Prólogo

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Cientos de años atrás una criatura emergió de la tierra misma. Un ser que tenía el poder de crear montañas y destruir mares: el Juubi. Durante mucho tiempo, las personas solo podían escapar de donde se encontraba al no tener la fuerza suficiente para poder detener la destrucción que dejaba a su paso.

Pero un día, un hombre de aspecto peculiar decidió ponerle un fin al terror que causaba esa bestia. Él fue luego conocido como el Rikudou Sennin, el hombre que poseía la habilidad del ninshu y que pudo dividir el poder del Juubi en nueve contenedores con aspectos de animales que poseían un número de colas distinto, desde el uno hasta el nueve dependiendo su poder, los bijuus.

Muchos buscaron a este hombre y pidieron ser sus discípulos. Pocos eran aceptados, pero muchos insistieron de tal manera que eventualmente fueron entrenados por él. Sus enseñanzas se basaban desde el control de la energía del chakra hasta el punto de usarlo de manera ofensiva, defensiva y médica.

Meses y meses pasaron donde la paz y calma volvió a todos lados. El Rikudou Sennin viajaba, acompañado de personas que se volvían cercanas a él, en busca de nuevos hogares para las bestias que él criaba cada día. Cada una tenia dos nombre, uno que representaba el número de colas que tenían, y el otro uno mas personal.

Su viaje llegó a al punto donde cada uno de los nueve bijuus fueron dejados en un ambiente pensado para su naturaleza de animal. El Sennin sin embargo dejó a uno de sus alumnos con cada una de las bestias, confiando que de alguna manera les pudieran mantener un amor hacia los humanos sin importar las futuras circunstancias en las que se encontrarían.

Después de eso nadie supo de ese hombre, desapareció como si la tierra se lo hubiera tragado, dejando solo a sus estudiantes para que pasaran el conocimiento del ninshu de generación en generación, dandole vida a una adaptación del mismo: el ninjustu. Este nació de los conocimientos del Rikudou y se fue extendiendo hasta ampliarse a tres estilos: ninjustu, genjutsu y taijutsu, seguidamente utilizados en el nuevo arte de ser ninjas.

Y aunque fuera increíble, ese no fue el único de los cambios durante las décadas que pasaron. Los bijuus mostraron afinidad para el ninshu y desarrollaron una habilidad que los nueve compartían, incluso estando tan separados los unos de los otros. Podían adaptar cuerpos humanos, encoger su forma original y dominar los tres nuevos estilos basados en el ninshu.

Los guardianes que tuvieron les ayudaban para no temer ni odiar a la humanidad, pero el poder que demostraban llegaba a incluso aterrar a las personas. Ese temor fue lo que causo que muchos se juntaran y le rogaran protección a la deidad Amida, dios que protege las almas humanas de quienes aspiran llegar al paraíso. En respuesta, Amida les ofreció la mejor solución que pudo considerar, le otorgó a cierto número de personas que mostraban grandes habilidades el don de ser un cambiaformas, luego conocidos como cambiantes.

De esta manera, el número de cambiantes fue incrementando y el temor hacia los bijuus se transformo en otras cosas. Adoración. Similitud. Protección. Una amistad nació, una que prometía paz entre humanos normales, cambiantes y bijuus.

Una paz que habría sido posible si no hubiera pasado eso.

CambiantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora