-¡Wao! -exclamó Erick mirándola sin rodeo, llevó ambas manos a su cintura y sonrió diabólicamente-. Te buscaba para que terminaras de limpiar, pero veo que me esperas de otra manera -murmuró sonriendo picarón.

-¡Mámese un huevo! ¡yo no lo estoy esperando así a usted, déjeme vestir que me tengo que ir! -le gritó alterada envolviendo la toalla en su cuerpo mientras evitaba que él viera más de ella.

Erick carcajeó y caminó más hacía la rebelde muchacha que de sexy lo tenía todo. Le gustó su acento, su manera de expresarse y quería jugar con ella. Erick sintió esa necesidad de probar un poco de su piel blanquecina, de deleitarse alimentando sus deseos de ese aroma tan delicioso que ella siempre desprendía de su piel. Abby se alejó y tomó un cepillo para amenazarlo.

-¡Aléjate de mi Erick! -levantó el cepillo apuntándole.

-Lo único que puedes hacer con ese cepillo, es cepillarme el pene, porque un golpe con el no me dolería.-se burló de ella acercándose más, entonces Abby lanzó su defensa con un golpe que él detuvo al tomar su mano. Ella intentó empujarlo y fue cuando sintió algo bastante duro tentando en su barriga.

-¡Déjame! -lo empujó con toda su fuerza y cuando lo logró, la toalla de Erick había caído al suelo dejando totalmente expuesto a su compañero viril. Las mejillas de la blanca jovencita, se tiñeron de rojo. Su piel se erizó sin desearlo. Desde su cabellera hasta su intimidad se instaló un escalofrío de...¿Placer?, ella no lo sabía, pero ver aquello tan expuesto cambió sus sentidos.

-¡Uff lo siento! Soy demasiado grosero. Erickverga, ella es Abby y tiene una amiguita oculta por ahí que pronto te presentaremos. Abby, él es la Erickverga, mi compañero leal, siempre mantiene la cabeza levantada y nunca me falla, le encantaría conocer tu interior -murmuró Erick con total formalidad. Ella estaba estática, con un rostro confundido; miraba su pene, luego sus ojos, y volvía a lo mismo bastante veces hasta que reaccionó.

-¡Eres un asco! ¡te denunciaré por acoso e intento de violación a la privacidad de tu empleada! .-Se giró impaciente para no seguir viendo aquello.

-Que sutil, no le creerían a una tonta migrante, en este país vale más el dinero que tus tontas y absurdas palabras -espetó tomando su toalla y colocándola en la cintura.

La muchacha enojada se giró y se acercó a él tomando en su mano aquellos testículos y apretándolo lentamente.

-Que sea... La ultima... Vez... Que me insultas... Pedazo de marica -gruñó hasta hacerlo retorcer de dolor cayendo arrodillado ante ella.

-¡Ayy mis... Huevitosss!

Erick agonizó de dolor, mientras que ella sin importancia se vistió delante suyo, demostrando que podía ser peor, entonces tomó su bolso y se detuvo ante él.

-¡Nos vemos mañana, jefecito!

Salió de allí riendo por lo bien que se sentía al reaccionar así. Estaba claro que él con ella no podría realizar sus planes.

Enseñame A Ser Tu Hombre (Libro2) Terminado✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora