Primera Parte

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"Jackson, ¿podrías ir a comprar pan?"

Me dirigí a la despensa que estaba cerca de tu esquina Y cada vez que te veía con un hombre diferente se me partía el alma, no sabía porque.

Divisarte me hacia padecer, te notabas como el típico niño que a perdido a sus padres en el super, y no te conocía pero sabía que te llamabas Dylan, el queridísimo Dylan que era prostituido por su progenitor (según la vecina de 65 años) no quiero creer que eso sea cierto, que despiertes con millones de hombres a tu alrededor porque a simple vista eras hermoso con tu carita de cachorrito. Al pasar por tu lado me di cuenta de los bellos lunares y diminutas pequitas impregnadas por todo tu rostro, eras una galaxia Dylan y estaba dispuesto ver tus constelaciones. Observarte me dio aquella agradable sensación de verano en casa de los abuelos donde las estrellas me subían el ánimo, me daba vida y agradecía el estar vivo, vivo para encontrarte en esa esquina. 


 Orión, eras precioso.

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